Del niño sustantivo al hombre verbo
Experto en lenguas clásicas, Oscar Conde logra una entonación autobiográfica en un juego con el saber técnico de la gramática
En suDiario, Gombrowicz se refería a su obra Cosmos como "una novela sobre la formación de la realidad". Señalaba que se trataba de una novela policial, porque al fin y al cabo una novela policial es "un intento de organizar el caos". Esta idea de fijar un orden dentro del caos es la que preside el cosmos gramatical, que, como apunta Oscar Conde en el posfacio de su libroGramática personal, no es otra cosa que "un modo de organizar el mundo". Un modo, no el modo. Uno de esos tantos otros modos es la poesía, que no sólo puede leerse como un intento de organizar el caos sino también como un intento de caotizar el orden lingüístico. Dentro de sus infinitas y al mismo tiempo imposibles definiciones, la poesía se deja pensar a partir de ese doble movimiento que implica a la vez la instauración de un orden en el caos y de un caos en el orden. No se trata de homologar los registros, sino de que al renunciar a su pretensión de universalidad y normatividad, al tornarse personal, ese arte de hablar y de escribir correctamente una lengua, que por definición llamamos "gramática", termina por devenir lenguaje privado, o sea, poesía. Cuando la gramática se vuelve personal, elgrammatikós se vuelve poeta, alguien capaz de poner al lenguaje en estado de emergencia. Mientras la disciplina gramatical trata de encerrar al lenguaje en celdas, de purgarlo de su ambigüedad constitutiva, al poeta su gramática personal se lo lleva puesto (aunque él crea que se lleva puesto al lenguaje). La cuestión de fondo en este libro se juega ya desde su título: en el adjetivo "personal" que califica el término "gramática".
La gramática personal de Conde puede leerse, en parte, como una intervención poética sobre su experiencia como profesor de lenguas clásicas a lo largo de treinta años. La gramática como disciplina compromete un saber técnico de tipo universal; pero la prosodia, morfología y sintaxis que despliega este libro nacen sólo a partir de su antojo personal. El cosmos gramatical de Conde pasa por la declinación poética de su autobiografía, a través de la cual reinventa al mismo tiempo la experiencia docente que signó su vida.
Una impronta trágica vertebra este conjunto de poemas. Ella aparece desde el primer epígrafe que abre el libro: "La vida es breve y el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, peligrosa; la elección, difícil". Esos dos renglones del médico Hipócrates cifran el arco trágico que recorre una vida, cuya progresiva aceptación supone "un mundo sin punto de apoyo"; de allí que la célebre pareja trágica "dolor-saber" opere como trasfondo del libro. Esta impronta trágica puede leerse en muchos de los versos de Gramática personal ("uno puede conocer muy bien/ la prosodia,/ pero nunca decide del todo / donde vienen a caer/ los acentos"). En el epígrafe de Hipócrates operan al unísono los principales nudos vitales que atraviesan el libro: la brevedad de la vida, la longitud que demanda el manejo de un arte (el gramatical, el poético), la fugacidad de la ocasión, la peligrosidad de la experiencia y la dificultad de la elección. Todo el libro no es sino la mostración de las diferentes declinaciones que revisten esos cinco tópicos marcados por Hipócrates.
"Hay algo -dice Gombrowicz- en la conciencia que se convierte en trampa de ella misma." Aplicada esta idea al libro de Conde, puede decirse que hay algo en la conciencia gramatical que se convierte en trampa de ella misma, y esa trampa es la que justamente la vuelve conciencia poética. C
- Gramática personal
Oscar Conde
Oînos
68 páginas
$ 60
Lucas Soares