De la vejez a la inseguridad, un catálogo de miedos argentinos
En su último libro, Pacho O’Donnell analiza distintos temores, con ayuda de expertos
"El miedo es esencial en la vida del hombre. El miedo es clave en la socialización. En función del miedo es que postergamos y reprimimos los instintos." Esta vez, la curiosidad llevó al escritor e historiador Pacho O’Donnell a reflexionar sobre los miedos, los de siempre, aunque algunos cobren una dimensión mayor en estos tiempos.
La sociedad de los miedos (Sudamericana) reúne consideraciones propias y ajenas sobre sensaciones de todos: desde el casi instintivo miedo a la muerte hasta el miedo a ser distinto, a perder lo que se tiene, al futuro, al fracaso, al sufrimiento, a la vejez, a la locura, a la soledad y, por supuesto, el miedo inevitable de hoy, la inseguridad. Cada capítulo se cierra con una entrevista en la que Eduardo Galeano, Marcos Aguinis, Fernando Savater, Guy Sorman, Antonio Skármeta y Alejandro Dolina, entre otros, reflexionan sobre el tema.
O’Donnell deja en claro que en su libro no intenta desarrollar un tratado sesudo; simplemente se dedica a pensar sobre los distintos temores que descubrimos siendo niños: "El miedo ya está en la infancia. Los cuentos infantiles son, en general, aterradores. En mi época eran cuentos de brujas, lobos que se comían gente y demás; ahora están los dibujos japoneses, que son muy terroríficos". También encuentra en el miedo una herramienta fundamental para el desarrollo social: "El miedo es un elemento clave de socialización, de represión de lo más salvaje del ser humano. A su vez, el miedo es lo que resuelve de alguna manera el conflicto afectivo primitivo, el Edipo, y hace también a la fundación de las sociedades".
Entre las otras voces que asoman en el libro, está la de Skármeta: "Lo que me interesa, fundamentalmente, del miedo al fracaso, es su fuerza para sensibilizar al ser humano acerca de sus propias limitaciones y debilidades. La persona democratiza este sentimiento y entonces comprende, aprecia, conoce mejor al otro en la medida en que lo ve, como él mismo, débil, frágil y expuesto a la destrucción y a la finitud".
Los miedos también tienen su correlato económico. Así lo explica O’Donnell: "Lo interesante de todos los miedos es que a su vez son las bases de grandes industrias, de grandes comercios. Por ejemplo, el miedo a la inseguridad urbana permite el desarrollo de los sistemas de blindaje, los barrios cerrados, seguridad privada, alarmas, seguros. El miedo a la muerte o a la vejez, la fabricación de cosméticos, de las cirugías".
Marcos Aguinis reflexiona sobre el miedo a la muerte, pero ligado al consumo: "Aunque nos fastidien las costumbres frívolas y el gasto ridículo, el consumo es fuente de trabajo, imaginación y felicidad. El consumo también nos disminuye el miedo a la muerte."
Poner la mira en los miedos de la sociedad argentina lleva una y otra vez, inevitablemente, a la inseguridad. "Hay miedos que los argentinos exacerbamos –explica O’Donnell–. Yo digo por ahí que los argentinos están constituidos por el miedo. El miedo a la inseguridad urbana es muy argentino, porque no tenemos confianza en aquellos sistemas sociales que deberían protegernos de la inseguridad; no tenemos confianza en las fuerzas del orden, no confiamos en la Justicia. Entonces, lo que tenemos es una sensación de desamparo, de estar inermes frente a la inseguridad."
Carlos Monsiváis ofrece una mirada cotidiana sobre la inseguridad urbana al afirmar que "el miedo es tu guía para transitar la ciudad, es lo que te orienta", y agrega que "hace de radar, de consejero fiscal, de ayuda cotidiana; sin el miedo, no sabrías conducirte de un modo más o menos seguro" en la ciudad.
A O’Donnell le gusta también analizar otros miedos, porque la forma de enfrentarlos, disuadirlos y superarlos le da forma a la realidad cotidiana: "Otro miedo muy importante es el miedo de perder lo que se tiene. Se nos dice todo el tiempo que la identidad de uno se construye en función de las propiedades. Uno es más porque tiene más, y no importa de qué manera lo consigue".
Y agrega O’Donnell que justamente ese mecanismo social de "tener" es central para el tema de la inseguridad: "Hasta que no podamos recuperar ciertos valores, un cierto temor a Dios, por decirlo de alguna manera, este tema no va a tener solución. En la sociedad actual se ha perdido la idea de la responsabilidad de los actos propios. Ese es un problema central. Y el ejemplo que viene de arriba es que todo vale. Falta dimensión espiritual".