Cuando el cuerpo es un vehículo político y crítico
De una “Trilogía pandémica” en video y la protesta callejera que inspiró “Simulacro” a los hielos que se derriten en la performance “Mundo de mierda”, la producción más reciente de la coreógrafa Mariana Bellotto hace un link con la coyuntura en su característico tono sarcástico
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La trayectoria de la coreógrafa Mariana Bellotto (Buenos Aires, 1963) es larga y reconocida en el ámbito de la danza contemporánea; también lo es su apertura a otros lenguajes y su fruición por generar diálogos, cruzar el movimiento con los objetos, con los sonidos, con el video. Indefectiblemente sintoniza con el humor -la ironía, el sarcasmo está en su sello-, a veces al borde del surrealismo. Y por lo tanto no es inusual escuchar que el público deje el teatro mascullando preguntas o que diga: “Es una obra extraña”. A propósito de surrealistas, en su última creación, Simulacro, una suerte de cita al famoso beso de Magritte se cuela en una escena en la que los performers cubren sus cabezas con remeras como aquellos amantes que pintó el belga, pero transpolados a nuestro aquí y ahora. Los mismos trapos que antes blandían como bandera en la recreación de una protesta callejera ahora les tapan la cara. El enlace con la coyuntura está bien presente en las últimas producciones de Bellotto, que laten un pulso político, social, ambiental, de época. Más que nunca es la obra y su contexto.
Simulacro está inspirada en las formas que adoptan los cuerpos en las manifestaciones, atravesada por temas como la mediatización, la violencia y los sistemas de control. Hay cámaras de seguridad y celulares que graban y reproducen los hechos en vivo, siempre bajo la mirada de un par de ojos enormes, que siguen lo que pasa en escena desde una proyección en lo alto de las paredes de la sala -como el Big Brother de 1984, la distopía de George Orwell que está cumpliendo 75 años-. Este site specific, realizado en una residencia artística que el Grupo Performático Sur (GPS) hizo Arthaus, seguirá presentándose en el centro cultural del microcentro, los sábados y domingos de este mes.
Además, la semana próxima, el corto Trilogía pandémica integrará la muestra colectiva Lo que la noche le cuenta al día, que llega a la Fundación Proa después de una gran experiencia en Italia. Esta exposición de artistas argentinos, curada por Diego Sileo y Andrés Duprat, llevó a fin del año pasado una selección nacional al Padiglione d’Arte Contemporanea (PAC) de Milán: están de León Ferrari, Lucio Fontana, Alberto Greco y Graciela Sacco a Marta Minujín, Liliana Porter, Tomás Saraceno y Eduardo Basualdo. En aquella oportunidad, además del video de dieciocho minutos, Bellotto y su GPS abrieron la muestra en la nave central con una versión acotada para tres intérpretes de la obra Mundo de Mierda, que también volverá a activarse con sus bloques de hielo en las salas de La Boca con el correr de las semanas.
No es por mera ductilidad que las obras de Bellotto van haciendo su tránsito por diferentes espacios en distintas versiones y formatos. La metamorfosis de una idea inicial que se adapta o adopta diferentes espacios es una intención deliberada de su forma de trabajo, que va de lo escénico a lo performático, en una camino de doble vía. “En la perfomance el aproach es diferente, porque no siempre el público está receptivo a la observación de una obra en un ámbito teatral, donde toma asiento y se prepara para un hecho que sabe que está friccionando sobre una convención (la convención de ir al teatro) -reflexiona Bellotto-. Ese espacio para mí es reluciente, el que más me atañe, con el que estoy más ligada. Pero en los últimos años empecé a romper esas barreras teatrales y a llevar la danza, el movimiento, la acción performática, a otros lugares. En Moebius, en la Bienal de Performance (BP17), por ejemplo, los cuerpos rodaban por unas escalinatas. Nos interesa mucho trabajar este sentido efímero en todo su esplendor, nos da la posibilidad de reformular los trabajos para diferentes formatos”, cuenta y hace una definición personal que cierra la idea. “Yo no soy una artista que haga reposición de obra, soy más de ir trabajando las creaciones en un devenir del discurso que va acumulando. El ámbito modifica la obra, es una manera de apropiación que te permite construir diferentes hilos dramáticos, aunque el trasfondo de cada obra, eso que subyace y lo hace único, siempre está”.
Esta mirada contemporánea de producir, sumada a un uso del espacio semejante, una trama de lenguajes y el link de los contenidos con la actualidad -ya sea la pandemia o el caldo político del momento- hacen pensar que las últimas obras de Bellotto (Stand by, Mundo de Mierda y Simulacro) podrían conformar una trilogía involuntaria. “¡Totalmente!”, acuerda la coreógrafa, y sobre el eco con la coyuntura, dice sencillamente: “No lo podemos evitar. Con el Grupo Performático Sur cada vez trabajamos más con el sentido que el cuerpo es un vehículo político y crítico; nuestro primer disparador es la coyuntura. Pero no hablaría de un arte directamente político, aunque sí comprometido con lo que estamos viviendo. Nos resulta atractivo, muy interesante, poder hablar desde la danza acerca de las problemáticas que nos atraviesan. El mundo contemporáneo tiene una actualización muy profunda, que directamente actúa sobre nuestros cuerpos, y nosotros sin duda nos sumergimos en eso”.
Para agendar
Simulacro, en Arthaus, Bartolomé Mitre 434; mañana, a las 21 y el domingo, a las 20. Más funciones: los sábados 23 y 30 de marzo, a las 21, y los domingos 24 y 31, a las 20. Entradas por Alternativa Teatral.
Trilogía pandémica y Mundo de mierda (la performance) forman parte de la muestra Lo que noche le cuenta al día, que el 16 de marzo se inaugura en Fundación Proa, Pedro de Mendoza 1929.
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