Según el análisis de la herramienta digital, dos novelas fueron escritas por un “fantasma”, que coincide con el estilo del editor de la autora escandinava
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El género noir escandinavo tiene una nueva detective: la inteligencia artificial. La escritora Camilla Läckberg, considerada la Agatha Christie de Suecia por su prolífica producción de thrillers (además de libros para niños y de cocina), fue acusada de contar con la ayuda de un “escritor fantasma” para, al menos, dos novelas que llevan su firma: Una jaula de oro y Alas de plata.
El periodista Lapo Lappin, de la revista digital Kvartal, analizó novelas de Läckberg con varios programas de IA. Uno de ellos, caracterizado como “estilográfico”, cuenta las palabras más comunes en un texto, las procesa por medio de estadísticas y luego compila los resultados en un diagrama que señala recurrencias y “desvíos”.
Según Lappin, las dos novelas mencionadas habrían sido escritas con Pascal Engman, autor de thrillers como Tierra del Fuego y Los que odian a las mujeres, protagonizados por la detective Vanessa Frank (y elogiados por Läckberg). Engman se desempeñó como editor de la escritora en el sello Forum.
No es la primera vez que Läckberg es acusada de utilizar la ayuda de ghostwriters para sus novelas. El periodista sueco usó también una herramienta de lingüística forense, JGAAP, el mismo programa de inteligencia artificial que en 2013 reveló que la creadora de Harry Potter, J. K. Rowling, era la autora de la novela policial El canto del cuco, firmada con el seudónimo de Robert Galbraith.
Este programa determinó una gran similitud entre el estilo de esas dos novelas de Läckberg y las de Engman. “La conclusión general del análisis de los datos favorece claramente la teoría del escritor fantasma”, sostiene el periodista de Kvartal.
En entrevistas, la escritora (que ha coescrito novelas con el mentalista Henrik Fexeus) declaró que Engman era su editor y su amigo. Semanas atrás, también se defendió en Instagram.
“Según el análisis de IA de algunos periódicos, algunos de mis libros son del estilo de Pascal Engman más que del mío -posteó Läckberg en la red social-. Lo que muestra uno de los factores limitantes que tiene la IA. El factor humano. Cambiar la forma de escribir es difícil. Muy difícil. Y sabía que necesitaba hacer hablar a Faye de una manera diferente de mis otros detectives. Más corto, más rápido, más descarnado. Así que contraté a mi amigo y colega Pascal para que me ayudara como editor porque es uno de los mejores que conozco, con un estilo rápido e impulsado por la acción. No era nada nuevo para nosotros ayudarnos; al principio de su carrera como escritor me pidió que hiciera comentarios sobre un guion suyo. Así que practiqué, escribí, reescribí, fui abofeteada en mis dedos por Pascal cuando volví a caer en mi escritura habitual. Y cuando terminé, hizo lo que hacen los editores, tocó y pinchó mi texto. Todos los escritores trabajan con editores. Ellos son los que hacen florecer todo nuestro potencial. Muchas veces he elogiado abierta y públicamente a Pascal por ayudarme a escribir de una manera nueva para mí. No es un secreto. Y aparentemente he tenido éxito”.
Se permitió hacer una broma: “También quiero aprovechar para denunciar un rumor que escuché hace varios años de que sería hermafrodita. No soy hermafrodita”. [Actualmente, se usa la palabra intersexual.]
Y luego prosiguió: “En todas las profesiones creativas, puedes ser influenciado e inspirado por el trabajo de los demás. A veces sucede estratégicamente (’ahora voy a tratar de escribir como Stephen King o actuar como Udo Kier’), a veces más inconscientemente (’oh, mi nueva canción suena mucho como Elbow’). Pero no es único ni extraño. Al contrario, así es como funciona el poder creativo. La decisión de aprender un nuevo estilo, después de tantos años, no es una debilidad sino una elección increíblemente humilde y solo testifica un anhelo constante de desarrollarse. Pero como de costumbre, hay quienes tienen que hacer la interpretación más negativa de todo. Terriblemente aburrido. Espero lanzar un libro donde la IA diga que escribo como Camilla Läckberg”.
Engman también negó rotundamente la acusación. “Cualquiera que haya publicado un libro sabe que el trabajo del editor es trabajar con el texto del autor de diversas maneras -declaró a Kvartal-. En aras de la claridad, refuto rotundamente lo que usted insinúa”. Al parecer, la alta demanda (y la alta rotación) del noir escandinavo despierta sospechas entre algunos lectores.
En su novela Spökskrivare (Escritor fantasma), de 2021, el escritor sueco Håkan Lindgren narra la historia de una “reina del crimen” de ficción, Milli Månsson, que delega la escritura de sus éxitos en otra persona. Esa novela se interpretó como una acusación velada de las costumbres de Läckberg para sostener una producción tan vasta.
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