¿Cuáles serán las marcas que dejará el aislamiento en nuestro cuerpo?
Una muestra de arte gráfico en el Museo del Grabado, que funciona en la Casa Nacional del Bicentenario, intenta dar respuesta a esta pregunta que ya piensa la post pandemia
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¿Cuáles serán las marcas que dejará el aislamiento en nuestros cuerpos? ¿Cómo se reconfigurarán las ideas de proximidad y afecto en tiempos de asepsia? ¿Qué modos conllevará lo impreso y qué lugares ocupará? Esas preguntas son los disparadores de la muestra POST Imaginar el después, que inaugura mañana en el Museo del Grabado, curioso caso de un museo sin sede instalado en 2018 en el cuarto piso de la Casa del Bicentenario (Riobamba 985). Curada por Silvia Dolinko y la actual directora, Cristina Blanco, reúne obras de los artistas Pablo Rosales e Ivana Vollaro y los colectivos gráficos Fábrica de Estampas y Boba.
Estampación en prensa, sellado, impresión digital o tipográfica. “La voluntad o el deseo de lo impreso en múltiples variables está presente en todas las propuestas de esta muestra que, más que respuestas definitivas a las preguntas iniciales, invita a discutir categorías. Más que arribar a certezas, está presente lo abierto, lo pendiente, lo indefinido de estos tiempos en los que prima la necesidad de la reflexión conjunta desde el hacer y la comunicación”, explica Dolinko a LA NACION.
La iniciativa nació en pleno momento de aislamiento a modo de sesiones de experimentación gráfica que fueron compartidas semanalmente de manera virtual. Luego, pasó a la fachada del edificio con intervenciones realizadas por los cuatro participantes, ya que al cerrar la librería Galerna que funcionaba en planta baja, su espacio quedó para el Museo del Grabado. En esta nueva etapa, se despliega de manera presencial con nuevas obras en sala. La exposición formará parte, luego, de Transformación. La gráfica en desborde, que inaugurará el 26 de febrero, dedicada al arte gráfico contemporáneo (ocupará todo el edificio y podrá visitarse hasta el 31 de julio de 2021).
Los ensayos que se compartieron en redes reflexionaron sobre la alteración de las coordenadas espacio-tiempo, la reconfiguración de las fronteras entre el adentro y el afuera, la preeminencia de lo virtual, la pregunta sobre el “post” de la pandemia, el formato “posteo” como edición, las revisiones de lo público y lo colectivo, entre otras. Las banderas, afiches, sellados, tarjetas, proyecciones y demás producciones gráficas “oscilan entre la idea de cápsula y de ventana, entre la postergación y el tiempo en suspenso, en la latencia entre el aislamiento y la posibilidad del reencuentro”, dice Dolinko.
Un eje son las relaciones de tiempo-espacio. “Obras que aluden a los tiempos de espera y los tiempos de acción –continua Dolinko–. Aparece la idea de tiempos ralentizados, entre la postergación y la acción pausada pero ininterrumpida aunque tantas veces fallida. Esta experiencia inédita abre caminos a nuevas reflexiones”. El artista Pablo Rosales, por ejemplo, buscó explorar nuevas técnicas artísticas y maneras de acercarse a la ciudad: “La calle, esa zona momentáneamente vedada, fue apareciendo de a poco entre evocaciones de obras del pasado propias y ajenas. Primero reconstruida en un paseo asistido por Google Street View y luego en una animación de stop-motion sobre algunas fotos y videos de mi propio archivo o realizados para la ocasión en breves salidas durante la cuarentena”.
Otra cuestión recurrente es la construcción social. “En el aislamiento, uno de los efectos simbólicos que más impacto tuvo fue, precisamente, el de la reconfiguración de lo colectivo, desde acciones concretas o bien imaginadas. Se retoma, en este sentido, una de las improntas históricas del grabado: la construcción y difusión de imaginarios sobre lo social, desde discursos críticos o reflexivos”, indica Dolinko.
Es el caso de Fábrica de Estampas, colectivo gráfico integrado por las artistas visuales Delfina Estrada y Victoria Volpini, que desde 2011 tiene taller en el barrio de Coghlan. En tiempos de cuarentena, volvieron a una frase que les gusta mucho: lo personal es político. “Pensamos de qué manera podíamos darle imagen y palabra a todo lo que pasa dentro de la casa, dentro de las vidas de cada uno, para poder ayudar a politizar lo doméstico”, explican. Comenzaron a estampar banderas en arpillera, para colgar balcones, ventanas y fachadas para colaborar con proyectos creados en pandemia, como dar de comer a gente en situación de calle o donar libros, ayudar a ollas populares que necesitan donaciones, ventas de juguetes o empanadas y mensajería en bicicleta: “Puentes entre la macro y la micropolítica, entre el adentro y el afuera”.
También primó lo social en Boba. “A pesar de todo, nos seguimos juntando a trabajar todos los viernes, aunque sea de manera telemática, haya o no haya mundo afuera. Apostamos a sostener la construcción colectiva que anima nuestro proyecto”, cuentan desde esta editorial que funciona en La Plata desde 2015, integrada por Alicia Valente, Dani Lorenzo, Lucía Álvarez, Marina Panfili, Matías David López, Tatiana Staroselsky y Verónica Capass. Para este ejercicio, prescindieron del papel y los cuerpos, y se refugiaron en relatos de ficción: “La ronda de mates se transformó en una circulación profusa de imágenes, textos y audios, entre memes y stickers”. La pregunta por la supervivencia de lo impreso fue para ellos crucial: “Hacemos una revista impresa, pensamos y hacemos un afiche para cada número. Amamos el papel porque es el cuerpo con el que nos movemos en ferias, presentaciones, muestras y tantos eventos más. La respuesta es que cerramos el 2020 con un nuevo número de la revista dedicado a los memes y otros fenómenos de internet. La boba 07 estará disponible en la muestra presencial”.
“En las obras que conforman POST aparece invocada la cuestión siempre abierta de las relaciones entre original, copia y múltiple”, explica Dolinko. La artista Ivana Vollaro encuentra una mancha de tinta sobre una carta y la resignifica. “El encierro alteró las condiciones normales de producción, permitiendo que se generen otras vías, tal vez más espontáneas, quizás más ingeniosas o con menos pretensiones. Independientemente de la infinita angustia que nos provoca esta pandemia, enumeraría algunos hallazgos que ayudaron a calmar ansiedades y pensar nuevas posibilidades para ese después que tanto anhelamos. Pudimos permitirnos más errores, corrimos los límites, evidenciamos las dudas, aceptamos la falta, generamos nuevos lazos conectándonos de todas las maneras posibles, intercambiando saberes y experiencias”, escribe en su texto de cierre.
Situaciones impensadas como aquella mancha que de a poco vamos aprendiendo a transitar.
Para agendar
POST Imaginar el después. Desde el viernes 15, en el Museo del Grabado, Riobamba 985. Visitas: viernes y sábados, de 17 a 20, con reserva de turnos.
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