Delia Cancela: “Soy una feminista que ama a los hombres”
“Te voy a mostrar lo que creo que es el amor”, dice Delia Cancela mientras me mira a los ojos y me toma las manos con ternura. “Esto es el amor”, susurra la artista que encarnó como pocos junto a Pablo Mesejeán, su gran compañero de vida, el “flower power” de los años sesenta en la Argentina.
Esta pareja pionera en el cruce entre arte y moda construyó una carrera internacional que encontró impulso en el Instituto Torcuato Di Tella, pasó por Nueva York, Londres y París, y llegó a la creación de una marca propia -Pablo & Delia- que hoy integra la colección del prestigioso Victoria and Albert Museum.
Aunque Cancela no se identifica para nada con la "reina de corazones", ese personaje tirano creado por Lewis Carroll que ordena cortar cabezas en Alicia en el país de las maravillas, así se titula la gran exposición antológica que abarcará más de cinco décadas de producción desde el sábado próximo en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
"Yo soy Alicia. Es mi libro de cabecera", aclara esta mujer que esquiva las categorizaciones -ni siquiera se considera artista pop, aunque su obra haya integrado en los últimos años grandes exposiciones internacionales dedicadas al movimiento- y que dedicó una gran cantidad de obras al símbolo universal del amor como "representación de lo femenino".
"Soy muy joven todavía para sentir que estoy legando algo. Lo único que espero es que la gente disfrute la muestra", agrega a los 78 años, días después de haber recibido el Premio Trayectoria del Salón Nacional de Artes Visuales.
"La vida está llena de cosas buenas y malas, tristes y maravillosas. Puedo dar gracias de que estoy aquí, es una pena que Pablo no esté. Estaríamos peleándonos, riéndonos... ", dice emocionada, aunque no pueda llorar. Las lágrimas dejaron de caer poco antes de perder casi toda su obra en un incendio, en 2001, poco después de haber regresado a un país que también se desmoronaba.
"Empezó a pasarme poco antes del incendio, no se sabe por qué. Siento todo pero no puedo llorar, no sale nada –explica–. Creo que tiene que ver mucho con la mujer. En un momento una tiene que sostener cosas, que quizás los hombres no sostienen. Y no estoy en contra del hombre, eh. Soy una feminista que ama a los hombres.
-Pero siempre decís que no sos feminista...
-Digo que no soy porque no me gustan las categorías, pero por supuesto soy feminista de la primera hora. A los veinte años estaba haciendo obras que hablaban sobre los mandatos de la sociedad sobre la mujer. Y viví el feminismo en Londres, en Nueva York y París.
-¿Qué pensás del feminismo cuando se plantea como una guerra contra el hombre? Porque te veo parada en otro lugar.
-Para mí no puede haber contras, somos seres humanos. Tenemos diferencias, pero es lo mismo que la moda y el arte: así como no puedo poner un lenguaje por encima del otro, no puedo ponerme en contra del hombre.
-¿Qué fue Pablo para vos?
-Un gran amigo. Después de separados vivimos juntos hasta 1980, con otro gran amigo. Tenía muchos amigos hombres, éramos una familia.
-¿Hubo competencia entre ustedes? ¿Celos?
-¡Uf! (Mira hacia arriba)
-El amor abarca también eso, ¿no?
-¡Por supuesto!
-¿Por qué se separaron?
-Porque era un gran amigo. En realidad no nos separamos nunca, sólo como pareja. Había mucha competencia. Ahí te podés dar cuenta de la diferencia entre el hombre y la mujer: las mujeres somos competitivas pero una mujer acepta que el hombre brille; el hombre no acepta que la mujer brille. Es difícil eso, hay cosas que hay que cambiar.
-¿Qué otras cosas hay que cambiar?
-Ahí ya no me meto, no me importa.
-Después apareció el papá de Celeste. En una entrevista del catálogo con Fernando García contás que perdiste tu timidez cuando te quedaste sola con Celeste. Me interesa saber cómo hacés para salir de situaciones muy difíciles.
-A mí también (ríe). Celeste nació el 26 de febrero de 1986 y Pablo falleció el 26 de marzo de ese año. Él no la pudo conocer. A los pocos meses me separé del papá de Celeste, que es holandés.Yo estaba en París y la familia se había destruido. Me quedé sola con un bebé en brazos. Tenía que seguir adelante, a pesar del duelo. Tenía que trabajar, mantener a mi hija, darle amor, educarla... Esto también tiene que ver con la mujer: cuando tenés que sostener, sostenés. Te ponés de piedra. El hombre no hace eso.
-También en el catálogo cuenta Leticia Obeid que en el incendio se quemó una muñeca a la que le habías escrito en la nuca una frase de Björk, que decía "El amor es más importante que el arte". ¿Por qué te gusta tanto esa frase?
-Me parece que lo importante es lo humano, es el amor. Si no, no podemos vivir.
-En la entrevista con Leticia Obeid también te definís como una "optimista desesperada". ¿Cómo reaccionaste al incendio?
-Es muy extraño lo que me pasó. Me enteré por la televisión, muy tarde, haciendo zapping. Vi que se estaba incendiando un depósito, pero no sabía que era el lugar donde estaba mi obra. Empecé a averiguar, llamé a la policía y a los bomberos. Fui con una amiga y llegamos a la madrugada. Ya no se podía entrar, estaba todo destruido. Y dije: "Bueno". Aceptación total de algo tremendo. Mi amiga me dijo: "¡Estás loca! ¿Qué estás diciendo?" El shock fue tan grande que después empecé a reaccionar, a darme cuenta de lo que estaba pasando. Ahí empecé a enfermarme. Y nunca me recuperé.
En ese momento aparece una empleada del Moderno para mostrar cómo le queda un vestido celeste que vestirá durante la inauguración, similar a los que Cancela diseñó con Mesejeán para el señalamiento que realizaron el 1967 en el Di Tella.
"¿Te gusta? Eso es muy importante", le pregunta la artista, que presentará también otro vestido en homenaje a mujeres que admira como Agnès Varda, Leonora Carrington y Virginia Woolf. "Uno de los titulos que me gustaban para la muestra era Un cuarto propio –dice, en referencia al libro de Woolf–, porque me parece que eso resume totalmente el rol de la mujer."
-Volviendo al tema del feminismo... ¿Qué opinás sobre el debate actual sobre los cupos en los museos?
-Es totalmente necesario. Me parece fantástico que en el Premio Trayectoria del Salón Nacional se haya reconocido a cuatro mujeres y cuatro hombres. Aunque en la Argentina se ha dado bastante lugar a la mujer. En los años 60, éramos varias mujeres.
-En el catálogo decís que te gusta Alicia en el país de las maravillas porque la protagonista se pregunta mucho por qué. ¿Qué más te atrae de ese personaje?
-Me sentí muy identificada desde chica, porque vive lo que yo viví. Preguntarte por qué, qué camino tenés que tomar... Cuando toma ese alucinógeno muestra como podés crecer, achicarte... Es la vida.
Para agendar
Delia Cancela. Reina de corazones 1962-2018 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Avenida San Juan 350) desde el sábado 24 de noviembre a las 11.30
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