Del crimen al lujo: cómo ayudó Art Basel a transformar Miami
Desde que desembarcó en Estados Unidos hace dos décadas, la feria de arte más importante del mundo contribuyó a recrear la ciudad y potenciar su rol como puente cultural
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MIAMI.- ¿Una docena de huevos por 7,5 millones de dólares? ¿Entonces la inflación en la Argentina no es tan grave como en Estados Unidos? Nada de eso. Mirar lo cotidiano desde otra perspectiva es lo que propone Jeff Koons con la monumental instalación exhibida por la galería White Cube en Art Basel, tres años después de que Maurizio Cattelan vendiera aquí bananas verdaderas pegadas a la pared por 120.000 dólares cada una.
Varias obras que superan ese monto se vendieron en el primer día de apertura a invitados especiales en esta edición de la feria más importante del planeta, la más importante hasta el momento en Miami, con la que celebra dos décadas de su desembarco en el continente americano. Leonardo DiCaprio –camuflado con barbijo y anteojos- y Venus Williams se contaron entre las celebridades que recorrieron las 282 galerías de 38 países y territorios, incluidas siete argentinas, antes de que abra mañana al público.
En el Centro de Convenciones de la ciudad, donde se ofrece a los VIPs un servicio gratuito de autos de lujo, una pintura de Marc Chagall ofrecida por la madrileña Leandro Navarro por 2,9 millones de dólares convive por ejemplo con un colorido mural de Julio Le Parc, conformado por varias telas, ofrecido por la brasileña Nara Roesler por una suma de seis cifras. Otra instalación monumental del africano El Anatsui, realizada con tapas de botellas, ya fue comprada en la galería Mnuchin por 1,75 millones de dólares.
“Veinte años atrás, en la ‘era Miami Vice’, el mundo veía a esta ciudad de manera muy distinta”, recordó en conferencia de prensa Marc Spiegler, al despedirse de su rol como director global de Art Basel durante los últimos quince años. Él mismo era escéptico de que la “exportación” de Art Basel pudiera funcionar, según confesó, cuando llegó en 2002 a cubrirla como periodista. “Pensaba que el éxito de Art Basel estaba atado a Basilea”, explicó, al recordar que muchos dudaban incluso si el destino elegido tendría capacidad hotelera para recibir a los visitantes.
Los crímenes que desafiaban a los detectives interpretados por Don Johnson y Philip Michael Thomas en la célebre serie de la década de 1980 se asociaban todavía con la imagen de Miami, que además se había convertido en el destino preferido por muchos jubilados para disfrutar de sus últimos años. “Ahora estamos en Mi-ah-mii”, dice en tono burlón el personaje latino creado por Tom Wolfe en Bloody Miami (2012), novela en la que refleja los cambios ocurridos desde entonces, la situación de los refugiados cubanos y la creciente diversidad de la población local.
Reflejar la diversidad a nivel global con excelencia –como lo hace especialmente la sección Meridians, que incluye obras de dos artistas presentados por Rolf Art- es la clave del éxito de esta edición de Art Basel, según Spiegler. “Nosotros no transformamos Miami; la ayudamos a transformarse a sí misma, al ponerla en escena”, aclaró a LA NACION este hombre nacido en Gran Bretaña, con nacionalidades americana y francesa, que ya dirigió cuarenta ediciones de la feria. Porque cree que “las organizaciones requieren recambio” le cedió la posta a Noah Horowitz, quien asumió el mesa pasado como CEO tras haber tenido a su cargo los proyectos en América entre 2015 y 2021.
“Miami es única por muchos motivos –coincidió este último en diálogo con LA NACION-. Art Basel fue solo un catalizador al traer el mundo hasta acá. Pero la ciudad demostró un espíritu de sociedad y un compromiso con la cultura que le permitió cambiar su imagen, y que hace que sus habitantes estén orgullosos”. Entre esas iniciativas mencionó la inversión del gobierno local para remodelar el Centro de Convenciones que aloja la feria, para impulsar un programa de arte público y para apoyar instituciones culturales como el museo Bass, al que acaba de destinar más de veinte millones de dólares para su ampliación.
Entre los proyectos beneficiados se cuenta también The Reefline, el parque subacuático de arrecifes de coral creados por artistas que impulsa la argentina Ximena Caminos, con la intención de revertir la creciente erosión de la costa y prevenir que la ciudad se inunde. Una iniciativa privada con destino social como la de Alan Faena, que acaba de debutar en Estados Unidos con un premio de 100.000 dólares -concedido a la chilena Paula de Solminihac- para la creación de una obra sobre la playa durante la semana de Art Basel.
“La ciudad tiene dinero. Los impuestos inmobiliarios son altos”, dice Pedro, el chofer que conduce durante casi una hora desde Miami Beach hasta The Hangar, en Coconut Grove. Esa es la flamante sede de la feria Pinta, una de las paralelas a Art Basel que enriquecen la oferta cultural de la ciudad, donde anoche se entregó otro premio: el EFG Latin America Art Award, que apoya la producción de artistas latinoamericanos emergentes, fue para la brasileña Carla Chaim, representada por la galería Raquel Arnaud. Obras de Fernando Botero, Le Parc, Jesús Rafael Soto, Roberto Matta y Victor Vasarely fueron algunas de las exhibidas por 48 galerías e instituciones de 17 países en la inauguración para invitados especiales.
Igual de lleno estaba el Faena Hotel Miami Beach, durante el lanzamiento de la programación impulsada esta semana por Faena Art y la plataforma Aorist. También el auditorio del PAMM, donde Leandro Erlich inauguró su muestra Liminal junto al curador Dan Cameron. “Me interesa explorar la idea de que lo ordinario es parte de una construcción, y que puede ser diferente -dijo el autor de la famosa Pileta y otras instalaciones con las que marcó récords de público en el Malba-. No estamos sometidos al destino, y la realidad no es sólida. Si consideramos que algo puede ser mejorado, cambiarlo está en nuestras manos”. Como lo hizo Miami.
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