Cristina Morató: “Detrás de las estrellas más deseadas había mujeres muy vulnerables”
"Madrid despierta de una pesadilla, se acerca a un tiempo con menos restricciones y añora tener una vida algo más normal", se esperanza Cristina Morató, escritora, periodista, viajera incansable, ahora recluida en la capital española a causa de la pandemia. Destacada por retratar la vida de grandes mujeres, algunas ignoradas, otras alabadas, que volcó en libros como Reinas malditas, Divas rebeldes o Damas de Oriente, su última obra, Diosas de Hollywood, comparte las historias de cuatro estrellas que tenían el mundo a sus pies, que triunfaron y también perdieron lo que más deseaban. Biografías que revelan que el Hollywood de antes, como el de hoy, nunca fue tan dorado como se lo ha querido mostrar. Rita Hayworth, Grace Kelly, Elizabeth Taylor y Ava Gadner, más allá del glamour.
-¿Cómo estás viviendo este tiempo extraordinario?
-Lo vivo sobre todo con temor por las personas que quiero, por los mayores y los más vulnerables. Por otra parte, tengo que decir que el confinamiento es una palabra que no me gusta porque yo creo que no estamos confinados, estamos en casa justamente para proteger a los demás. En ese sentido yo lo he seguido de manera muy estricta. Estuve casi mes y medio sin pisar la calle.
-Lo que sin duda se contrapone con tu espíritu viajero.
-Yo tengo la suerte de tener muchos kilómetros a mis espaldas, he viajado mucho por el mundo y entonces ahora ya casi puedo vivir de recuerdos, que también es otra forma de viajar. Lo siento por los jóvenes, por mi hijo que tiene 20 años. Los jóvenes tenían la posibilidad de viajar donde quisieran y el viaje es la mayor escuela de vida que puede tener un joven. Ahora, creo que lo van a tener más difícil.
-Fuiste reportera de guerra y mucho se habla de que en el mundo se respira un aire parecido al de una guerra. ¿Vos lo ves de esa forma?
-Quien habla de guerra yo creo que no la ha vivido, no ha vivido lo que es una guerra. Nos estamos quejando, una generación que no ha pasado hambre, que no ha vivido una guerra como la Guerra Civil que se vivió en España. Esto no es una guerra, es una pandemia, como ha habido otras gripes a lo largo de la historia; hemos tenido ya enfermedades anteriores que se cobraron muchas vidas. Esto es una tragedia, ha muerto muchísima gente. Hay gente a la que le encanta extrapolar los términos. Ojalá no tengamos que vivir una guerra para poder comparar lo que fue esta pandemia.
-A partir de tu experiencia en la investigación y enfoque en la vida de mujeres de todo el mundo: indígenas, aventureras, reinas, divas, ¿cuál era el reto de conocer y retratar a estas cuatro diosas de Hollywood?
-Un reto muy importante porque han sido mujeres muy famosas; no son viajeras ni exploradoras desconocidas a las que yo he dedicado mis primeros libros, mujeres a las que yo quería dar visibilidad. Aquí el reto era que Ava Gardner, Rita Hayworth, Elizabeth Taylor y Grace Kelly son muy conocidas, se han escrito muchas biografías sobre ellas y lo que he intentado es mostrar el lado más humano de estos personajes tan famosos, tan fotografiados y tan legendarios. Más allá de todo este lujo y glamour que envolvía a estas grandes estrellas, las más admiradas y deseadas de la época, lo que había eran mujeres muy vulnerables, tímidas e inseguras. El descubrir que sus vidas estaban lejos de esa imagen idílica que presentaban en las revistas del corazón, donde siempre aparecían sonrientes, posando en yates, en mansiones, me sorprendió. En realidad, sus vidas estuvieron marcadas por divorcios, adicciones, la soledad y los malos tratos, lejos del cliché que nos han ofrecido de estas mujeres. Y eso era lo que me interesaba descubrir y lo que he intentado mostrar en este libro.
-También una manera de desnudar a un Hollywood no tan dorado.
-Ava Gadner dice: "En Hollywood a las actrices nos trataban como si no tuviésemos alma". Para una actriz, trabajar en aquella época de Hollywood fue un infierno. Hablamos de una época en que los jefes y productores, los señores Louis B. Mayer, Darryl F. Zanuck y Howard Hughes eran los dueños no solo de los estudios sino casi propietarios de los actores y de las actrices. Era un sistema prácticamente feudal, y las pobres actrices que llegaban a Los Ángeles con el sueño de ser estrellas eran las víctimas de estos tiburones que les prometían un papel si eran amables con ellos, es decir a cambio de sexo. En el trasfondo del libro estamos también mostrando el acoso y los abusos sexuales en ese viejo Hollywood, en el que mucho antes del #MeToo si querías trabajar solo podías callar y aguantar. Los estudios ejercían un control casi feudal sobre sus actrices, las consideraban de su propiedad, controlaban al milímetro sus vidas, decidían desde sus despachos sobre los divorcios, matrimonios y hasta los abortos de sus actrices.
-Hay un cambio en la sociedad que hoy denuncia esos abusos.
-Claro, para algunas actrices el movimiento #MeToo ha llegado tarde, algunas mujeres han quedado muy traumatizadas, muy marcadas por los abusos que vivieron en Hollywood. En mi libro, rescato el horror y el infierno que vivió Rita Hayworth, fue la que peor lo pasó, porque sufrió el acoso de Harry Cohn, un tipo despreciable, todopoderoso, mandamás de la Columbia Pictures; era un depredador sexual a la altura de Harvey Weinstein. Cohn se obsesionó totalmente con Rita Hayworth que, cuando llegó a Columbia, tenía 20 años. En realidad, era Margarita Cansino, una chica muy vulnerable, muy insegura.
-Es sorprendente conocer en el libro de dónde venía esa fragilidad.
-Su historia es quizás la más desdichada de todas. Su padre era Eduardo Cansino, un bailarín que triunfó en Broadway, un buen bailarín. Él la obligó a ser su pareja artística cuando Rita tiene 13 años, la sacó del colegio para que pudiera trabajar y se la llevó a actuar a lugares muy sórdidos, antros de Tijuana, casinos flotantes. En su momento, Rita no se atrevió a denunciarlo, aguantó los abusos sexuales por parte de su propio padre en silencio; pero cuando se casó con Orson Welles, se lo cuenta a su marido. Él, con la autorización de Rita, al escribir sus memorias denuncia como la gran Rita Hayworth había sido abusada por su padre desde los 13 años hasta bien entrada la adolescencia.
¿Cuál de estas cuatro mujeres fue la que pudo reinventarse?
-A mí la que más me ha sorprendido ha sido Elizabeth Taylor; yo tenía una imagen de ella muy diferente; había hecho películas de niña, muy mediocres, me parecía cursi y remilgada. De todas ellas fue la única estrella infantil, a los 9 años ya tenía miles de fans; antes de cumplir los 30 era la actriz mejor pagada de Hollywood. Descubrí de su vida que a pesar de que estuvo marcada por el dramatismo, por los excesos, cuando el cine le da la espalda, cuando físicamente ya no es tan atractiva, se reinventa como empresaria de éxito. Se le ocurre, mucho antes que a Victoria Beckham, que a Beyoncé, crear una fragancia con su nombre que al día de hoy se sigue comercializando. Llegó a ganar más que a lo largo de toda su carrera como actriz. Fue la que logró reconducir su vida. Me gusta y admiro su sinceridad: fue la primera persona famosa en reconocer públicamente sus adicciones a las pastillas y al alcohol.
-¿Por qué Ava Gardner es la elegida para protagonizar la tapa? Vos decís que es la más libre, la más bohemia, la más independiente, la más auténtica.
-Ava Gardner es mi debilidad, para mí es la gran diosa de las cuatro. Me encanta su historia de la cenicienta que no conocía. Es una niña que parece de Tom Sawyer, que crece descalza y salvaje en un remoto pueblo de Carolina del Norte que no sale ni en los mapas; luego un cazatalentos la descubre cuando tiene 17 años gracias a unas fotografías y termina convertida en una deslumbrante diosa del amor sin quererlo, ella no quería ser actriz. Una mujer que no se siente a gusto en los papeles de vampiresa, pero los galanes más atractivos del cine caen rendidos ante su sensualidad y belleza. Ella fue muy libre sexualmente, muy adelantada a su tiempo, nunca ocultó la pasión que sentía por los hombres y finalmente el amor de su vida fue Frank Sinatra.
-Muy interesante conocer ese gran amor entre los dos.
-Aunque era una mujer atractiva, poderosa, finalmente cae en brazos de alguien que realmente no estaba a su altura. Un hombre atormentado, alcohólico. Sinatra era un vividor y el romance estuvo plagado de violentas peleas, de broncas, de borracheras.
-¿Crees que Grace Kellyhizo todo lo que hizo para que su padre la mirara, para que la valorara?
-Sí, yo creo que es uno de los motivos por los que se casó con el príncipe Raniero. Yo creo que Grace era una rareza en el mundillo de Hollywood, de una belleza clásica, modales elegantes y ese aire aristocrático. Fue la que tuvo una carrera más meteórica, antes de cumplir los 25 años ya había rodado once películas y tenía un Oscar. Y más allá de esa imagen un poco cursi, un poco altiva con sus guantes blancos, era muy discreta, culta y muy trabajadora.
-Hielo y fuego a la vez.
-Exactamente, tras este aspecto de niña bien se ocultaba una mujer rebelde, apasionada y con una voluntad de hierro, una mujer que disfrutaba mucho de la sexualidad. Grace Kelly fue musa de Alfred Hitchcock, el la definió con una frase, dijo que era "la princesa de las nieves". Se enamoraba de todos los galanes con los que actuaba, vivió apasionados romances, fue muy libre. En un momento, cuando tenía 26 años, estaba en la cima de su carrera, era una de las actrices mejores pagadas de Hollywood y además un ícono de glamour, nadie entendió por qué abandona Hollywood para casarse con un príncipe que resultó no ser tan azul. Ella todo lo hacía por un motivo, pensaba muy bien los pasos que daba. A los 26 años sabía que le quedaban pocos papeles para interpretar como protagonista en Hollywood, entonces se le cruzó el príncipe en su camino, aunque no estaba enamorada de él.
-¿Se enamoró después?
-El príncipe le daba la oportunidad de huida, de huida de Hollywood, de huida de una familia asfixiante, al mismo tiempo era una forma de contentar a su padre que siempre le mostró una gran indiferencia, siempre lo que hacía su hija pequeña no tenía valor, porque lo importante era lo que hacía la mayor, de hecho nunca valoró que su hija fuese actriz, ni siquiera valoró que ganara un Oscar y ella creyó que, de alguna manera, el hecho de convertirse en princesa le iba a dar la posibilidad de que su padre finalmente la aceptara. No fue del todo así. Después de esa boda de cuento de hadas, cuando vivió la realidad, descubrió que estaba en el palacio de los Grimaldi, que era como retroceder en el túnel del tiempo en una corte muy anticuada y al mismo tiempo muy perversa. Todos los miembros de esa familia le dieron la espalda, la consideraban una impostora, una extranjera.
-¿Desnudar a las mujeres, retratarlas, es una manera de inspirarnos a otras mujeres?
-En el caso de Reinas malditas y de Diosas de Hollywood yo he pretendido desmitificar a estas mujeres para no quedarnos con la idealización. Me interesa mucho conocer a la mujer; además pueden ser historias inspiradoras, todas ellas. Conocer sus debilidades, los fracasos matrimoniales de estas cuatro mujeres, auténticos íconos, auténticas diosas de Hollywood, las humaniza y nos ayuda a comprenderlas mejor. Cuando acabas de leer mi libro, las admiras por la fuerza de voluntad, el coraje, por cómo fueron capaces algunas de ellas de sortear obstáculos tan terribles en su vida y seguir adelante.
-¿Qué esperás para las mujeres?
-Espero que llegue un día en el que no tengamos que hablar tanto de nosotras porque ya se haya impuesto la normalidad y la igualdad, que las mujeres ya no tengamos que hablar de mujeres ni recuperar historias de mujeres porque el valor que tienen haya sido reconocido. Espero que un día también los nombres de mujeres que han hecho grandes hazañas y hecho grandes logros por fin estén presentes en los libros de historia y que nuestros hijos puedan leer, puedan aprender en donde haya una mirada femenina, no solo masculina.