¿Cuál es el futuro del libro en papel en la era digital?
La semana pasada, una amiga se declaró enamorada: no de otro hombre, sino de su nuevo Kindle. Conozco algunas personas que incursionaron en el universo de los lectores digitales, con distinta suerte. El mío lo usé durante un día, imaginando los viajes en los que me liberaría del peso de los libros en la valija, pero desde entonces permanece abandonado en algún cajón de mi casa. Lo cierto es que no somos nosotros, nacidos y criados en la cultura del papel, el mejor ejemplo para imaginar cuál será el futuro del libro impreso. Por eso mismo leemos con curiosidad ensayos como el que acaba de publicar la especialista en economía cultural Françoise Benhamou, El libro en la era digital.
En lugar de desarrollar hipótesis que se vean superadas en poco tiempo, Benhamou se dedica a repasar estadísticas e informes sobre el estado de la industria editorial en Europa y en los Estados Unidos, para intentar desprender de esas cifras algunas conclusiones. "El mercado es muy nuevo, se inicia en Estados Unidos en 2007 con el lanzamiento del Kindle de Amazon. Cinco años más tarde, representa el 11 por ciento del volumen de negocios."
En Europa, su progreso es mucho más lento. En el Reino Unido, el libro digital representaba en 2012 el 12 por ciento de las ganancias de los editores. En Francia e Italia, el libro digital representa apenas el 3 por ciento del volumen de negocios. Una de las primeras certezas es que el proceso de sustitución de formatos en la industria editorial está tomando mucho más tiempo que en el cine, la música o la prensa.
En mercados como el argentino, los números de penetración son aún más bajos. ¿Las razones? Escribe Benhamou: "Son varias las condiciones necesarias para que el consumidor adapte el eBook. Por el lado de la demanda, los lectores deben estar preparados para estos nuevos usos. Por el lado de la oferta, se requiere de un catálogo variado, legible y de fácil acceso, precios aceptables para el consumidor, dispositivos fácilmente manipulables, disponibilidad de formatos compatibles y una compra simple y segura".
Para la autora, "el futuro del libro será híbrido". La mayoría de los títulos saldrán primero en versión digital, y sólo los que vendan bien o generen interés saltarán al papel. Pero la sustitución de formatos es inevitable. "Se trata de una revolución industrial y cognitiva. No todos saldrán indemnes.
Algunos actores de la cadena del libro desaparecerán." Los intermediarios, sobre todo libreros y librerías, son los más expuestos. Lo que se necesita, y es extraño que Benhamou no lo mencione, es que haya un recambio generacional completo y la sociedad se vea conformada únicamente por nativos digitales. Recién entonces veremos los cambios verdaderos.
Mientras tanto, no deja de ser paradójico el hecho de estar leyendo un ensayo en el que se anuncia la extinción del libro tradicional pasando las páginas con los dedos, subrayando ciertas ideas con lápiz y sobre el papel.
El autor es crítico literario y periodista