Cuidar el ambiente, un grito desde el glaciar
Desde el Perito Moreno, los chicos hicieron un reclamo en nombre de 1700 alumnos
GLACIAR PERITO MORENO, Santa Cruz.- Al pie de esta extraordinaria obra de arte viva, que ruge de a ratos cuando el hielo se desgaja, un grupo de niños venidos de todo el país proclamó, en nombre de 1700 alumnos de escuelas rurales muy distantes, la Declaración del Glaciar.
Lo hicieron en español, en toba, guaraní y mapuche. Exhortaron a los adultos a "conservar para las generaciones futuras las dos grandes reservas de agua del país: el Acuífero Guaraní y los glaciares". Advirtieron que no hay que talar "el bosque ni el monte porque son la fábrica del buen aire" y que "la tala indiscriminada deja el suelo infértil".
La Declaración del Glaciar, aplaudida por docentes y lugareños emocionados, incluye dos apartados. Uno relativo a la preservación del patrimonio natural y el segundo, dedicado a la conservación del patrimonio cultural. En este capítulo, los chicos instaron a cuidar "las creencias, las culturas, las esculturas del pasado, los lugares y edificios que nos hablan".
Hasta aquí llegó la flor y nata del Grupo Telefónica -su presidente, Eduardo Caride; su director corporativo, Ramón Ponce Gil, y la titular de la Fundación, Carmen Grillo-, que dio conectividad a 14 escuelas rurales y 14 parques nacionales, con una computadora para cada uno de los 28 puntos interconectados en red. En ello invirtieron un millón de pesos, pero no confirmaron la continuidad del proyecto. También vino el presidente de la Administración de Parques Nacionales, Héctor Espina.
El alma de este proyecto, que para 1700 chicos es un sueño hecho realidad, es la infatigable educadora Claudia Gómez Costa, quien desde la Fundación Aprendiendo Bajo la Cruz del Sur, que preside, prohijó la idea de interconectar escuelas rurales y parques próximos, para que las nuevas generaciones aprendan a valorar el patrimonio natural y cultural.
Gómez Costa, que conoce fielmente el cambio cultural en las pequeñas poblaciones aisladas del país por su labor en capacitación docente en las nuevas tecnologías aplicadas a la educación, desafía las limitaciones de una enfermedad muscular progresiva.
En este glaciar que tiene la dimensión de la ciudad de Buenos Aires, los ojos asombrados de estos niños humildes ayer lo dijeron todo.
Paola Báez tiene 9 años y vive en Mburucuyá, Corrientes. Temprano por la mañana se vistió con su falda nueva, pero el rigor de la temperatura le frustró el atuendo. Durante el paseo en catamarán por el lago Argentino, miraba extasiada el glaciar, los dientes apretados por el frío. En ningún momento se desprendió de su mochilita fucsia, donde llevaba un celular.
Su maestro Juan Pared, de la Escuela 613, contó a LA NACION el cambio que Internet trajo a la comunidad: "Somos los encargados de indicar a la gente sobre distintos trámites: cobros, jubilaciones, verificación de datos".
Con ilusión, los chicos esperaron infructuosamente la asistencia de la presidenta Cristina Kirchner.
Frente al glaciar, el niño chaqueño Carlos Julián García, de 12 años, que ahorró los 120 pesos para el viaje trabajando en el campo, dijo tímidamente ayer ante LA NACION: "Esto es inolvidable. No sé cómo voy a explicar en la escuela lo que estoy viviendo. Y todavía me queda comprar los regalitos".