De Perón al Papa y del anarquismo a las Fuerzas Armadas, las forzadas interpretaciones que tuvo el Martin Fierro
En el Día del Gaucho, a 150 de la publicación del poema de José Hernández, el historiador e investigador Matías Casas repasa el “laberinto hermenéutico del que ya no pudo salir” la obra cumbre de la literatura gauchesca
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En boca de Juan Domingo Perón o del Papa Francisco, del anarquismo o de las Fuerzas Armadas, el Martín Fierro, obra cumbre de José Hernández, fue objeto a lo largo de las décadas de múltiples y constantes usos, reescrituras y tergiversaciones. En el Día Nacional del Gaucho, el historiador e investigador del Conicet Matías Emiliano Casas repasa “las forzadas interpretaciones que prolongaron la resonancia de la obra mucho más allá de lo que habría imaginado su autor”.
“Desde presidentes de la nación hasta funcionarios y militantes, pasando por religiosos, militares, educadores, escritores, agentes extranjeros y miembros de diversas asociaciones se vincularon con el poema para ensayar sus propias exégesis”, remarca Casas en su libro Como dijo Martín Fierro. Interpretaciones y usos del poema durante el siglo XX (Prometeo).
En palabras del historiador, “el cuadro heterogéneo de voces entreveradas con la de Fierro dio como resultado una maraña en la que se mezclaron intereses individuales, institucionales, partidarios y geopolíticos”. Estos agentes, continúa, “posaron su mirada sobre el gaucho con distintos propósitos”, a la vez que el protagonista del poema se iba “convirtiendo en un significante cada vez más elástico”.
A lo largo de cinco capítulos, el escritor analiza los usos políticos del poema que está cumpliendo 150 años (partiendo de su temprana interpretación y utilización desde el anarquismo), la perspectiva más allá de los partidos de izquierda (“el protagonismo de la obra de Hernández podía virar de izquierda a derecha y de derecha a izquierda al compás de la ideología de sus intérpretes”); la trayectoria del texto por los Estados Unidos, su institucionalización y su presencia en diferentes tipos de asociaciones.
“Los casos analizados revelaron que la obra, o lo que quedaba de ella, cumplió funciones que poco tenían que ver con las historias de sus personajes”, apunta el autor, quien señala que uno de los usos habituales del Martín Fierro fue “su ingreso como cita de autoridad moral para aconsejar determinadas pautas de comportamiento”.
Más de una década de investigaciones sirvieron a Casas para concluir que “a partir de las primeras interpretaciones anarquistas del poema, el texto ingresó a un laberinto hermenéutico del que ya no pudo salir”. Las palabras de Fierro, añade, “se fueron desplazando hacia contextos divergentes, sus mensajes fueron tergiversados, su historia fue fragmentada, silenciada y hasta vaciada de contenido. Cuando más perdió el poema de sus versos originales, cuanto más perdió Fierro de sí mismo, más espacios ganó en el espacio político y cultural argentino. A esas interpretaciones se les debe tantos las forzadas manipulaciones de la obra como la expansión de su nombre, la consagración como pieza central de la tradición nacional y su vigencia”.
Frente a la bibliografía mayormente conocida de la obra de Hernández, que tuvo a figuras como Leopoldo Lugones como artífices de su canonización (cuestionada por Jorge Luis Borges), el investigador pone en foco los usos desconocidos y menos estudiados del texto.
-¿Cómo nace esta investigación?
-Mi análisis busca contar los esfuerzos hermenéuticos que hicieron diversos actores con mucho peso y mucho poder en Argentina durante el siglo XX para abrazar el poema de acuerdo a los intereses que tenían en esos contextos y en diferentes coyunturas. Desde hace más de 12 años trabajo en diversas tesis sobre la cultura gauchesca. Retomando el libro, archivos de Estados Unidos y sumando material intenté explorar la idea de que el Martín Fierro abarca otras historias que tienen que ver con usos políticos, con cómo las instituciones empezaron a pensar y a amoldar y a tergiversar también para mediar con la mayoría de la población. Hay una historia que es súper conocida, analizada por Lugones, Rojas, Martínez Estrada, pero me interesaba explorar esas otras historias que nos ayudan a comprender la potencia y la vigencia del poema.
-¿Cuáles han sido algunos de los usos dados al poema?
-Nadie resigna pensar, decir y explicar el Martín Fierro. Ningún sector político, ningún movimiento ideológico, ninguna institución soslaya la importancia que tuvo o que fue ganando a lo largo del siglo XX. No se limitaron a lo que imaginó Hernández en 1872 y 1879 [en La Ida y La Vuelta de Martín Fierro]. Podemos mencionar, por ejemplo, una cita que Perón hacía: “como dijo Martín Fierro: ‘árbol que nace torcido, nunca su tronco endereza”. Pero eso no lo dijo Martín Fierro, no lo dijo Cruz, no está en el poema, pero no importa, Perón lo repetía y lo repetía, en discursos públicos y frente a los medios de comunicación, y pasaba desapercibido, porque, en rigor, era un poco explorar esa idea de que Martín Fierro ya podía decir cosas que nunca había dicho y pasar desapercibido, como si nada ocurriese. A raíz de ahí podemos encontrar que hay un uso político permanente de la obra, y que ni en dictadura ni en democracia, ni peronistas ni antiperonistas, rehusaron a utilizar el poema en clave partidaria y en clave propia, pensándolo afín a sus propios intereses o proyectos políticos.
-¿Qué otras tergiversaciones se han hecho del texto?
-Por ejemplo, a priori, para las Fuerzas Armadas el poema tiene poco potencial o poco de funcional, porque el texto se refiere a un gaucho que, a causa de los maltratos, busca desertar y está todo el tiempo pensando en cómo escapar de esa situación. Entonces transformar eso en un modelo de conducta militar, de disciplinamiento, de virilidad, es muy complejo, pero se utilizó así en muchos casos. Si revisamos la revista del suboficial, principal canal de comunicación que tenían las altas jerarquías del ejército con los suboficiales en la década del 30 (y uno puede hacer esa cronología a lo largo de todo el siglo XX), el libro que auspició el Ministerio de la Armada con una tirada de 5.000 ejemplares se titulaba Advertencias del gaucho Martín Fierro a los marineros de la Armada. El que escribe el prólogo ya da cuenta de esa incongruencia: un gaucho, pampa y caballos frente a la vida en altamar, una tergiversación absoluta del poema. Se habla de la virilidad militar recuperando el canto de Fierro con una serie de diatribas frente a la homosexualidad cuando en realidad Martín Fierro estaba hablando de la inmigración. Por otro lado, en sectores del Círculo Militar también se lo convoca como símbolo del pasado argentino y directamente al poema le cambian el final. Gracias o a causa de todas estas series de apropiaciones, de tergiversaciones, Martín Fierro alcanzó lugares que nunca habría soñado. ¿Por qué la obra se terminó arraigando en la cultura popular? ¿Solo porque se vendieron miles y miles de ediciones cuando se publicó? Solo por eso, no. Eso es muy importante, por supuesto, pero también porque hay un uso sistemático de la misma durante el siglo XX.
-¿De qué modo influyeron en la concepción de la obra estas apropiaciones del poema?
-A medida que el Martín Fierro fue alcanzando cada vez mayores espacios, como las universidades norteamericanas o la biblioteca de Nueva York, en ese camino, de forma inversamente proporcional fue perdiendo mucho de la historia original, de ese gaucho que había imaginado Hernández, ese pobre gaucho que era como un testimonio fiel de la clase desheredada, de la Argentina de finales del siglo XIX, prácticamente se fue diluyendo en todas esas interpretaciones. La idea es pensar cuánto pagó el gaucho en todos esos usos y versiones.
-¿Qué discursos han hecho mención al texto en lo que va del siglo XXI?
-En la actualidad, las referencias a Fierro pueden encontrarse en discursos políticos, actos escolares, medios de comunicación, redes sociales, refranes, canciones, novelas, exposiciones, estudios académicos, etc. Esa presencia se intensifica en los meses de noviembre y diciembre, cuando en el país se celebra el Día de la Tradición y el Día Nacional del Gaucho, respectivamente. Mi análisis termina en el siglo XX, pero en 2015 tuvo lugar la recordada conferencia del Papa Francisco en la ONU frente a los principales líderes políticos del mundo, donde cierra su discurso diciendo que hay un poema muy conocido en su tierra que dice: ‘los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera’, y todos terminan aplaudiendo en ovación la frase de La vuelta de Martín Fierro. Lo tomo como ejemplo porque hay una historia detrás, que tiene que ver con los jesuitas, con los usos del poema por parte de la Compañía de Jesús cooptando fieles utilizando la gauchesca. No se trató de una mera mención de Bergoglio, quien ya había usado el poema en 2001 cuando escribió un texto buscándole una salida a la crisis argentina a través del Martín Fierro. Pretendió recuperar los valores del Martín Fierro como un texto integrador que no es, porque es problemático, ya que Martín Fierro va contra los gringos, contra los negros, contra los indios.
-¿Cuáles son los primeros y últimos registros con menciones al poema presentes en tu investigación?
-Pensando en el eje político, el recorrido empieza en el siglo XX con los usos anarquistas del poema, con Alberto Guiraldo y el suplemento cultural titulado Martín Fierro que incorporó el diario La Protesta, que para mi gusto es fundacional y es central para pensar todos los usos políticos posteriores, y cierra con la consagración de una nueva efeméride para la Argentina en 1996 con la declaración del 6 de diciembre como Día Nacional del Gaucho, lo cual se ejecuta durante el menemismo. Se instituye por ley, se supone que en honor a la primera publicación del Martín Fierro. El menemismo crea una comisión oficial para celebrar ese día y la Confederación Gaucha Argentina denuncia el uso político. No quería que fuera una fiesta política y que la abrace el justicialismo para llevar agua a su molino. Esa disputa se da al final del siglo XX y de algún modo reaviva viejas polémicas. Hay que recordar que cuando la revista Nosotros lanza su encuesta en 1913 a partir de las conferencias de Lugones, se encuentra con opiniones muy divergentes, de ninguna manera con un consenso absoluto sobre los sentidos del Martín Fierro. Creo que lo que pasa a lo largo de todo el siglo tiene que ver con que el único consenso es entender que el poema es un puente de continuidad, de conexión con la cultura nacional argentina y con la cultura popular argentina en algunos casos. Después, qué tipo de Martín Fierro se está pensando, cuáles son las proyecciones de esa historia y cuáles son los pasajes que son funcionales o no, todo eso está en permanente conflicto. Y a la vez eso lo va nutriendo como clásico. Que Lugones lo instituyese como poema épico, que es muy importante por los ruidos que genera en el público y los medios de comunicación de entonces, es un capítulo, pero no es el capítulo final. En tal caso, será el capítulo inicial, o uno de los capítulos iniciales. El libro apunta a mirar qué pasó antes, cuando el anarquismo ya lo había abrazado como propio y ya lo había convertido en un poema revolucionario, y qué pasó después, cuando el Martín Fierro fue conquistando nuevos espacios en el marco de la cultura, la política y las instituciones argentinas.