Darán un examen final los graduados
Rendir la prueba será una exigencia para obtener el título, anunció el ministro de Educación; la nota no será vinculante
Los 40.000 graduados que cada año egresan de las universidades nacionales y privadas en nuestro país deberán rendir un examen final antes de recibir su título.
Así lo anunció ayer el ministro de Educación, Hugo Juri, que ya tiene avanzada la propuesta como un mecanismo destinado a mejorar la calidad de enseñanza en el sistema universitario.
La exigencia que se planteará a los alumnos será su presencia para rendir el examen. El resultado de la prueba no gravitará en la obtención del título ni en su habilitación profesional.
La propuesta se basa en la experiencia desarrollada desde 1996 en Brasil y que ha revolucionado el sistema universitario del vecino país.
La puesta en marcha de esta prueba anual, que se denomina Provao y define de hecho una suerte de ranking universitario, obligó a muchas instituciones brasileñas a modificar sus cursos, contratar profesores más capacitados y desarrollar proyectos académicos más competitivos.
En la Argentina no existe un ranking de universidades. La medición de las carreras está a cargo de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), un organismo autónomo que se encarga de acreditar o rechazar los planes de estudio y el funcionamiento de las sedes académicas.
Todos al mismo tiempo
Como ocurre en Brasil, un día del año y a la misma hora en todo el país, todos los graduados en alguna carrera deberán rendir un examen, que será el mismo para todos. La identidad de los alumnos en las pruebas será confidencial y los resultados se harán públicos.
La intención oficial es poner en marcha el plan cuanto antes, extendido a todos los graduados del país. Probablemente comience este año en forma progresiva y los primeros egresados que serán examinados podrían ser los de medicina e ingeniería, confiaron fuentes cercanas al ministro.
Se trata de dos áreas en las que ya se han definido, con la participación de todas las universidades, los contenidos mínimos que se deben garantizar en las carreras de esas especialidades que se dictan en la Argentina.
Acompañado por el secretario de Educación Superior, Juan Carlos Gottifredi, Juri aseguró que el resultado que las universidades obtengan en el examen de los graduados será uno de los pilares fundamentales para la acreditación de sus carreras.
"No tendrán que superar una determinada nota. El patrón será el promedio general de la prueba. Las universidades que al cabo de dos o tres años muestren un rendimiento inferior a ese promedio corren el riesgo de perder su acreditación", anticipó Juri.
La pérdida de la acreditación significa que el Estado dejará de reconocer sus títulos e impedirá la inscripción de nuevos alumnos en esa universidad. "No quedarán afectados los alumnos que allí concurran porque ellos no serán responsables del decaimiento de la calidad académica", explicó Gottifredi.
La visión de los alumnos
Además de los conocimientos específicos de cada especialidad, el examen requerirá la opinión de los alumnos sobre la organización administrativa y académica de la institución.
Entre las preguntas que deberán responder, tomadas del modelo que se aplica en Brasil, se encuentran las siguientes:
- Cómo es la biblioteca de la universidad y si cuenta con material actualizado.
- Con qué frecuencia concurre a realizar consultas en la biblioteca.
- Cuántos libros leyó por año durante sus estudios.
- Cuántos días de clase tuvo.
- Qué proporción de docentes no concurre a dictar clases.
- Si tiene acceso a Internet.
- Qué actividades extracurriculares ofreció la institución.
- Qué grado de actualización tiene el equipamiento de los laboratorios.
- Qué materias eliminaría del plan de estudios.
- Qué nuevas disciplinas podrían ser incorporadas.
- Qué tipo de material bibliográfico ha sido utilizado por indicación de los docentes.
- Qué técnicas de enseñanza desarrollaron mayoritariamente los profesores.
- Si considera que los profesores han demostrado empeño y puntualidad.
- Y si considera que los profesores demostraron un dominio actualizado de sus materias.
Las universidades que muestren deficiencias en estos aspectos recibirán una serie de recomendaciones para revertirlas y mejorar su calidad de enseñanza. Si persisten en los errores, se complicará la situación académica de la institución.
La información recogida
"El solo hecho de que se tome el examen generará un estímulo en beneficio de la calidad en las aulas", estimó el ministro Juri.
La información que transmitan los exámenes también les servirá a las propias universidades para saber qué tipo de profesional está saliendo de allí para el mercado.
Los datos permitirán comparar los resultados de una universidad con otra y analizar el conjunto de la formación de graduados en determinadas áreas. Además, se podrán determinar las deficiencias generales y no sólo las de cada institución.
Uno de los aspectos que medirá la evaluación es el tiempo que los estudiantes tardan en recibirse.
Por eso, el ministro Juri está pensando en hacer más estrictas las condiciones de regularidad que las universidades exigen a los alumnos.
"Se trata de un tema que debe ser consensuado con las universidades. No son lo mismo las exigencias que se pueden imponer en carreras donde la mayoría de los estudiantes trabaja, como ingeniería mecánica u otras ofertas técnicas, que los requisitos que pueden regir en otras, donde la proporción de alumnos que trabajan no es tan acentuada", señaló Juri, convencido de que es necesario "ponerle trabas a la continuidad de los estudiantes crónicos".