Día Mundial del Libro: grandes lectores recomiendan sus títulos preferidos
Cervantes y Shakespeare están detrás de la declaración del 23 de abril como fecha internacional para fomentar el hábito de leer; qué títulos eligen Beatriz Sarlo, Pablo De Santis, Burucúa y otros autores
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Este viernes, como cada 23 de abril desde 1988, se celebra el Día Internacional del Libro, conmemoración que tiene como objetivo fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. La fecha coincide -día más, día menos- con la del fallecimiento de autores universales como Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Por segundo año consecutivo, los festejos se llevan a cabo en plena pandemia, con la diferencia de que en 2021 las librerías estarán abiertas para que, por lo menos en la Argentina, se puedan comprar, regalar, recomendar y leer libros. La Fundación El Libro, que organiza la Feria Internacional de Buenos Aires (postergada hasta nuevo aviso por la segunda ola de contagios) invita a los lectores a compartir en redes sociales con el hashtag #MiDíaDelLibro una imagen con su título de cabecera, librería preferida, escritor o escritora favorita o del libro que se está leyendo.
Hoy 23 de abril es el Día Internacional del Libro.
— Feria del Libro (@ferialibro) April 23, 2021
Te invitamos a celebrarlo con nosotros compartiendo una imagen que ilustre cómo lo festejás y usando #MiDíaDelLibro. pic.twitter.com/0fCXBdWgvU
Otra acción por el Día del Libro, más concreta para los bolsillos, es que habrá algunas promociones bancarias para comprar libros con descuentos. El Banco Nación ofrece un 30% de descuento y hasta seis cuotas sin interés, si se abona con tarjetas Nativa Mastercard y Nativa Visa. El tope de reintegro es de 3000 pesos por transacción. Por su parte, el Banco Provincia extiende hasta el 27 de abril una promoción de 10% de ahorro y hasta 3 cuotas sin interés, si se abona la compra con tarjetas Bapro. En este caso, no hay tope de reintegro. El listado de librerías que participan se puede consultar en la página web de la Fundación. Las librerías porteñas tienen desde marzo a través del Banco Ciudad un descuento del 25% y financiación en tres cuotas sin interés para las compras con tarjetas de crédito Visa y Mastercard del Ciudad.
A modo de sugerencias para seguir las pistas de lectores bien entrenados, intelectuales, artistas y autores cuentan cuáles son los libros que más han regalado y releído. A tomar nota antes de salir de ronda por las librerías.
María Teresa Andruetto
Escritora y promotora de la lectura
Uno de los libros que más regalé es El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati. Es una novela que me encanta, que leí cuando era muy joven, y que perdí y volví a comprar. En algún momento de los años 1990, en una librería de usados vi que tenían una pila enorme y yo llevé varios y regalé, y después volví y compré otra tanda, y así. Hay algunos libros a los que siempre vuelvo, son una suerte de aleph para mí. Uno es El mono gramático de Octavio Paz, en una edición de Seix Barral. Es un libro sobre la poesía y la lengua. Otro es un libro muy preciado para mí, que me regaló una amiga: El manjar de los dioses, de Jan Kott, un ensayista polaco; es un libro precioso sobre cuatro tragedias griegas, pero es algo más que un ensayo: es un libro muy bello. Escribir, de Marguerite Duras, donde cuenta su desaforada relación con la escritura. Y por supuesto, la poesía de Circe Maia, sus libros, las fotocopias de poemas, un CD que tengo de ella. En mi biblioteca tengo un sector de “libros especiales”, a los que voy una y otra vez.
Alicia María Zorrilla
Presidenta de la Academia Argentina de Letras
Releo con verdadero placer porque siempre me alumbran nuevos pensamientos todas las obras de Santa Teresa de Jesús, de Miguel de Unamuno, de Jorge Luis Borges y de Jean Guitton; las Poesías Completas, de Ricardo Eufemio Molinari, Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda y Octavio Paz; los magníficos cuentos de Manuel Mujica Lainez y de Julio Cortázar; las novelas de Marco Denevi y de Carlos Fuentes. Disfruto también con Sadhana, de Rabindranath Tagore; La civilización del espectáculo, de Mario Vargas Llosa; El arte de la vida o La posmodernidad y sus descontentos, de Zygmunt Bauman; La era del vacío, de Gilles Lipovetsky. Y, por supuesto, vuelvo repetidamente al Quijote, para quien los libros eran regalo de su alma y entretenimiento de su vida, porque es una obra maestra llena de asombro, de sueños, de símbolos y de sabiduría. Releerla significa corroborar que las palabras son la metáfora del hombre. Regalo lo que leo y, muy especialmente, Aprender a vivir y a pensar, de Guitton, o El arco y la lira, de Paz.
Juan Sasturain
Escritor y director de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno
El libro que más he regalado probablemente sea Nueve cuentos de J. D. Salinger. Y el que más veces he leído y releído, El hacedor, de Borges. El que me quedaría si tuviera que elegir solo uno entre todos los que tengo es Por el camino de Chuang Tzu, de Thomas Merton.
Federico Falco
Escritor y traductor
Durante mucho tiempo, el libro que más regalé fue Léxico familiar, de Natalia Ginzburg, una novela que construye su pequeña saga como un recorrido en torno a esas palabras y expresiones que dentro de una familia toman un sentido nuevo o se cargan de historias y recuerdos y construyen un pequeño vocabulario íntimo que solo los integrantes de la familia pueden entender, utilizar y reconocer. Al principio era un libro bastante difícil de conseguir, así que cada vez que lo veía en una librería de usado, compraba un ejemplar para tener de reserva y regalar cuando se presentara la ocasión. Algo parecido me pasaba con El libro del verano, de Tove Jansson, una novela episódica sobre el tiempo que una abuela y su nieta comparten en una isla en un golfo, en Finlandia. Siempre me pareció un libro hermoso, pero durante mucho tiempo desapareció de las librerías y era inhallable. Hace un par de años lo reeditó Compañía Naviera Ilimitada y desde entonces se convirtió en un clásico para regalar. Eisejuaz, de Sara Gallardo es uno de mis libros favoritos y, también, uno de los que más regalé. En una época aparecía bastante en librería de saldos y usados, en una colección de tapas duras, azules, y cada vez que lo encontraba, compraba uno para tener y regalar a quien todavía no lo hubiera leído o no lo conociera.
José Emilio Burucúa
Docente y ensayista
Es muy fácil contestar: el libro que más releí y releo, a punto tal que lo termino y vuelvo a empezarlo, es el Quijote. Hasta hace poco tiempo, lo hacía en una edición decimonónica, ilustrada, que tenía mi madre y ella había heredado de su abuelo. No podría decir cuál era, pues fue a parar a la Biblioteca Nacional y allí está en la Reserva. Ahora lo leo siempre en la edición fantástica de Cátedra que me regaló Roger Chartier. No dejo de agradecerle y bendecirlo cada vez que, por las mañanas, retomo el capítulo que dejé pendiente la mañana anterior. Leer a Cervantes antes de animarme con el diario es lo que me ayuda a soportar el disparate natural y social que estamos viviendo. El Quijote también ha sido el libro que más regalé, en todas las versiones imaginables, para niños y adolescentes, en traducción inglesa, francesa e italiana, y por supuesto también la monumental de Cátedra, a cada uno de mis dos hijos. Y la Odisea es un texto que siempre retomo, donde sea que me lleva el azar al abrirlo en una viejísima edición de Iberia, y, desde hace diez años, la Historia de Genji en la traducción de Waley. Ese monogatari es, para mí, el grado último y más sublime de la literatura universal. Nunca he leído algo tan arriba, tan cerca de los picos más altos de las montañas. No lo van a creer, pero La condición humana de André Malraux sigue embrujándome como el primer día. He regalado mucho Borges y César Aira, en traducciones francesas y alemanas; he sembrado los escritorios de mis colegas extranjeros con esos dos grandes escritores argentinos. Y también con los poemas de Arnaldo Calveyra, de Hugo Padeletti y del joven, inmenso en su sencillez poética y vital, que es Carlos Battilana.
Beatriz Sarlo
Ensayista y periodista
La lista de los libros más releídos por la autora de Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920-1930 no es breve. Entre ellos se destacan Nadie nada nunca, de su amigo Juan José Saer; El rojo y el negro, de Stendhal; Facundo, de D. F. Sarmiento; Las flores del mal, de Charles Baudelaire; El hacedor, de Borges; El libro de los pasajes, de Walter Benjamin; Mitologías, de Roland Barthes; el tomo I de El capital, de Karl Marx; Literatura y vida nacional, de Antonio Gramsci; Revolución y guerra, de otro amigo de la escritora, Tulio Halperin Donghi; Literatura y sociedad, de Raymond Williams, y “la primera edición” (destaca) de Literatura y realidad política, del gran David Viñas. ¿Cuáles son los libros que más regaló? “Las novelas de Saer son lo que recuerdo haber regalado varias veces -responde-. A ese grande de la literatura quiero buscarle más lectores”.
María Negroni
Escritora y docente
No tengo un libro que más veces leí, que más regalé ni que más me gustó. La literatura es una constelación que se va reconfigurando con el tiempo, un día nos damos cuenta de que los libros que valen la pena parecen escritos por el mismo autor o autora o, quizá más exactamente, que no importa quién los haya escrito porque la literatura no es más que un infinito palimpsesto que no pertenece a nadie o pertenece a todos.
Marta Minujín
Artista
El libro elegido por la creadora de El Partenón de los Libros es La poética del espacio, del francés Gaston Bachelard. “Hay un párrafo de ese libro que dice que el arte intensifica la vida, que me marcó muchísimo y que por eso siento que tengo tanta vida; este Bachelard se ponía a pensar y escribía cosas geniales”, dice. Otros libros preferidos por Minujín son La náusea, de Jean-Paul Sartre; El lobo estepario, de Hermann Hesse y ensayos sobre filosofía socrática.
Tristán Bauer
Ministro de Cultura de la Nación
El libro que más leí en mi vida fue Crimen y castigo de Fiodor Dostoievski. Es difícil explicar por qué uno vuelve siempre a algunos libros. Creo firmemente en lo que decía Borges: lo importante no es leer sino releer. Cuando uno relee, encuentra aristas y sensaciones nuevas. Desde que leí por primera vez Crimen y castigo sentí algo muy particular: la pluma de Dostoievski lograba meterme en San Petersburgo y en la mente perturbada de Raskolnikov, seguir su itinerario, los personajes, la construcción de esa trama tan particular y la manera de narrar el mundo interior de su protagonista. Por todo esto para mí es una de las obras más profundas de la literatura universal. Varias veces he vuelto a la lectura completa y también a fragmentos. Incluso cuando he tenido que escribir algunos guiones he buscado algunas referencias en esa novela. Los libros que más he regalado han sido de Julio Cortázar y de José Martí. Cortázar tiene una doble característica; por un lado, lo admiro como escritor y por otro, como persona. Fue un hombre entrañable que aprendí a querer y lo tengo al lado como referente en forma permanente. Regalé muchas veces Rayuela, Final del juego, Bestiario, Historia de cronopios y de famas. En el caso de Martí, soy un admirador de su poesía y me conmueve el hombre además de su obra. Ese hombre que muere joven luchando por la independencia de su país y que al mismo tiempo produce esa obra monumental. En particular esa poesía que vibra en Nuestra América, como le gustaba decir a él.
María Martoccia
Escritora y traductora
Siempre releo libros que me gustaron para asegurarme de que la literatura sigue interesándome. Madame Bovary, de Gustave Flaubert, debe ser la novela que más veces leí. Y regalé libros de Julian MacLaren-Ross, Elizabeth Taylor, Willa Cather. Depende si son lectores o no; cuando no son lectores asiduos, tiendo a regalar biografías y realismo mágico. Pienso que son un gancho para seguir leyendo.
Nora Iniesta
Artista
Voy a hacer mención del libro elegido más recientemente, La hermana menor, acerca de la escritora Silvina Ocampo, cuya autora es la escritora Mariana Enriquez. Lo recibí de regalo en una Navidad, apenas salido, de manos de mi sobrino mayor, Manuel. Él suele ser muy activo con la lectura y siempre está al tanto de lo actual. Eso me es de gran ayuda, es casi como tener un asesor literario. Fue un libro que me atrapó y cautivó desde su primera página, fue leerlo ágilmente y sin parar. Lo leí, releí, lo regalé, y lo sigo recomendando y regalando. El modo en que está escrito, sin altibajos ni golpes bajos, hilando una conversación con otra, un clima interiorista y humano hace de él un relato sincero, un clima atrapante, único. El último lo regalé hace un mes, a mi hermano mayor. Yo soy la hermana menor.
Gonzalo Heredia
Actor y escritor
El libro que más recuerdo es Noches blancas de Fiodor Dostoievski. Pero no por los personajes (el joven narrador soñador y solitario que constantemente imagina su vejez o la joven Nástenka a la que el protagonista conoce y de la que se enamora); tampoco por ese clima brumoso, gris de las calles de San Petersburgo, ni por la historia de amor que viven, sino porque la novela termina con una pregunta, una pregunta que no pude contestar en ese momento cuando terminé el libro y que vuelve continuamente a mí como una mosca que revolotea en el oído: “¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad no basta a una vida humana?”.
Pablo De Santis
Escritor y académico
Uno de los libros que más veces leí es El americano impasible, de Graham Greene. Una lección de inteligencia y encanto. También El tirador, de Glendon Swarthout, que cuenta el melancólico final de Book, un tirador que, gravemente enfermo, decide hacer de su muerte un gran final. Fue la última película que filmó John Wayne. También leí incansablemente una antología de Giuseppe Ungaretti de la editorial Fabril y el cuento “La muerte del estratega”, de Álvaro Mutis. Detrás de la escenografía bizantina esconde una historia de amor.
Enrique Avogadro
Ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires
Regalo libros que me sorprendieron de mi lista de lecturas recientes. El año pasado fue Prohibido morir aquí de Elizabeth Taylor. Este año quedé fascinado con La teoría de la luz y la materia de Andrew Porter. No suelo releer, salvo por azar y con muchos años de descanso entre lecturas. Hace poco, por ejemplo, volví a Triste, solitario y final de Osvaldo Soriano que había leído por primera vez a los veinte años.
Ventanas a nuestra vida interior, los libros son también la puerta a la comprensión y el respeto.
— UNESCO en español 🏛️#Educación #Ciencia #Cultura (@UNESCO_es) April 20, 2021
¡El 23 de abril celebraremos el Día Mundial del Libro! ¿Te apuntas?https://t.co/7ZZDPCsepu #DíaDelLibro #ComparteCultura pic.twitter.com/H9sZZzbtss
Camila Fabbri
Actriz y escritora
El libro que más regalé (creo que fueron, contadas, seis veces) fue El cielo de los animales, de David James Poissant. Es un libro que reúne quince cuentos largos, y algunos un poco más breves. Hay uno, incluso, que dura solamente una carilla. Me lo regaló una expareja y yo no conocía al autor, fue de esos libros ¨cita a ciegas¨. Quedé totalmente prendada de la escritura de Poissant, incluso viralicé también su segundo libro, Vida de lago, pero en este caso un poco menos debido a la pandemia. Releí varios de los cuentos de El cielo de los animales e incluso elegí otros para trabajar en talleres de narrativa y dramaturgia que dicté los últimos años. Me parece que muchas veces son ese equilibrio perfecto entre trama, estructura y forma. Poissant cuenta historias que recordaré por siempre, como esas canciones clásicas de Radio Aspen, y lo hace con una escritura muy bella. Roza lo poético sin ser encriptado, hace alusiones con mucho ingenio.
Martín Felipe Castagnet
Escritor y traductor
El libro que más presté o regalé es La colina de Watership y lo escribió un autor británico que se llama Richard Adams, sobre unos conejos en busca de una nueva madriguera. Es una novela supuestamente para chicos que los adultos disfrutan tanto o más, quinientas páginas de lenguaje abigarrado, naturaleza violenta y un análisis al hueso sobre lo que significa la lealtad y el liderazgo, tan vapuleado por la autoayuda. No creo en esas separaciones arbitrarias por edad; si alguien le gusta, que lo lea. Regalo Watership Down a los que quiero que sean mis amigos y a mis amigos para que sepan que los quiero. El libro que más releí es la Ilíada, desde que la leí con Enrique Lonné, mi profesor de Lengua de octavo grado. Lo menciono porque la enseñaba con apasionamiento, y creo que esa pasión se contagia; el futuro de la industria del libro en nuestro país también está en manos de los docentes de literatura, no solo en las políticas públicas largamente requeridas. Con él aprendí a ver en Ilíada, como luego con mis profesores de Griego en la facultad, la estructura perfecta, la imagen perfecta, la síntesis perfecta (desde la primera línea) y la compasión perfecta. Homero en Troya está a mitad de camino entre oriente y occidente, la prehistoria y la historia, la oralidad y la escritura, el viaje y la quietud; ahí apunta mi brújula.
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