Del otro lado del mostrador: nuevas librerías porteñas atendidas por expertos
Te Llamaré Viernes, Verne Libros y Naesqui tienen por detrás a editores literarios, periodistas y gestores culturales; el desafío de fidelizar clientes y vender libros en medio de la crisis
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Son editoras, comunicadoras y ahora, también, libreras. Paola Lucantis y Paulina Cossi, exintegrantes del plantel de la filial local de editorial Planeta, que cuentan con gran experiencia y trayectoria en el rubro editorial, inauguraron hace dos meses Te Llamaré Viernes, una librería en Belgrano, a pasos del Barrio Chino, que apuesta al maridaje entre vinos y literatura.
Pero no son las únicas expertas que pasaron del otro lado del mostrador: el periodista cultural Maximiliano Tomas acaba de abrir Verne Libros, en Villa Crespo, y otro ex Planeta, Ignacio Iraola, que fue director editorial entre 2005 y 2022, avanza a toda marcha con un proyecto más ambicioso: Naesqui, un espacio cultural en Villa Ortúzar, que incluirá una tienda de libros, un café, salas para presentaciones y talleres, entre otras propuestas que también incluye la idea de sacar los libros a la vereda y “copar” la plaza 25 de agosto, ubicada enfrente, con lecturas, música y encuentros.
Mientras Te Llamaré Viernes y Verne Libros ya funcionan a pleno conquistando a los vecinos de sus respectivos barrios y los visitantes ocasionales atraídos por la oferta gastronómica y cultural de cada zona, Naesqui todavía está en desarrollo: Iraola y su socio, el abogado Pablo Slonimsqui, compraron la casona de la esquina de Charlone y 14 de julio, que están remodelando con el estudio de arquitectura Bruto, para que funcione allí un bar y sumarle una terraza para disfrutar en primavera y verano. “Si bien podríamos inaugurar en diciembre, estamos apuntando a febrero o marzo. Va a ser mucho más que una librería”, dijo Iraola a LA NACION.
En la cuenta de Instagram, donde aparece la aclaración “Próximamente” en el logo, muestran los avances de la obra. Naesqui, nombre formado por la palabra esquina al revés y, también, por la primera sílaba de “Nacho”, apodo con el que el ambiente literario conoce al exdirector de Planeta (trabaja en la industria editorial hace 32 años) y el final del apellido del abogado y también autor, apuesta a la potencialidad del barrio. “Es impresionante cómo cambió la zona a partir de la pandemia -cuenta Iraola-. Además de los vecinos que descubrieron Villa Ortúzar, hay una especie de polo cultural con editoriales, librerías amigas, salas que organizan muchísimas actividades”.
En los tres casos, cuando se les pregunta por qué decidieron lanzarse a la aventura de vender libros en este contexto económico crítico, las respuestas son coincidentes: en un país inestable como la Argentina, con crisis cíclicas, nunca hay “un” momento ideal para encarar un proyecto.
“En nuestro caso -asegura Slonimsqui- surge de una idea de Nacho, que yo compré enseguida, y tiene que ver con nuestro profundo amor por los libros: la importancia que tuvieron los libros en nuestras vidas, desde lugares completamente distintos”.
El desafío, como en cualquier negocio, es conseguir y fidelizar clientes. Y en eso andan estos nuevos libreros que tienen el plus de ser expertos: conocen la industria editorial desde todos los ángulos y etapas del proceso.
Catas literarias
Para abrir Te Llamaré Viernes, Cossi y Lucantis eligieron un local (después de visitar varios) de una zona del bajo Belgrano donde no había librerías. “Hay muchas opciones gastronómicas y muchas oficinas, pero nada parecido a lo nuestro. En dos meses notamos que la gente se acerca, entra, pregunta, pide actividades y asesoramiento y se va con libros y vinos”, contó Cossi. El maridaje entre vinos y literatura es el foco de esta propuesta. “La cata literaria es nuestro hit. Abrimos el cupo y se completa en dos horas –dice Lucantis–. Participan enólogos y sommeliers y nosotras proponemos un juego con autores, historias y géneros”.
Así como hicieron una curaduría de títulos para seleccionar qué exhiben en la vidriera y las estanterías (tienen de todo, incluido best sellers y catálogos de sellos independientes), los vinos que ofrecen también son “elegidos”. “No están en plataformas comerciales y en estos dos meses fuimos ampliando la oferta”, agregó Lucantis. Los precios van desde 3 mil pesos la botella a 13 mil; más o menos, la misma escala de valores de los libros.
Te Llamaré Viernes (título “prestado” de una novela de Almudena Grandes, de quien Lucantis fue editora en Tusquets, en la que la escritora española rinde homenaje a Daniel Dafoe y Robinson Crusoe) inauguró a principios de junio con un brindis, como no podía ser de otra manera, al que asistieron escritores, editores, libreros, periodistas y gestores culturales.
Desde entonces, además de sumar clientes de todas las edades (tienen pequeños lectores que ya son habitués y se tiran a leer en el sector dedicado a la infancia, además de muchos jóvenes y mujeres), organizaron presentaciones, charlas, talleres y un ciclo de poesía con la participación de Ivonne Bordelois y Santiago Loza, entre otros, que tiene lugar los segundos viernes de septiembre, octubre y noviembre.
Entre las próximas actividades (algunas gratuitas; otras aranceladas; se anuncian por Instagram) ya confirmaron para el jueves 24 una cata con Chai Editora y Bodega Urqo, “dos proyectos con búsquedas de sencillez y placeres”, y la presentación del nuevo número de la revista literaria El gran cuaderno, el viernes 25. “En septiembre vamos hacer lecturas, con Mariana Travacio (martes 12) y Liliana Viola que leerá textos de Aurora Venturini (viernes 22). Queremos que sea un espacio donde pasen distintas cosas todo el tiempo”, completa Lucantis.
Con una suerte de prueba en los últimos veranos en el Viejo Hotel Ostende, Te Llamaré Viernes tiene en su local de La Pampa 1569 dos valiosos tesoros para sus fundadoras: una reproducción de un afiche de la primera visita de Grandes a Buenos Aires el 7 de julio de 1993 y un libro destacado sobre una mesa redonda al lado de un sillón para que clientes y visitas puedan sentarse a leer más allá de si luego compran un libro o un vino. La tarde de la visita de LA NACION en el rincón de los favoritos estaba Una inmodesta desproporción, de Luis Chitarroni.
Un catálogo de autor
Verne abrió al público hace una semana, después de cuatro meses de obra, en Juan Ramírez de Velazco 1427, una zona de “ChacaCrespo” con restaurantes exitosos como Anchoíta y galerías de arte como Ruth Benzacar. “Maxi” Tomas y su socia, Guillermina Wiegers, eligieron el nombre de la librería después de una intensa tormenta de ideas que duró varios meses e incluyó bromas como la de ponerle “Pescadito” (en alusión al famoso restó vecino de Enrique Piñeyro que tiene enfrente un bar también llamado Anchoíta).
En su cuenta de Instagram, definen la propuesta como una librería “de autor”. “El concepto es el mismo que el de una galería de arte. Es una librería curada como una galería: en lugar de cuadros, libros. Yo exhibo o muestro solo lo que me gusta, lo que leí, lo que me gustaría volver a leer”, explica Tomas.
Decorado con objetos que remiten al universo Verne y con las novelas del autor de La vuelta al mundo en 80 días y Viaje al centro de la Tierra, entre otros títulos, exhibidas en las estanterías, en el local se destaca un mural pintado por el estudio de diseño Luc.at con un globo aerostático y otros elementos de las ficciones de Verne que sirve de postal de fondo para las presentaciones y charlas.
“No hay un solo título que no hayamos elegido a ‘dedo’. Del universo de novedades, que es inagotable, seleccionamos a partir de un eje centrado en literatura argentina y extranjera, ensayo, poesía y no ficción. Esto no quiere decir que no vamos a vender algunos libros de perfil más comercial, pero no todo porque el espacio es finito”, agrega Tomas.
Su socia, que es ingeniera y trabajó cerca de veinte años en la industria petrolera, fue alumna en uno de los talleres literarios que dicta el periodista. En una charla sobre años sabáticos y “sueños del pibe”, ella le contó que planeaba abrir una librería. “Verne nace de ese encuentro y de una misma pasión: la lectura y la escritura”, confirman ambos.
La primera actividad, que sirvió para dar a conocer el espacio, contó con María Negroni y el editor Manuel Borrás, del sello Pre-textos, que publicó su libro Arte y fuga. Entre el púbico había autores, editores, colegas, que aprovecharon para espiar en los estantes. También, en la mesa de “favoritos” de los flamantes libreros, donde conviven El mal menor, de C.E. Feiling; Los enamorados, de Alfred Hayes; The Buenos Aires Affair, de Manuel Puig; y Las islas, de Carlos Gamerro, entre otros títulos. También hay un sector especial dedicado a la literatura infantil y otro a usados seleccionados: allí se pueden encontrar joyas como París, de Mario Levrero, y El gaucho insufrible, de Roberto Bolaño.
Entre los proyectos cercanos está dictar talleres y organizar entrevistas públicas una vez por mes, en un ciclo coordinado por Tomas que empezará con Margarita García Robayo y Ariana Harwicz. Una aventura, un desafío, que recién empieza a rodar.
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