Cristina Bajo: "Hay un mundo paralelo, muchas cosas que no vemos"
La "dama del gótico" publicó una antología muy personal del género y cree que es una resistencia al dominio de la razón; los fantasmas en la vida y en la obra
"Mi casa es interna: verás un pasaje ancho que termina en una arboleda y una casona antigua, la del prólogo de mi libro; la mía es una más modesta, primera y única a la derecha del pasaje", escribió Cristina Bajo a esta cronista en el mail en el que aceptaba recibir a LA NACION en la casa en la que vive, en la ciudad de Córdoba, desde hace cuarenta y cuatro años. Una casa llena de libros en la que convive con cuatro gatos, un perro y... un fantasma.
A los 79 años, la mujer que a los 50 -cuando comenzó a publicar novelas sobre la historia cordobesa- se convirtió en una escritora exitosa, está llena de proyectos. Ella que es ganadora del Premio Literario de la Academia Argentina de Letras por Tú, que te escondes, un libro de "cuentos raros", acaba de publicar Alguien llama a la ventana, una antología de doce cuentos góticos escritos todos, menos uno que es suyo, por autores clásicos como Henry James, Emily Dickinson, Edward Frederic Benson, Saki, Edith Wharton y Gustavo Adolfo Bécquer. En una edición muy cuidada, con ilustraciones elegidas por la escritora y la editora Paula Viale, Edhasa publica relatos que, según afirma Bajo, no están incluidos en las clásicas antologías de cuentos extraños y con los cuales tuvo alguna historia personal.
En una especie de prólogo que antecede cada cuento, Bajo describe esa circunstancia que le hizo conocer el relato o a sus autor a cuya vida y obra introduce con la misma delicadeza con la que orientó a esta cronista a llegar a su casa.
-¿Cómo explica la vigencia del género del gótico en siglo XXI?
-Considero que este tipo de literatura es una especie de rebelión contra la intelectualidad y contra el raciocinio. Nació así y sigue siéndolo. Es como burlarte de quien está escribiendo un gran libro. El clásico en general puede leerse en todo momento porque debe tener algo que es sencillo de leer y que perdura a través de las modas. Si mirás los ebook, tanto los pagos como los gratis, hay miles de terror y ciencia ficción. Quiere decir que la gente sigue leyendo eso; quiere seguir creyendo en el hombre lobo, en los marcianos, en los fantasmas.
-¿Por qué cree que ejercen tanta atracción en los jóvenes las historias de terror, vampiros y fantasmas?
-Creo que así como hay gente que necesita creer en el cielo o que hay vida después de ésta o en la reencarnación, la gente joven sobre todo necesita creer que algo mágico puede pasar, que no todo está determinado. Que no tenés que estudiar lo que te dicen tus padres, que no tenés que trabajar en una oficina; que a lo mejor hay algo más, lo imprevisto, lo raro, lo que no tiene explicación.
-Usted escribió que hace bien tener "un buen encuentro con aparecidos y elementales". ¿A qué se refiere?
-A que no sea algo terrorífico, sino algo como lo que yo viví con el fantasma que vi.
-¿Cómo fue eso?
-Hace muchos años, un día que estaba parada hablando por teléfono con una amiga, vi a través de la ventana a una anciana con un vestido blanco y el pelo suelto. Creí que era una de las alumnas de yoga de la casa de al lado que, como no habíamos hecho aún la tapia que dividiera las dos casas, se había pasado. Pero abrí la ventana y no había nada. La imagen estaba detrás de mí. Me santigüé, recé un padrenuestro, fui a la cocina y cuando volví vi la misma imagen, de espalda, que se iba para el patio caminando. Yo la vi sólo una vez más, pero se le ha aparecido en mi casa a dos personas a las que no había contado nada sobre esto. No soy yo la única loca que la ha visto..., pero es un buen encuentro porque nunca sentí que hubiera onda mala.
-Cuando se dicen estas cosas se piensa que quien las dice no está en sus cabales. ¿Cómo las explica?
-Sí, piensan que estoy loca, pero no lo estoy. Creo que hay un mundo paralelo, un montón de cosas que no vemos y que algunas personas tenemos más predisposición para ver cosas y asimilarlas. En su libro El hombre y sus símbolos, Jung documentó varios casos durante la Primera Guerra Mundial de madres que veían a su hijo entrar en el dormitorio y hablar con ellas, y después recibían la comunicación de que ese día habían muerto en el campo de batalla.
-¿Premoniciones, telepatía?
-Sí. Hay un montón de cosas que todavía no conocemos y no creo que sean mágicas, sino que son físicas. Algo físico-químico que de alguna manera, de vez en cuando, se ve; como si fuese una abertura en el tiempo. Las experiencias que he tenido y sobre las que he conocido han sido benévolas. Pero te aclaro que con mis alumnas hicimos una novena para las ánimas acá.
-¿Usted es creyente?
-Sí. Y eso ayuda. Aparte de tener fe leo sobre religión y sobre religiones comparadas.
-El católico común piensa que eso es cosa de brujos.
-Sí, pero yo pienso que una persona que puede creer que Jesús resucitó, nació de una mujer virgen y se apareció a sus amigos después de muerto -cosas en las que yo creo-, y cree en un Dios a quien no conoce la cara -porque los católicos no tenemos imágenes de Dios padre-, esas personas somos más proclives a que las cosas fantásticas nos parezcan menos fantásticas, y más familiares y cotidianas.
-¿Sigue escribiendo?
-¡Claro! Estoy escribiendo una ficción sobre la caída de Rosas que será la última de la saga de la familia Osorio. Tengo pensado escribir sobre las primeras capillas en Córdoba y también tengo otros proyectos.
Alguien llama a la ventana
Autora: Cristina Bajo
Editorial: Edhasa
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