David Lagercrantz: "Hollywood nunca entendió la esencia de Millennium"
El periodista y narrador cierra "aliviado" la saga que inició Stieg Larsson con La chica que vivió dos veces, sexta y última entrega del famoso policial sueco; "Salander es un ícono del feminismo", dice
BARCELONA.- Puede que al morir -en noviembre de 2004, a los 50 años, a causa de un infarto de miocardio- el periodista de investigación sueco Stieg Larsson, antiguo trotskista y militante antifascista convencido, ni soñara siquiera con llegar a publicar algún día la trilogía policial que había entregado a un editor. Mucho menos hubiera podido sospechar en lo que se convertiría 15 años después su historia en tres entregas sobre Mikael Blomkvist, un periodista muy parecido a él de la revista Millennium (remedo de Expo, que cofundó en 1995 y en la que trabajaba), y una hacker inadaptada, punk y bisexual con memoria fotográfica llamada Lisbeth Salander.
Desde la publicación de Los hombres que no amaban a las mujeres, en 2005, a la fecha, la obra de Larsson se convirtió en un fenómeno mundial que implantó la moda de la novela negra escandinava durante casi una década. La trilogía original se convirtió en una saga de seis entregas, a partir de que la editorial sueca Norstedts designó, en 2013, al escritor y también periodista sueco David Lagercrantz como continuador, y Millennium no solo ya lleva cinco adaptaciones al cine (tres producciones suecas y dos norteamericanas), sino que también suma más de cien millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Sin contar con la escandalosa publicidad que le dio al fenómeno la agria batalla en tribunales de los herederos de Larsson por la gallina de los huevos de oro: a un lado, Eva Gabrielsson, su compañera durante 30 años con la que no estaba casado, y al otro, Erland y Joakim Larsson, padre y hermano del escritor, con los que apenas tenía contacto.
En medio de esa tormenta legal, entró en juego Lagercrantz como continuador del fenómeno, con la cuarta entrega, Lo que no te mata te hace más fuerte (2015). Y ahora, "aliviado", dice, le pone punto final a la saga con la sexta y última entrega: La chica que vivió dos veces (Destino), lanzada en 50 países. "Al escribir la última frase estaba pensando en Lisbeth Salander, pero también en mí, por la libertad que siento", explica. "Ha sido una experiencia apasionada, pero no quiero quedarme estancado. Soy periodista y me gustan los retos, ahora puedo volver a crear mis propios personajes, no tan fuertes, sino más bien un poco neuróticos y vulnerables, como soy yo", confiesa satisfecho. "Muchos editores me han suplicado que continúe y lo seguirán haciendo, pero seré fuerte y diré siempre que no".
Y ese cierre definitivo le permite a Lagercrantz hacer ahora balance de la saga y del legado de Larsson, a quien no llegó a conocer. "No tenía ni idea de su existencia, ni siquiera como periodista. Muy poca gente lo conocía -recuerda-, y quizá por eso los editores no habían leído su obra cuando él aún vivía ni lo publicaron". Cosa que había cambiado drásticamente una década después, y por eso Lagercrantz fue el escogido para tomar el relevo de la saga, porque por entonces el sucesor ya era un escritor muy popular y de prestigio. No solo había publicado la novela El enigma de Turing, sino también Soy Zlatan, la biografía del futbolista Zlatan Ibrahimovic, que, con medio millón de ejemplares vendidos en su país, había hecho más por la promoción de la lectura entre los chicos suecos que cualquier política gubernamental.
Lagercrantz aún recuerda "el escalofrío irresistible, como el de un periodista frente a una exclusiva", cuando recibió la propuesta de continuar la saga. Y también la "preocupación y el miedo" por estar a la altura. "Luego, al darme cuenta de que funcionaba, añadí algo más personal en las siguientes novelas", dice. "Creo que comparto con Stieg las mismas ideas políticas y la preocupación social, pero a mí me interesa más la psicología de los personajes. Los míos son más vulnerables".
"Fue una experiencia maravillosa, pero la guerra por los derechos fue algo muy triste", matiza. Una batalla legal que "finalmente perdieron el padre y el hermano y me supo mal", confiesa. Sobre todo, "cuando el escándalo ocupaba los titulares de los periódicos y no la guerra de Siria o la crisis de los refugiados". Pero reconoce que esa publicidad indirecta "ayudó a difundir la obra de Larsson y su lucha contra el odio y la intolerancia entre las nuevas generaciones".
Para Lagercrantz, el gran tema de la saga no es tanto el racismo, el odio o la corrupción generalizada, aun en la civilizada Suecia, sino más bien "la violencia contra las mujeres". "Salander es un ícono del feminismo, no complace a nadie ni necesita que la rescaten, rechaza el lugar de víctima o presa y se convierte en cazadora", dice, en referencia al leitmotiv de la última entrega.
En La chica que vivió dos veces, Salander debe enfrentarse a su último gran enemigo, su propia hermana gemela, quizás al servicio de la mafia rusa, mientras Blomkvist investiga las fábricas de fake news y los ataques informáticos provenientes de la ex Unión Soviética. Y la compleja trama que comienza con el asesinato de un vagabundo en Estocolmo acababa con la caída del ministro de Defensa sueco. "Siempre soñé con escribir una historia que atravesara todos los estratos sociales, del más bajo al más alto. Cuando el poder está corrupto, corrompe hacia abajo a toda la sociedad", puntualiza, con el ejemplo de "la sociedad americana plagada de mentiras, porque su líder, Trump, miente todo el tiempo", dice. Pero el tema central de la novela es la intoxicación informativa o la desinformación en la era digital. "Es el gran problema de nuestro tiempo. Antes, los hackers eran individuos aislados; ahora, son Estados que atacan a la democracia. Siembran la mentira, el odio y, en definitiva, la violencia, y los líderes populistas aprovechan esa propaganda. De hecho, sabemos que este tipo de webs y hackers rusos influyeron en la elección de Trump", señala. Lagercrantz incluso teme que este fenómeno explique el auge de la ultraderecha tanto en Suecia como en toda la Unión Europea.
Y por último, un tema que irrita al escritor: las adaptaciones americanas de la saga a la pantalla, tanto la de David Fincher, de 2011, protagonizada por Daniel Craig, como, sobre todo, la última, de Fede Álvarez, de 2018, basada en su novela Lo que no te mata te hace más fuerte. "Los actores están bien, pero la película, terrible, muy mala. Hollywood no entendió la esencia de Millennium ni el alma de los personajes. Realmente me molesta, porque lo convirtieron en un thriller de acción comercial", fustiga. Y la cosa no acaba ahí, porque dice: "Estamos luchando por recuperar los derechos de la saga".
Despedida
La chica que viviódos veces
Autor: David Lagercrantz
Editorial: Destino