Cuidar los detalles
El sueño de Miguel Kehayoglu se conserva intacto con pasión, esfuerzo y bajo perfil, valores que heredó su hija
En 1977, cuando aún no se hablaba de globalización, el empresario Miguel Kehayoglu fundó en Buenos Aires una galería con proyección internacional que llegó a tener sedes en Estados Unidos, México, Chile, Brasil y Perú. Hombre de acción y perfil bajo, descendiente de griegos, la llamó Praxis.
"Mi papá me enseñó a hacer las cosas con pasión, pero también con mucho esfuerzo y trabajo. No es sólo una actitud descontrolada frente a tus sueños; también hay que ser práctico y obtener resultados", dice Nuria, su hija y sucesora, quien heredó además el valor de la continuidad y asegura estar "siempre en proceso de transición".
Para lograr la permanencia de la galería, según ella, fue tan importante sostener la presencia global –a través de su sede en Nueva York y la constante participación en ferias– como formar buenos equipos y cuidar los detalles: atender bien a todo el que se acercara a ver las obras y acompañar el crecimiento de los coleccionistas. En esta tarea fue clave el taller de gráfica creado hace tres décadas, que hizo posible acceder a muy bajo costo a serigrafías originales de artistas contemporáneos.
"Quizá la palabra coleccionista parece un desafío enorme –observa Nuria–, pero la persona que atesora una obra está coleccionando. Podés ser un coleccionista de la envergadura de alguien que tiene un museo, pero no sé si eso es necesario para sentir que estás coleccionando. Creo que hay instancias muy genuinas de gente que se acerca a un artista, le interesa, lo sigue y construye un vínculo. Desde el galerismo tenemos que apostar a construir ese tipo de situaciones."
A los seis años Nuria comenzó a frecuentar el local de Praxis, en Arenales 1311, donde hoy trabaja codo a codo con Cecilia Molina. Administradora de empresas, cree en la profesionalización de un oficio que aprendió durante casi una década junto a su padre. Colaboró con él por ejemplo en el proyecto 15x15, en el que quince críticos presentaban a quince artistas jóvenes.
"La idea era poner más en evidencia los nexos –explica–. Porque cuando sos galerista, no sólo vos descubrís a los artistas. Hay un sistema de trabajo, de actores que están en el circuito y que contribuyen muchísimo. Los artistas necesitan una red de apoyo continuo. Muchos de ellos se han convertido en grandes referentes, es lindo ver el crecimiento. En el arte se necesita tiempo; la objetividad la da el tiempo."
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