De un padre a su hija
CON AMOR, GROUCHO Edición de Miriam Marx Allen (Grijalbo)
EN estos tiempos de reality shows, biografías no autorizadas y ficciones novelescas en torno de personajes históricos, hay un visible interés por asomarse a la intimidad de las vidas ajenas, quizás para distraerse de frustraciones propias o para compensar vacíos personales. Son también, se sabe, tiempos en que importa más la cantidad de información que su interpretación o su utilidad, de modo que no extraña que a la vista de tales fenómenos una de las hijas de Groucho Marx haya decidido ventilar las cartas que recibió de su famoso padre en los años de la adolescencia y la juventud, cuando además de la brecha generacional los separaba la geografía: ella estudiaba o trabajaba en el Este, él permanecía en California por razones laborales.
Son las cartas de un padre a su hija; cariñosas, fáciles de leer, generalmente simpáticas, pero ni demasiado atractivas por su forma ni especialmente interesantes por su contenido. Hay menciones ligeras a las experiencias cotidianas de uno y otro, incluidos los problemas de la muchacha con la bebida; referencias a su vida social, consejos paternos, frecuentes alusiones al tema del dinero (parece ser que Miriam gastaba más de lo que Groucho consideraba prudente) y opiniones superficiales sobre libros, películas, gente del espectáculo y políticos.
Groucho muestra su familiaridad con el humor pero sólo esporádicamente suelta la imaginación y se deja llevar por especulaciones nacidas del absurdo y prolongadas hasta sus más insólitas derivaciones, algo que remite al humor que hizo famosos a los hermanos Marx. Lo demás muestra el costado más tierno y afectuoso de un hombre de fría imagen pública y sólo puede ofrecer elementos de interés para quien emprenda una biografía del verborrágico humorista. Así como se lo editó, ese material (que tampoco es muy pródigo en materia de chismes) resulta de interés relativo. Tradujo Víctor Gallego Ballestero. (357 páginas).
Fernando López
(c)
La Nacion
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