Desde La Boca: la vuelta al mundo en sesenta años, con Christo y Jeanne-Claude
El sábado se inaugura en Fundación Proa la retrospectiva del artista búlgaro-francés y su mujer, versión ampliada de la que alojó el flamante Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry en Punta del Este
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Tienen los colores que identifican a La Boca: amarillo y azul. Las primeras se instalaron en Estados Unidos y las otras en Japón, al mismo tiempo, el 9 de octubre de 1991. Fueron más de 3000 sombrillas de seis metros de alto y ocho de diámetro las que conformaron el proyecto Umbrellas, que Christo y Jeann-Claude habían comenzado a imaginar en 1984. Y cuya concreción material duró apenas 18 días, hasta que llegó el trágico final: una mujer murió en California, atrapada por uno de esos parasoles gigantes, y dos días después falleció un trabajador que intentaba retirar otro en Ibaraki.
Claro que la parte macabra de la historia no se incluye en el texto de sala de Fundación Proa, donde el sábado próximo se inaugurará la retrospectiva del artista búlgaro-francés y su mujer (nacida en Marruecos en 1935, y fallecida en 2009), versión porteña de la que alojó desde enero último el flamante Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry en Punta del Este.
Organizada por ambas instituciones junto con los representantes del legado, curada por Lorenza Giovanelli e impulsada por el coleccionista argentino Jorge Helft, abarca una producción de seis décadas, con monumentales intervenciones urbanas y de land art –una “etiqueta” que no convencía a la pareja- en varios países. Si bien no está el registro de la envoltura del Arco de Triunfo de 2021, en la que Christo trabajaba cuando murió un año antes, sí pueden verse los bocetos de La Mastaba de Abu Dhabi, proyecto iniciado en 1977 que se convertirá en el último. Y, también, en su única obra de arte público permanente.
Formada por 410.000 barriles de acero de colores, promete ser la escultura contemporánea más grande del mundo. Será construida en el desierto de Liwa por Vladimir Yavachev, sobrino de Christo, que trabajó con ambos durante más de tres décadas y tuvo a su cargo el desafío póstumo de París.
El aire de la capital francesa llega a Buenos Aires gracias a una de las cuatro piezas pertenecientes a la colección de Federico Jorge Klemm que Christo y Jeanne-Claude vendieron para financiar sus proyectos. Una litografía ilustra la propuesta realizada en 1969 de envolver 330 olmos ubicados sobre la avenida Les Champs-Élysées, desde Rond Point hasta el Arco del Triunfo. Finalmente concretarían la idea en 1998 en la ciudad suiza de Riehen, en el parque ubicado alrededor de la Fundación Beyeler, como se puede ver en una de las gigantografías ubicadas en las salas de Proa, que también amplían la escala de obras como la envoltura del Pont Neuf o de las islas envueltas Miami.
“Esto permite acercarse a la dimensión real, porque lo lindo es la monumentalidad de las obras”, explica Pablo Zaefferer, responsable de Montaje de la fundación. Mientras toma con guantes y delicadeza el reverso de algunas obras enmarcadas, que llevan la firma de Christo con marcador y fechas que se remontan hasta más de medio siglo atrás, agrega que otra clave de esta muestra son los videos documentales, que permitirán comprender el complejo (y largo) proceso creativo de los artistas. También, lo que no puede apreciarse en los dibujos ni en las fotos, como los reflejos de la luz sobre los árboles envueltos o el movimiento de las telas al aire libre.
Fue justamente un viento de casi cien kilómetros por hora el que embolsó la Cortina del Valle, una tela naranja de 18.600 metros cuadrados que cruzaba la autopista 325.en Rifle, Colorado. Este proyecto, que había tardado 28 meses en concretarse, se desmoronó en apenas 28 horas.
¿Por qué impulsar esas aventuras quijotescas que no solo demandaban un autofinanciamiento millonario, sino también difíciles negociaciones con funcionarios y consultas con ingenieros y técnicos? “El arte es descubrimiento, innovación, una misión profunda para encontrar la expresión más nueva y contemporánea –dice Christo en el catálogo, citado por Giovanelli-. El arte es, más que cualquier otra cosa en la vida, belleza. El arte crea lo que nadie ha visto antes... Ser un descubridor requiere más que leer libros: uno tiene que sentir el pulso del tiempo.”
A eso se dedicaba cuando conoció en París a Jeanne-Claude. Su futura suegra se contó entre las mujeres que retrataba para ganarse la vida, como había hecho en Viena y Ginebra, además de lavar autos y platos. Mientras tanto, juntaba cajas, baúles, latas, barriles y otros objetos de uso diario descartados, para envolverlos con tela y piolines.
Algunos de ellos integran la muestra, como también una edición del New York Times del 13 de junio de 1985, cuando Christo y Jeann-Claude cumplieron 50 años. Otras tantas ediciones envueltas fueron enviadas a modo de celebración a los amigos de la pareja, incluido Helft. Quiso la casualidad que la tapa de ese día anunciara un “paquete” de medidas del gobierno de Ronald Reagan.
Para agendar:
Christo y Jeanne-Claude en Buenos Aires, desde el 14 de mayo (desde las 12, con entrada gratis el día de la inauguración) hasta el 17 de julio en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929)
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