Corazones destrozados
El otro día volví a recordar uno de los crímenes de que son víctima a diario los ciudadanos de nuestra Nación. En medio del frenesí mundialista, me di cuenta de algo que es obvio y a la vez por completo transparente. Todos los días sabemos de uno o más horrores. A cual más indignante, más repugnante, más incomprensible. ¿Solo de femicidios, de cuántos hemos tenido noticia el último mes? Luego esa tragedia es reemplazada por otra, al día siguiente. O al otro. Se entiende que los que nos encargamos de dar las malas noticias no podemos hacer el seguimiento de cada historia (es materialmente imposible; hace 44 años que trabajo de esto), pero eso no significa que tales historias no existan. Durante unas horas esa familia, ese deudo, esa víctima, aparecen en nuestras consciencias anestesiadas, y luego vuelven al anonimato.
Por supuesto, sus dramas no cambiarían en nada, si siguiéramos sabiendo de ellos. Pero me puse en sus lugares y pensé en la soledad y la resignación y, sobre todo, en el incalculable dolor toda vez que se enteran de otro crimen, otra pérdida, otra noticia que nadie quiere dar y que, sin embargo, no tenemos más remedio que dar e inevitablemente vuelve a destrozar sus corazones muchas veces destrozados.
Otras noticias de Catalejo
Más leídas de Cultura
“Un clásico desobediente”. Gabriela Cabezón Cámara gana el Premio Fundación Medifé Filba de Novela, su cuarto reconocimiento del año
“Enigma perpetuo”. A 30 años de la muerte de Liliana Maresca, nuevas miradas sobre su legado “provocador y desconcertante”
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
Martín Caparrós. "Intenté ser todo lo impúdico que podía ser"