De “Página 12″ a “Crítica de la Argentina”, los medios gráficos que fundó Jorge Lanata
Antes de triunfar en la radio y en la televisión, el periodista estuvo al frente de dos diarios y tres revistas, que llevaron su impronta: títulos provocativos y guiños a un público progresista
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De Página 12, cuando tenía 26 años, a Crítica de la Argentina (ya con 48), Jorge Lanata fundó diarios y revistas que dejaron marcas indelebles en el periodismo gráfico nacional. Con desfachatez, picardía, guiños a un público progresista y referencias a la cultura popular, los títulos de tapa y páginas interiores de Página 12, que comenzó a salir en mayo de 1987, crearon un estilo único no sólo por el uso del humor sino por la osadía de editorializar sobre el tema en cuestión.
Lejos de la tan mentada objetividad periodística, los títulos de Lanata en las tapas de Página 12 se leían entonces como si fueran editoriales, ese espacio de los diarios reservados a las columnas de opinión que indican el lugar ideológico donde se ubica el medio. En octubre de 1989, la tapa salió en blanco. No fue un error de imprenta sino una decisión editorial: una “protesta” contra los indultos a los militares de la dictadura que concedió Carlos Menem.
Si bien Página 12 publicó a lo largo de la era Lanata suplementos especializados muy interesantes, como el cultural Radar y el económico Cash, nunca tuvo una revista dominical como los principales diarios del mundo. Tal vez para cubrir ese espacio, en 1990 salió Página 30, una revista mensual con el sello de Lanata, que tuvo como Jefe de Redacción a Martín Caparrós. Lanata la dirigió entre agosto de 1990 y abril de 1995.
En 1998, pocos meses antes del mundial de fútbol de Francia, y ya fuera de Página 12, Lanata convocó a un equipo de periodistas con los que había trabajado en la primera época de Página 12 para fundar una revista semanal, Veintiuno, que se llamó sucesivamente Veintidós y Veintitrés. Fue una publicación de información general, con mucha política y temas sociales y del espectáculo, que apuntó a un público progresista para competir con la revista Noticias, de editorial Perfil.
Con tapas mucho más descontracturadas que las de la competencia y títulos provocadores, la revista recurrió a golpes de efecto marketineros como regalar durante los primeros números obsequios “inútiles”, como se ufanaba Lanata: una bolsita con tierra de Anillaco, en pleno menemismo; un DNB (documento nacional del boludo); una patente de auto con la frase SE VA 99 (por el fin del menemismo). En una edición dedicada al gasto público, con foco en los sectores por donde se esfumaban los presupuestos oficiales, la revista salió con un agujero en la tapa. Fue una decisión periodística que enojó a algunos anunciantes, ya que el agujero atravesaba todas las páginas, incluido los avisos.
En 2001, unos meses antes de la caída del gobierno de Fernando De la Rúa, con una crisis y una hiperinflación histórica, Lanata sacó una revista mensual, Ego, con Miguel Brascó como codirector. De formato grande y edición cara por la calidad del papel y de impresión, Ego apuntaba al público masculino con secciones de moda, decoración, viajes, autos, vinos y gastronomía. Para la imagen de tapa, Lanata y Brascó elegían modelos jóvenes y hermosas como Pampita, Deborah del Corral y Carola Del Bianco, en producciones sexis, con poca ropa. Ego duró poco. En diciembre del 2001, junto con el corralito, las protestas sociales y la huida de De la Rúa en helicóptero, la revista publicó su último número, ya con un formato más chico y una edición menos lujosa y más económica.
Veintitrés sobrevivió a la crisis y al mal manejo financiero de Lanata y sus socios. Pero ese año, una empresa acreedora (la imprenta de donde salía la revista semanal) se quedó con la empresa en quiebra. Años después, cambió otra vez de dueños: de la familia Lerner a Sergio Szpolski, quien luego se la vendería al grupo Olmos, propietario de Crónica.
A pesar de la mala experiencia económica con Veintitrés, Lanata volvió a insistir años más tarde con fundar un medio. Junto con el equipo original de Veintitrés, que lo seguía desde Página 12, en 2008 el periodista lanzó el diario Crítica de la Argentina. Un poco más formal que Página 12 y Veintitrés, Crítica tuvo una corta vida. Pero fue su fundador, el propio Lanata, el que abandonó la dirección antes del cierre. En abril de 2009, con la llegada de Antonio Mata, ex titular de Aerolíneas Argentinas, como socio mayoritario, Lanata se fue de Crítica. Fue su última experiencia como dueño de un medio de comunicación.