De pintor maldito a dueño de los récords
Hace 110 años se suicidó Van Gogh
Un día como hoy, hace 110 años, se quitaba la vida Vincent Van Gogh. El hombre que había elegido pintar la luz del sol en el sur de Francia murió en las tinieblas, solo, pobre y sin haber vendido jamás una obra, a pesar de los esfuerzos de su hermano Theo, su primer admirador y su único marchand, que paseó los cuadros por París sin conseguir por ellos un puñado de francos.
Su obra, ignorada sistemáticamente por los críticos, se convirtió en la más cara del siglo XX tras una sucesión de récords, que culminaron en mayo de 1990, cuando el "Retrato del doctor Gachet" alcanzó la cima de los 82,5 millones de dólares.
La vida de Van Gogh fue una sucesión de fracasos y de desencuentros. A los 43 años, cansado de vivir contra la corriente, de sentirse incomprendido por el gusto oficial y por el mercado, decidió terminar con su vida en la pequeña localidad de Auvers-sur-Oise, un pueblo tranquilo que Theo había imaginado como el refugio ideal para la ansiedad que devoraba internamente a Vincent.
El artista más caro
Nadie, ni siquiera su médico y amigo el doctor Gachet, pudo calmar la angustia que trasladó a la tela como una vibración imperceptible e inquietante.
Las pinturas de los últimos tiempos llevan la huella del combate que libra con sus propios fantasmas, como la vista de la catedral de Auvers-sur-Oise, el retrato de Gachet o los autorretratos que lo muestran con un rostro afilado, de mirada huidiza y la expresión de un hombre mayor.
El siglo XX, que colocó a Van Gogh en el lugar del pintor bohemio, lo consagró como el artista más caro del mundo. El 15 de mayo de 1990, el papelero Rioei Saito puso 82,5 millones de dólares sobre la mesa para llevarse a casa "Retrato del doctor Gachet". Saito confesó que una rara pasión lo unía al retrato de Gachet. El cuadro, que se exhibía en calidad de préstamo en el Met de Nueva York, se había convertido en una obsesión. Cada vez que volaba a Manhattan, iniciaba una peregrinación al Met y pasaba horas mirando la cara escéptica, poblada de arrugas, del viejo médico Gachet.
Cuando supo que la pintura se subastaba en Christie´s, no dudó. Mandó a un enviado del distrito de Ginza de apellido Kobagashi con órdenes precisas: levantar la mano en Christie´s hasta quedarse con la pintura. No era la primera vez que los japoneses miraban a Van Gogh con ojos posesivos. Dos años antes, la Yasuda Company conquistó la portada de los diarios luego de pagar casi 40 millones de dólares por una de las versiones de "Los girasoles". Pero el idilio viene de mucho antes. En realidad, comenzó con el propio Van Gogh, que se miró como en un espejo en las estampas japonesas de Hokusai.
Van Gogh, el olvidado de todos, se convirtió un siglo después en la figurita difícil de las grandes colecciones.
¿Un signo de los tiempos? ¿La historia habría sido la misma si Van Gogh no se hubiera disparado una bala de revólver en el pecho? Picasso decía a sus amigos que el verdadero coleccionista es aquel que compra el arte de sus contemporáneos. Van Gogh necesitó un siglo para encontrar coleccionistas que se jugaran por su obra. Sus contemporáneos seguían atentos los dictados de la Academia y preferían la pintura. aprobada por el establishment.
Las pieles tersas de Bouguerau resultaban menos inquietantes que el rostro marchito del bueno de Gachet.
Cotización y sospechas
- Vincent Willem Van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en la provincia de Brabante, en Holanda. Ingresó a la Academia de Bellas Artes de Bruselas, pero por su carácter violento debió abandonarla. En Arlés, Francia, dejó atrás la pintura oscura e incorporó el sol del Mediterráneo.
- En 1987, la Yasuda Company compró "Los girasoles" por 39,9 millones de dólares. En el mismo año, el australiano Alan Bond pagó 53 millones por "Los lirios".
- Los altos precios originaron desconfianza acerca de la autenticidad de las obras. La última edición de la revista Art News señaló "datos sospechosos" en una versión de la Arlesiana y en "El retrato del doctor Gachet" (foto), que está en el museo de Orsay.
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