De Salta al mundo: el codiciado arte ancestral que buscan museos y coleccionistas
Pinturas, cerámicas y textiles lograron buenas ventas el fin de semana en la primera feria FAS, que puso el foco en una tendencia que se manifiesta de cara al exterior: buscar en América Latina exponentes de comunidades originarias
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SALTA.- Mientras que en el mundo son noticia los artistas con raíz originaria, como la Chola Poblete (best seller en Art BAssel y premiada en la Bienal de Venecia) y Claudia Alarcón (artista wichi que tras su paso por Venecia es representada por una galería londinense), en la provincia de Salta se organizó el fin de semana la primera Feria de Arte de Salta, FAS, que mostró que en la Argentina hay mucho más eso que el sistema global ahora demanda: creaciones de tierra adentro, con identidad, ancestral y profundamente latinoamericano. Es el turno del arte indígena, de comunidades más relegadas, que hasta estos días no tuvo su página en la historia del arte, más que como inspiración o representación. Nunca en primera persona, como señala Andrea Giunta en su nuevo libro Diversidad y Arte latinoamericano.
Es la primera vez que un encuentro comercial nuclea galerías del NOA, por lo general, recién nacidas y debutantes en una feria de arte. Los artistas no lo son, arrastran trayectorias y obras contundentes, y el resultado es que en tres días se vendieron 295 obras. Por el edificio Punto Corp, en San Lorenzo Chico, pasaron 7620 personas, para ver las propuestas de 258 artistas nucleados en 34 galerías, en su mayoría de Salta, Tucumán y Jujuy.
La galería Remota, que dirigen Guido Yannitto y Gonzalo Elías desde hace dos años, es la misma que presentó por primera vez la obra de Alarcón en arteba y ahora llevó a la artista Roxana Ramos a Arco Madrid, donde fue saludada por los Reyes de España. “En Salta hay grandes artistas. Tiene una tradición muy fuerte, pero la intención de la galería fue profundizar en la comercialización e internacionalizarlo. A veces, desde Salta se vuelve un poco difícil”, cuenta Yannitto, que es a la vez artista textil. En Arco recibieron el premio a la mejor puesta. A la reina Leticia le interesó la obra de Ramos, que vive en Cafayate, en los Valles Calchaquíes, y realiza tejidos en simbol, fibra típica de la ribera del río Calchaquí, que realiza a partir del oficio familiar, primeros panaderos en el valle a principios del siglo XX, vigentes hasta hoy. Con las palas de sus hornos y harina realizó una performance en la punta del Cerro San Bernardo, al que se subió en Teleférico. Cosas que solamente pasan en una feria en Salta, lo mismo que el viento caliente del zonda que sopló los primeros días y las empanadas de rigor, jugosas.
El éxito de ventas se debió a esta tendencia y a la vez a la presencia entusiasta de más de 90 coleccionistas llegados de distintas provincias, un contingente que también marcó el ritmo de ventas de ArteCo, en Corrientes, donde se disputaron piezas de cerámica guaraní y que ahora harán lo propio con las de Julia Isidrez en Pinta Asu. “Hoy hay un interés muy grande por el arte indígena, amazónico, de artesanos que no eran considerados artistas, el tema del barro y el tejido. Es lo que están buscando los museos: artistas que no eran valorados antes. Es el momento de ellos”, dice Diego Costa Peuser, organizador de ferias Pinta en Paraguay, Perú, Miami y otros tantos países.
Esta vez, hubo gran demanda de artistas con nombre y apellido de comunidades aborígenes, la pintora wichi Emilia Ferreyra de la Misión Chaqueña representada por la Fundación Siwok, junto con otros artistas indígenas que ya todos conocen, Sara Díaz y Reynaldo Prado, y del ceramista Eugenio Martínez, que vive en una comunidad sobre el Pilcomayo, y trabaja en el Centro Cultural Tewok de Santa Victoria Este. “Llevamos 21 piezas suyas y las vendió todas. Él no puede reproducir las piezas porque las sueña. Sus manos ejecutan el sueño”, dice el galerista Diego Obligado. Los dos artistas fueron ganadores respectivamente del Premio Fausto y Premio In Situ, que otorgan los coleccionistas (y “coordinadores” del viaje de egresados de los collectors) Joaquín Rodríguez y Abel Guaglianone.
La Arte, galería de la artista Soledad Dahbar que lleva nueve años en Salta, presentó a otra de las premiadas, Karla Buzo, que rescata el cultivo del lino textil en un proyecto comunitario en San Carlos y produce obras a partir de su proceso. “Hay una coyuntura que tiene que ver con las identidades, el arte tiene una globalidad, pero hay necesidad de sentir localismo, que los artistas pertenecen a los lugares. Y en ese sentido es importante esta feria”, explica Dahbar, autora de unas líneas quebradas de bronce, que calcan los perfiles de cerros que se ven detrás de las ventanas. Representa al artista y escritor Duen Neka’hen Sacchi, con carrera internacional (tutor en PEI-MACBA de Barcelona) y luchas por los movimientos feministas, travestis y trans, antiracistas e indígenas, nutrido por las tradiciones de su tierra, Aguaray.
FAS tuvo así su primera edición, aunque el año pasado se hizo un ensayo con Casas con Arte, que reveló que había trece galerías en Salta. Mamoré, por ejemplo, es la más añosa, con casi dos décadas de existencia. “Los primeros diez años vivimos de la marquetería”, reconoce Juan Blanco. En Tucumán hay unas cuantas, como las muy contemporáneas Maleza y Rusia. Fausto, en cambio, se especializa en maestros del arte salteño, como las pinturas de María Martorell (ahora en la Bienal de Venecia) y el artista textil Pajita García Bes (Malba lo incorporó a su colección en el último arteba): “En dos años llevamos más de trescientas cincuenta obras vendidas. Hicimos alquimia en el norte”, contó Segundo Ramos, galerista junto con María Lilia Peña.
Otra galería de ese segmento es BAC, que antes de abrir su nuevo espacio en Salta presentó artistas muy característicos de la región, como Mariano Cornejo o el maestro Luis Petri, junto con cerámicas wichi del Centro Cultural Tewok hechas por cinco artistas mujeres de la familia Mendoza junto a la maestra Isabel Ruarte. “Yo me fui de Salta porque era un páramo, no había galerías, coleccionismo. No puedo creer que hoy esté pasando esto. Es increíble. La gente ahora va a mis muestras en BAC y compra”, se sorprende Cornejo. En Eventual estaba la obra de Roly Arias, pintura colorida como un carnaval de la Quebrada, que para él son guerreros. En Rayuela, se destacaba la cerámica de Flor Califano. El artista Gustavo Escalante abrió su propio espacio en Tucumán, Nivel 2, y estaba en doble función en la feria. Otra galería debutante es la jujeña Quilla (significa Luna en quechua), donde pinturas y esculturas que remiten al carnaval en las yungas. “Trabajamos con 32 artistas de Jujuy desde hace dos años. Hablamos de la identidad de la provincia de distintas maneras. Yo trabajo sobre la colonización, que no puede borrar nuestros rasgos andinos. Esta es nuestra primera vez en una feria. ¡No tenía punto rojo! Estamos aprendiendo mucho”, dice Marcelo Coca.
“Estamos muy felices, ya esperamos una segunda edición”, comentó Claudia Lamas, responsable de hacer realidad este sueño de la feria propia. Se concretó por iniciativa de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta, que ella misma encabeza, en conjunto con el grupo AccionArte de Esteban Drincovich, Virginia Blaquier y Alfredo Muñoz, a quienes se sumó Proyecto Norte, que puso a disposición el moderno edificio Punto Corp donde tuve lugar el encuentro. El arte salteño se vio en la feria y también en dos muestras importantes: Reencantar la casa, que celebra el aniversario del Museo de Arte Contemporáneo de Salta (MAC), donde era posible ver la ambicionada obra textil de Alarcón y de muchos de los artistas mencionados, y El viaje iniciático, de Luis Preti junto a Carybe, Gertrudis Chale y Raúl Brie, en el Museo Provincial Bellas Artes. Para seguir valorando el arte que hoy quiere ver el mundo.
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