Cristián Mohaded, el argentino que llevó los Valles Calchaquíes a Londres
Al rescate de la memoria emotiva, la instalación de cestería “Monte Abierto” representa a la Argentina en la Bienal de Diseño, la liga mayor de las tendencias contemporáneas; un viaje interno a las vivencias de la infancia a través del aroma intenso de un yuyo: el simbol
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PARA LA NACIONVivian Urfeig
El diseñador Cristián Mohaded es el único argentino que representa al país en la edición de la Bienal de Diseño de Londres 2021 que comenzó esta semana. Hasta el 27 de junio la instalación Monte Abierto invita al público a sumergirse en el universo de la cestería contemporánea y conocer el trabajo artesanal realizado a partir del Simbol, la planta silvestre característica de los Valles Calchaquíes catamarqueños.
El Pabellón Argentino de la Bienal, ubicado en el icónico edificio de Somerset House, a orillas del Támesis, es un imán para los visitantes. Las 17 piezas que componen la instalación están iluminadas de tal manera que el amanecer y el atardecer del monte adquiere tonalidades que varían, en loop, del naranja oxidado del amanecer al azul intenso del anochecer. Una experiencia inmersiva que apela a lo sensorial, desde el aroma intenso y fuerte del yuyo, a los matices y texturas. Pura memoria emotiva.
La aventura del diseñador de 41 años, oriundo de Catamarca, ocupa uno de los 30 pabellones que representan a los seis continentes y responden, con distintos recursos expresivos, a la consigna de esta Bienal: Resonancia, un lema impulsado por la artista británica Es Devlin, directora artística de esta edición que se desarrolla en modo presencial, con protocolos de seguridad.
Encuentros cercanos entre un diseñador y un artesano
El término que remite a la sonoridad fue reinterpretado por Mohaded con esta intervención que resume palabras, códigos y lenguajes constructivos que mantuvo a lo largo de 10 años con Lorenzo Reyes, el artesano catamarqueño que lo acompañó en el proceso de diseño de Monte Abierto, un diálogo colaborativo y experimental que ubica el proyecto en el borde entre la artesanía y el diseño. La propuesta curada por la artista argentina Franca López Barbera asume en su puesta, estas intersecciones. “La investigación sobre el Simbol me llevó a Lorenzo. Desde el día que nos conocimos se dio una conexión muy profunda. Me transmitió su saber ancestral y aprendí a identificar sus movimientos. Incorporé movimientos denominados como nudo, cordón, vuelo y contravuelo, entre otros. El respeto y la pasión por la artesanía nos permitió la transferencia de ideas que hoy están plasmadas en este pabellón, donde se puede vivenciar”, cuenta Mohaded, desde Londres.
El viaje no fue sencillo. Cuatro testeos en 10 días, controles y estrés por el traslado de las piezas, una logística que gestionó la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería Argentina, con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores. El comité de selección que evaluó el proyecto de Mohaded estuvo integrado por el arquitecto Andrés Duprat (director del Museo Nacional de Bellas Artes) Lucas Gioja (de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional), Ariela Peretti (Dirección Nacional de Integración Federal y Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura de la Nación) y las arquitectas Diana Saiegh y Alicia Santaló, del Fondo Nacional de las Artes.
“Representar al país es un orgullo que resume diez años de trabajo con el Simbol, pero sobre todo es un viaje interno a las vivencias de la infancia. Recuerdo estas cestas, las bolsas tejidas que tenía mi mamá en casa. Esta experiencia me permitió una exploración metafórica de mi provincia, del monte, del día cotidiano de un artesano, sus ilusiones, proyectos y saberes”, dice Mohaded con emoción desde el corazón de la bienal. No puede dejar de asombrarse por el impacto que le provoca cruzarse con gente sin barbijo en la calle. “Todos amontonados, un hormiguero, como en otras épocas. Eso sí, dentro de los pabellones se respeta un protocolo estricto, con recorridos marcados, distancia y tapabocas obligatorio”. Puro contraste.
Que hoy esté en la Bienal de Londres también es el fruto de una trayectoria de 15 años que articuló presentaciones en expos internacionales, verdaderas plataformas de lanzamiento a la industria donde cosechó distintos premios. Entre otros, Design Miami, Maison & Objet (Paris), Salone Satellite (en el Salón del Mueble de Milán, donde fue distinguido como Talento Emergente de Latinoamérica por su fundadora y curadora Marva Griffin y los Hermanos Campana) y la incorporación a las colecciones permanentes del Museo de Arte de Filadelfia y el Museo de Arte Decorativo de París. También fue seleccionado entre los 25 diseñadores emergentes internacionales del premio Deezen, en 2019. En Argentina, en tanto, integra el legado de diseño local de la Fundación – I-D-A (Investigación en Diseño Argentino) y realizó la muestra individual Objetos Embrionarios, en galería Praxis.
La producción de Mohaded combina técnicas ancestrales y productos industriales de terminaciones precisas, sofisticadas y de excelencia. Sus tramas no solo tejen y ponen en valor los oficios, parte de su adn, sino que además abordan proyectos de iluminación, mobiliario, decoración e instalaciones. Graduado en la Universidad Nacional de Córdoba, vive y trabaja entre Milán, capital del diseño industrial, y Buenos Aires. “Con la artesanía se logran piezas exquisitas y majestuosas, generar nuevas miradas a los materiales”, propone Mohaded quien, a la vuelta de su participación en Londres, se embarcará en otra instalación. En octubre se inaugurará una muestra en el Museo Nacional de Arte Decorativo, con piezas inéditas, fruto de la experimentación material. “Estos diseños nuevos surgen de la hibridación entre lo artesanal y lo industrial. Ponen el foco en la sinergia de búsquedas a nivel federal. Fibras, textiles, metales, piedras y sal. Un mapa que recorre técnicas y oficios de Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires”.
Cristián Mohaded, el argentino que plantó bandera. El diseñador que revaloriza el saber hacer, dialoga con la naturaleza de su monte natal y revela el territorio construido para dialogar con el paisaje.
Por Vivian Urfeig
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