De su madre aprendió a coser y a cocinar, habilidades que volcó en su obra. Su primera muestra-Cochon sur canapé, en el Museo Castagnino de Rosario (1992)- fue una invitación a comer pollos y lechones asados sobre una cama de agua, en una sala llena de animales momificados y envasados al vacío.
En casa la reunión social giraba siempre en torno a la comida. Una vez al año hacíamos la porchetta. Es un chancho muy grande, deshuesado y relleno
Desde entonces, Nicola Costantino realiza performances gastronómicas inspiradas en una tradición familiar proveniente de Abruzzo, en Italia. "En casa la reunión social giraba siempre en torno a la comida -recuerda la artista rosarina, que representó al país en la Bienal de Venecia-. Una vez al año hacíamos la porchetta. Es un chancho muy grande, deshuesado y relleno con carne, hierbas aromáticas, frutos secos... Unos 30 kilos de carne que horneábamos en la panadería porque no entraban en nuestro horno".
En 2008, un año después de que el chef catalán Ferran Adrià participara de la documenta de Kassel, presentó un banquete en Ruth Benzacar que terminó con la imagen de su propio cuerpo desnudo, servido en bandeja. Una década más tarde ofreció otro festín en el Centro Cultural Kirchner, para los invitados internacionales convocados por la Art Basel Cities Week; incluyó sus célebres tortas de colores, que también preparó en arteBA y en talleres con habitantes de la villa 31.
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