De las imágenes a las visiones
Transcurrido un siglo desde la escena en la que un poeta resbala y se mancha en la calle con la materia húmeda del fango, acontecida en la famosa escena baudelariana de la pérdida del aura descripta en Pequeños poemas en prosa, Luis Alberto Spinetta mantiene intacto su halo.
En ese gesto, quizás anacrónico, hay una clase de resistencia que responde a una genuina visión, a una especie de entrega franca al arte como consecuencia necesaria del vivir.
La herencia poética que campea en sus letras y su aureola luminosa, que su público alimentó a lo largo de su carrera y que el propio artista se encargó de consolidar, construyen una figura particular: su actitud rupturista, los atributos de su música, su voz y sus letras, incluida su elegancia y su extraña belleza física, sus disfraces y sus fotos periodísticas, constituyeron una combinación artística particular que, si bien no anula de plano, excede la lógica mercantil tal como denunció el músico en un manifiesto redactado en 1973: "Rock: música dura, la suicidada por la sociedad".
La figura aurática del artista no tiene un matiz pasivo en Spinetta; se abraza al arte con total devoción y también con espíritu sedicioso y contracultural, y esa imagen se metaboliza y resignifica en un nuevo ámbito histórico y cultural: el contexto del rock en la Argentina.
El autor es poeta
Carlos Battilana
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