“Cronoforma”: una gigantesca obra de arte hecha con ramas de poda, la nueva estrella del picnic nocturno en Pinamar
Mañana, a las 20.30, cuando comience la VII edición de “El Arte Despierta” en el parque del Golf, se presentará en sociedad la nueva instalación del artista Camilo Guinot
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Frente al Golf de Pinamar se levanta un entramado de ramas de casi cinco metros de altura y 15 de largo. Juntas son la resignificación de lo que estaba destinado a ser un residuo más. Sin embargo, esta obra, llamada Cronoforma por su creador, el artista Camilo Guinot, es solo un impasse, una pausa antes de que el material alcance su disposición final. Esta imponente estructura, tarde o temprano, desaparecerá.
Si bien ya está instalada en el Parque Escultórico de Pinamar (avenida Shaw 1640), la presentación oficial se realizará mañana en una nueva edición del Picnic bajo las estrellas, que comenzará a las 20.30. Desde Pinamar SA, empresa propietaria de las esculturas ahí expuestas y organizadora del encuentro, recomiendan llevar reposeras o lonas para poder sentarse en el pasto y disfrutar de las proyecciones de mapping sobre las obras mientras suenan bandas en vivo.
El Parque Escultórico de Pinamar está compuesto por una heterogénea camada de artistas provenientes de toda Latinoamérica. Y esta temporada contará con una obra única de Guinot, como el atractivo central. “Desde la perspectiva humana, las ramas se transforman en desecho en el mismo instante en que se las poda. Sin embargo, para esta obra, son recolectadas de distintas locaciones, convergiendo en un mismo sitio, reconfiguradas formalmente y resignificadas como elemento transicional, patrón constructivo y unidad cronológica. Acumuladas y dispuestas en el espacio retoman su cualidad original de ascensión y también son un modo de hacer tangible el tiempo”, describe el artista que nació en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y ahora vive y trabaja en la Ciudad.
Según Guinot, la obra está planteada con una duración limitada. “Me interesa que su condición cronológica se mantenga abierta y susceptible a modificaciones durante su existencia. Cronoforma consiste en una instalación escultórica de gran formato realizada con ramas de la poda local de Pinamar, en la cual exploro el vínculo entre producción humana y naturaleza por medio de formas y procesos que combinan tiempo y modos constructivos”.
Cronoforma, sin contar el tiempo que llevó la recolección, le demandó a Guinot 15 días de trabajo ininterrumpido. Todas las ramas están unidas con tarugos de madera y clavos, y, por el momento, por ser una obra semipermanente, el material no recibió ningún tratamiento para evitar que se degrade.
“Es un impasse para las ramas que luego volverán a ser poda, por eso no se les dio ningún tratamiento. En cuanto a la forma de la obra, si bien hubo una maqueta previa, los mismos materiales fueron marcando el camino. Por eso, hay un poco de control, pero también de azar, la forma va definiéndose en el montaje mismo”, agrega Guinot.
Pinamar, un municipio que mezcla el arte y la naturaleza
El paseo escultórico de Pinamar está compuesto por más de 60 obras emplazadas en siete sitios diferentes accesibles al público que visite el municipio. “La iniciativa de Pinamar SA fue creada como un espacio dedicado a la exposición y divulgación de obras autóctonas. El paisaje del bosque y la extensión de costa tienen un encanto único y particular; y esta iniciativa es un llamado a comprometer esfuerzos para el cuidado, resguardo y valoración de esos bienes naturales y culturales. El conjunto de obras que conforman El Parque Escultórico de Pinamar está compuesto por una heterogénea camada de artistas provenientes de toda Latinoamérica”, remarcan desde la empresa.
Una de las primera obras que se colocaron en la vía pública fue la del artista Pájaro Gómez, que se emplazó en la avenida Jorge Bunge y la Avenida del Mar, y fue bautizada Dibujando espacios. La imponente obra se encuentra allí por iniciativa de Pinamar SA. Tiempo después, el artista Alberto Bastón Díaz, creó otra gran obra llamada La permanencia de un sueño, aunque popularmente se la conoce como “la piña”, que está ubicada en el camino de Los Pioneros.
Sin embargo, esas dos obras no formaban parte de un proyecto como el que es hoy el Parque Escultórico. Esa idea fue posible gracias a que hace poco más de tres años a Elsa Shaw de Canale, una de las referentes de Pinamar SA, se le presentó la posibilidad de adquirir una colección privada de esculturas. “Carlos Alberto Cupi tenía muchísimas obras en unas siete hectáreas acá, en Pinamar, donde se podía entrar con invitación. Un día, por asuntos personales, levantó su parque y lo llevó a un campo. Le hicimos un ofrecimiento. Eran 69 obras y lo que más quería él era que se conservaran juntas. Fue una oportunidad importante: son cien años de escultura contemporánea, algo difícil conseguir. Llegaron un 25 de enero y en abril de 2017 empezamos todo esto”, dijo a LA NACION en 2019.
Entonces, una vez que las esculturas pasaron a ser propiedad de la empresa que fundó Pinamar, las obras pasaron a estar a la vista de todos. Ahí están desde El hombre del Delta, de Lucio Fontana, y cuatro bronces de José Fioravanti, hasta otro Hombre, de Ricardo Carpani, la Victoria, de Gyula Kosice, las mujeres de Antonio Pujía y Mariano Pagés, El gato de Tito creado por el pintor Carlos Alonso, una Venus fragmentándose de la saga mitológica de Marta Minujín y la Barca de Hernán Dompé, Evocación Heroica de Antonio Sassone, entre muchas otras.
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