De “antiguo” a “zombie”, un diccionario de teatros que se define con “u” de utopía
El dramaturgo Alejandro Tantanian, la escenógrafa Oria Puppo y el escritor Andrés Gallina formaron en pandemia un power trío que ahora lanza su primer proyecto enciclopédico de múltiples formatos
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Que las artes escénicas han sido de los sectores más golpeados durante la pandemia es algo que sabemos y sobre lo que se ha escrito, pero los formatos y programas cruzados y novedosos que de ahí debieron surgir siguen hoy saliendo a la luz. Un ejemplo de esto es el Diccionario Utópico de Teatros, un diccionario colectivo que refleja las expresiones del teatro de Buenos Aires e imagina nuevas etimologías y sentidos utópicos para escenas y teatralidades del futuro: primer proyecto de la Compañía U, impulsado por Fundación Medifé, que tuvo su lanzamiento el viernes pasado en el Museo Nacional de Bellas Artes. U de utopía: plan, proyecto, doctrina o sistema ideales que parecen de muy difícil realización.
Alejandro Tantanian, director, dramaturgo y exdirector del Teatro Cervantes; Oria Puppo, escenógrafa y vestuarista, y Andrés Gallina, escritor y doctor en Historia y Teoría de las Artes, conforman el power trío que, en medio de la oscuridad del aislamiento pandémico, leyeron el libro del filósofo alemán Ernst Bloch. El principio esperanza, considerado por la crítica una “enciclopedia de las utopías”, funcionó como puntapié ideal para el proyecto. Sin la posibilidad de las artes escénicas en vivo, se propusieron buscar un formato para la primera de sus acciones hasta que apareció la idea de un diccionario cuya estructura reglada de disposición de entradas de la A a la Z les hizo pensar en un grupo de artistas que pudieran abordar palabras vinculadas al pensamiento utópico. “Pensamos en tipos de teatros o teatralidades posibles, como Teatro Antiguo, Teatro Biomecánico o Teatro Cyborg, que traían una corriente de tradición o de pensamiento muy marcada y en otras inventadas por nosotros, por ejemplo Teatro Zombie, para que los artistas tuvieran que fundar esa tradición a partir del abordaje de la palabra y que el proyecto tuviera esa suerte de zona de fantasía”, explica Andrés Gallina en diálogo con LA NACION.
Más de treinta artistas y referentes de la literatura, la filosofía, la danza, diseñadores de sonido e iluminadores fueron convocados por la compañía para escribir las entradas del diccionario que tiene su doble formato digital y en papel. Desde la cuenta de Instagram y el canal de YouTube del proyecto se subirán periódicamente videos y performances de cada una de las entradas (ya se pueden ver algunas) hasta su publicación en libro a través de la editorial DocumentaA/Escénicas, especializada en artes escénicas y cultura contemporánea, prevista para octubre próximo. Este doble formato apunta a favorecer la divulgación y el intercambio: “La idea es que pueda circular en conservatorios y universidades, que sea un material de consulta educativo, ya que son ejemplos de teatros interpretados y analizados por artistas y no necesariamente, como sucede siempre, por áreas académicas”, subraya Puppo. Entre los participantes se encuentran el actor y dramaturgo Rafael Spregelburd, las actrices Beatriz Catani y Bárbara Hang, el director y guionista Santiago Loza, el escritor Pablo Maurette, la artista y performer Flor Vecino, la bailarina Marina Otero, el escritor y traductor Carlos Gamerro y la actriz y performer Agustina Muñoz, por nombrar algunos.
Susana Pampín, actriz y escritora, fue la elegida para la última entrada del diccionario, Teatro Zombie: “¿Un teatro zombie sería un teatro muerto, autómata, sin impulso, sin deseo? ¿Un teatro sin la principal característica de lo vivo, es decir, sin la imprevisibilidad del acontecimiento? ¿Sería un teatro predecible, en el que poco ‘acontece’ verdaderamente? ¿Sería un teatro sin identidad que repite mecánicamente los gestos de la vida -o de la cultura- sin dejarse atravesar profundamente por ellas, sin reencarnarlas?”, leyó en la presentación del proyecto. Categoría que parecería estar justo en las antípodas de la búsqueda de la compañía: “¿La utopía? Que no haya un Teatro Zombie: que quienes ejercemos el arte y el oficio de la actuación podamos hacerlo desde la alegría, el placer, y también la responsabilidad que supone esa concreción de nuestros deseos, dejando que la muerte se presente porque es inevitable que eso suceda, pero no por hacer nuestra tarea ausentes de nuestro propio deseo”, finaliza.
Teatro Globalizado, Teatro Jeroglífico, Teatro Misterio, Teatro Lento, Teatro Religioso, Teatro wifi… en el texto curatorial, los creadores —que ya están trabajando en una serie de acciones con El Cultural San Martín para el año próximo, en el marco de los cuarenta años de la democracia— hablan finalmente de un “antidiccionario”, ya que la significación, como proceso, “aparece puesta en marcha para desplazar cualquier estatismo del sentido”. Esto se refleja también en que los pares artista-palabra fueron adjudicados más por oposición que por cercanía, en busca de un vínculo diagonal. El abordaje incluyó un rastreo arqueológico de la historia de los términos a la vez que el pulso de la palabra en nuestro presente histórico, sumado al sesgo utópico, subversivo, esperanzador e idealista que caracteriza al proyecto. A Rafael Spregelburd le tocó Teatro de la Desintegración y escribió: “Una utopía semifeliz es esa que se ciñe una vez más al término ‘desintegración’ en su acepción más física: la creación de una teatralidad a la vez más o menos integrada y más o menos desintegrada que revele (como en la estructura solar, aparentemente uniforme) lo que no se veía en la materia pura: una energía”.
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