Desaparecieron 12.000 libros del Zoológico
La biblioteca comenzó a desmantelarse en 1984 y el deterioro fue progresivo; se habrían vendido valiosos ejemplares en el exterior
En medio de graves acusaciones de robo cruzadas entre naturalistas, investigadores, coleccionistas y ex funcionarios, los 12.000 libros y revistas con gran valor histórico, científico y económico de la Biblioteca Pública Domingo F. Sarmiento del Jardín Zoológico porteño están a la deriva -si es que aún están- y sin que un organismo se haga responsable.
El desmantelamiento de la biblioteca comenzó en 1984 por motivos que nadie supo explicar. En distintos traslados -registrados con escasa documentación- se extraviaron incunables, tesis científicas autografiadas, colecciones completas y primeros ejemplares dedicados de puño y letra por Sarmiento, Lucio V. Mansilla o Marcos Sastre, entre otros.
La biblioteca no desapareció, pero ya no es la misma. Desde hace dos años, apenas unos 500 libros y revistas pueden ser consultados allí. Sólo 190 títulos quedaron de aquella biblioteca original de 12.000 ejemplares.
Cuando en 1984 unas 300 cajas con 3002 libros del Zoológico, sin inventariar, llegaron a manos de las autoridades de las bibliotecas municipales, se enviaron al Teatro Los Andes (Leiva 4249), en Chacarita, un lugar usado como depósito.
Comenzó, así, una historia de idas y venidas que, de a poco, devoró el patrimonio bibliográfico. Los préstamos sin control y los traslados parciales sin registro llevaron al cierre definitivo de una importantísima biblioteca pública. Pero, ¿dónde están los libros?
Cinco años después del primer traslado, la Dirección General de Bibliotecas Municipales pidió autorización al por entonces secretario de Cultura, Horacio Salas, para devolver los libros al Zoológico "y cuya devolución reclamaba", según los documentos a los que tuvo acceso LA NACION. A los dos días se enviaron al paseo 221 paquetes, una cantidad menor que la recibida en 1984.
El entonces director general del Jardín Zoológico, Juan Enrique Romero, aseguró a LA NACION que nunca recibió las 221 cajas de Cultura. También recordó que "se trataba de una biblioteca muy vieja, en la que cabían unos 4000 libros". Sin embargo, en una entrevista publicada por LA NACION en 1990, declaró: "La colección tiene un enorme valor histórico y científico. En la actualidad, el público lector dispone de 5000 ejemplares y 3600 revistas. El inventario abarca los volúmenes de la colección particular de Holmberg y las obras completas del naturalista Brehm, de valor incalculable".
Desaparición masiva
La desaparición masiva de los libros se aceleró en 1991 con la llegada de la empresa Zoo Botánico 2000 S.A. Según Romero, la concesionaria recibió un inventario bibliográfico de 300 páginas. "Durante mi gestión no salió ni entró ningún libro", insistió el veterinario, que continuó en el paseo hasta 1993.
Con la decisión tomada por la empresa de transformar la biblioteca en oficinas para los gerentes, Romero impulsó el traslado de los libros al Museo de la Ciudad de Buenos Aires.
Aunque la concesionaria reconoció en su oferta de licitación que la biblioteca era "uno de los tesoros más preciados" de la ciudad y se comprometió a resguardarla, actualizarla y crear un museo-biblioteca, apiló los libros en el piso a la espera del nuevo custodio. Los libros fueron retirados por el Museo de la Ciudad en 1992.
Pero cuando Josefina Delgado asumió, en 1996, como directora general de Bibliotecas Municipales, se encontró en el Teatro Los Andes con cajas apiladas con libros del Zoológico, que dispuso inventariar; una tarea que quedó incompleta. Qué ocurrió en medio de todo eso es un misterio.
En 1998, cuando se hizo cargo de la concesión la mexicana Corporación Interamericana de Entretenimientos-Rock and Pop, el Congreso Nacional envió pedidos de informes sobre el destino de la biblioteca pública. La concesionaria respondió que el traslado al Museo de la Ciudad fue "de conformidad con las autoridades involucradas".
Aunque fue contactado por LA NACION, el director del paseo, Emilio Laugier, prefirió no hacer declaraciones.
"Por casualidad"
El director del Museo de la Ciudad desde 1968, Juan María Peña, aseguró a LA NACION que cuando se concesionó el Zoológico se enteró "por casualidad" de que la empresa necesitaba el espacio de la biblioteca. "Cuando llegamos, los libros estaban apilados en el piso".
Peña reconoció que "seguía los catálogos de esa biblioteca desde 1984", pero no explicó el motivo y aclaró que, en 1991, "reservó" el material útil para el museo "por la vía correspondiente". Once años después afirmó a LA NACION: "Me mandaron la primera remesa y estoy esperando el resto". Sin embargo, se negó a mostrar los libros, "hasta tener todo el material solicitado".
Sin dar detalles, el funcionario admitió que la "remesa" está embalada desde 1994 y sin catalogar "por diversos motivos", que decidió no explicar. Tampoco pudo explicar qué tipo de libros pidió, porque "nunca nos dieron un inventario", justificó extrañamente.
Para explicar las desprolijidades de los traslados, Peña ejemplificó: "Cuando comprás una casa, tenés derecho a hacer lo que quieras con lo que está adentro". Pero el Zoológico es propiedad de la Ciudad.
Un informe de la actuación de la Comisión Investigadora de las Concesiones Municipales, en 1998, da cuenta de que el Museo de la Ciudad informó que posee 319 libros del Zoológico. Pero sus títulos no coincidirían con el inventario del concesionario.
Distintas versiones sobre el destino de los libros indican que parte del material de la biblioteca fue sacado del país por librerías especializadas y vendido en el exterior por cifras millonarias.
Mientras, en un teatro abandonado, la humedad y la desidia terminan de aniquilar lo que queda de una de las más importantes bibliotecas científicas.
Valor difícil de calcular
La Biblioteca Pública Domingo Faustino Sarmiento fue creada a fines del siglo XIX por el primer director del Jardín Zoológico Municipal (1888-1903), el naturalista Eduardo Ladislao Holmberg.
Ubicada en el primer piso del edificio de la Administración, fue el punto de reunión de científicos como Florentino Ameghino, Enrique Arribalzaga, Carlos Spegazzini, Enrique Kerner, Juan Ambrosetti y G. Bondenbender, entre otros.
Su nombre, elegido en honor al fundador del paseo, fue establecido por decreto en 1946, bajo la dirección de Mario Perón, hermano del entonces presidente de la Nación. Si bien el 1° de septiembre de ese año fue habilitada al público, hay registros que indican que estudiantes, investigadores e historiadores la visitaban desde 1938.
Por entonces, la biblioteca contaba con 8000 volúmenes y dos secciones, una científica y otra infantil. En 1961, ya ofrecía 11.000 títulos a estudiantes universitarios e investigadores. A lo largo de los años, las estanterías de casi cuatro metros de alto reunían material de alto valor histórico y científico. Algunas obras son las siguientes:
- La "Enciclopedia razonada de ciencias, artes y oficios", de Diderot y D´Alembert (1778).
- El archivo del deán Funes.
- La colección privada de Estanislao Zeballos, fundador de la Sociedad Científica Argentina a los 18 años.
- La primera edición del "Kosmos" (1845-1862), de Alexander všn Humboldt, editada en papel manteca y dedicada de puño y letra a Holmberg.
- La tesis autografiada que en 1901 convirtió al ingeniero Angel Gallardo en doctor en Ciencias Naturales.
- Los escritos del perito Moreno sobre la demarcación de límites con Chile.
- Colecciones de publicaciones y fotografías de la Sociedad Zoológica de Londres entre 1827 y 1946.
Fuentes de la Secretaría de Cultura porteña consultadas por LA NACION dudaban de la existencia de un inventario general del patrimonio de la biblioteca del Zoológico.