Declaran Monumento Histórico Nacional a dos edificios antiguos del centro porteño
Son testimonio de la inmigración italiana y española en la Argentina y en su interior hay menciones a Da Vinci y Galileo, Ortega y Gasset y Manuel de Falla; en qué estado están y a quién pertenecen
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Dos edificios antiguos de la ciudad de Buenos Aires, que representan las culturas española e italiana en la Argentina, fueron declarados Monumento Histórico Nacional por decreto presidencial del 14 de enero. Se trata de la sede de la Asociación Patriótica y Cultural Española, ubicada en Bernardo de Irigoyen 668, y de la ex sede de la Societa Unione Operai Italiani, en Sarmiento 1364, una joya de la arquitectura art nouveau que fue comprada en 2011 por la Iglesia de la Cienciología en la Argentina para construir su casa central porteña, pero el proyecto de restauración está detenido hace tiempo.
Ambas declaraciones fueron impulsadas por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, que preside Teresa de Anchorena. “Con Fabio Grementieri, vocal de la Comisión, hace muchos años que estamos detrás de esta declaratoria. Son como dos templos laicos de inmigrantes de España y de diferentes regiones de Italia y eso se ve en la iconografía de las fachadas, en las pinturas interiores. En el caso de Societa Unione Operai Italiani, que es el primer indicio de un movimiento sindical que hubo en el país, hay menciones y homenajes a Leonardo Da Vinci, Garibaldi, Dante, Galileo: un conjunto de figuras y de ciudades que después constituyeron la república italiana”, dijo la funcionaria a LA NACION.
Un dato interesante que aporta Anchorena y que no figura en el decreto 20/2022 es que estos edificios solo se construyeron en la Argentina. “Esa es la gran originalidad y especificidad que tienen estas construcciones”, resalta.
La sede de la Asociación Patriótica y Cultural Española, fundada el 22 de marzo de 1896 con fines asistencialistas y culturales, se inauguró en octubre de 1916. Con un frente de estilo Renacimiento Español, “en su composición interna se destacan por su calidad constructiva los espacios de acceso y recepción: hall de acceso, escaleras, salón principal y biblioteca”, como destaca el decreto. Tiene, además, un salón principal de doble altura, coronado con un vitral.
En los fundamentos, la declaratoria expresa: “El edificio es representativo de la historia y de la cultura de los españoles en la República Argentina. Sirvió como lugar de socialización, educación y difusión de la cultura española y, en ciertas oportunidades, como lugar de recepción y conferencias de personalidades destacadas del Reino de España y de la República Argentina, como José Ortega y Gasset y Manuel de Falla”. Y agrega: “Estos edificios son testimonio tangible y único de este fenómeno y, por lo tanto, bienes culturales de muy alto valor patrimonial e histórico”.
Un rescate necesario
El caso de la Societa Unione Operai Italiani, una de las cincuenta obras que el arquitecto lombardo Virginio Colombo realizó en la ciudad de Buenos Aires a lo largo de veintiún años, es más complejo. Fue construido en la década de 1880. En los considerandos, el decreto resalta el valor patrimonial del edificio, pero no aclara su situación actual.
En una nota de LA NACION publicada el 27 de noviembre de 2020, Virginia Mejia diagnosticó: “De ser el edifico más importante construido por las sociedades italianas de ultramar, el Unión Operai Italiani se convirtió en un fantasma del Microcentro porteño a punto de colapsar. A la falta total de mantenimiento se sumaron incendios, demoliciones, derrumbes, vandalismos y depredaciones. Se trata de una imponente joya estilo art noveau de 5600 mil metros cubiertos que hoy está en manos de la Iglesia de Scientology y a la espera de ser rescatada”.
Más adelante, Mejia explica: “La Sociedad Unione Operai Italiani, establecida en 1874, fue la tercera sociedad italiana fundada en la Argentina, luego de Unione e Benevolenza en 1858 y la Nazionale Italiana en 1861. Se trató de la primera en su tipo que fundó escuelas gratuitas para niñas en idioma italiano a poco de establecerse, desafiando los postulados de Sarmiento que buscaba una escuela primaria pública homogeneizadora de la inmigración, formadora de argentinidad. Memoria de ello es el sector posterior del edificio que conserva las aulas de dicha escuela”. Y agrega: “Todo el conjunto edilicio es un testimonio único de dos etapas de la cultura arquitectónica y artística italiana transferida y reinterpretada del otro lado del Atlántico: el Risorgimento en el sector de los años 1880 y el Novecentismo Liberty anterior a la Primera Guerra Mundial en el sector de la renovación y ampliación realizada a principios del 1900 por Virginio Colombo”.
Según Anchorena, que visitó varias veces el edificio, allí se encuentra el salón de actos más importante del país, “es más grande que el Salón Blanco de la Casa Rosada”. Hace unos años, en el techo había un gran agujero, por donde entraba agua de lluvia. “Ese salón, que es una maravilla, ha estado deteriorándose durante mucho tiempo. Después se cerró ese hueco, pero de una manera transitoria, de urgencia. Los interiores no están tan mal, pero necesitan mucho trabajo”, reveló. Inaugurado en 1885, por el imponente salón pasaron ex presidentes como Julio A. Roca y Juan Domingo Perón y hasta el anarquista Severino Di Giovanni, según aclara el artículo de LA NACION.
Sobre el salón, el decreto detalla que “ostenta algunas de las mejores pinturas de finales del siglo XIX” y que “estas pinturas alegóricas, en los techos, representan la unión ítalo-argentina y distintos aspectos de la cultura italiana”. También, que “otra parte del edificio es del período del Centenario y fue realizada por el gran maestro italiano del art nouveau de la ciudad de Buenos Aires, Virginio Colombo, quien desplegó todo su talento en la fachada y en los halls del edificio”. El frente, al igual que en otros edificios de sociedades italianas, parece “como un retablo laico que relata a los transeúntes parte de la historia y las obras de la colectividad”. La sede “sirvió como lugar de socialización, educación y cultura, pero también como constructor de ‘italianidad’”, completa la resolución.
La declaración como Monumento Histórico Nacional protege al edificio de ahora en adelante de intentos de derrumbe o refacciones que atenten contra el valor patrimonial. Según informa el sitio web de la agrupación Basta de Demoler, que siguió el caso desde que el edificio fue abandonado hasta su venta, los propietarios (que en 2011 pagaron 1,5 millones de dólares por el palacete) habían presentado un proyecto de reforma que puso en alerta a los proteccionistas porque sumaba varios metros cuadrados a la estructura.
Consultada por ese punto en particular, Anchorena explicó: “De ahora en más, cualquier proyecto de reforma o refacción debe ser aprobado por la Comisión, que es el organismo que tiene la superintendencia sobre los monumentos nacionales”. Sobre el proyecto de restauración presentado por los responsables del culto, Anchorena dice que lo conoce y que “no está mal”. “Ahora la cuestión sería hacerlo realidad, que exista la voluntad de invertir en ese proyecto”.
El edificio en cuestión no es el único de propiedad privada que fue declarado monumento histórico nacional. Un ejemplo conocido es el edificio Kavanagh, en Retiro; otro es el Palacio Barolo, sobre Avenida de Mayo. Para Anchorena, “es de esperar que los propietarios asuman la responsabilidad de su cuidado. Hay algunos incentivos, como la exención impositiva que gozan los edificios declarados a nivel nacional y que están destinados al mantenimiento del edificio. El Estado, por su parte, tiene la obligación de colaborar con los propietarios para llegar a soluciones en caso de problemas de mantenimiento”.
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