Contenidos de la vida política
José Enrique Miguens realiza una síntesis conclusiva de su pensamiento, con un particular acento puesto en los aspectos míticos, mágicos y religiosos
En el punto cenital de una extensa y fructuosa trayectoria intelectual, José Enrique Miguens entrega con Modernismo y satanismo en la política actual una suerte de síntesis conclusiva de su reflexión y su experiencia de toda una vida como un verdadero maestro de las ciencias sociales, de las cuales fue precursor en el escenario local. Una constante de su pensamiento, también presente en el libro, es la inquisición, compartida tanto por argentinos como por perplejos extranjeros, sobre los factores que han convertido a la Argentina en una sombra de lo que debió ser.
El autor exhibe en este nuevo ensayo su sostenido interés por la ética ciudadana, en el que se advierte una preocupación por configurar los resortes de una democracia más real y auténtica, y apunta a neutralizar los vicios que la transforman en apenas un remedo, cuando indignados jóvenes denuncian ese mismo fraude en las principales ciudades del mundo.
A esta actitud, Miguens agrega su penetrante análisis de los contenidos míticos, mágicos e incluso religiosos de la vida política. Ha cultivado, desde mucho antes que se convirtieran en autores de culto, el diálogo con filósofos como Leo Strauss o Eric Voegelin, con su conceptualización del mesianismo político y de las religiones políticas de la modernidad.
Según Miguens, el modernismo es un subproducto patológico de la modernidad, que ha transmitido una visión racionalista a la cultura occidental, con su consecuente negación de la realidad. Esta construcción racionalista de la realidad es identificada por el autor como el imperio de la mentira, presente en supérstites del socialismo revolucionario que asumen como mentores ideológicos de los nuevos populismos, antes escorados a la derecha y ahora a la izquierda.
La identificación clarividente del mal como un poder real en el mundo, una de las claves del pensamiento de Voegelin, es también un eje central del libro. Contrariamente a un no tan lejano pasado de hegemonía cultural del positivismo, el escenario científico se ha venido abriendo progresivamente a un reconocimiento del impacto cultural de lo religioso. Palabras como secularismo, fundamentalismo y secularización han pasado a ser una referencia corriente en las ciencias sociales.
La ofensiva evangélica, el renacimiento del islam, el diálogo intercultural e interreligioso, la irrupción de movimientos religiosos y de la New Age, y las tradicionales y modernas formas de religiosidad popular, las nuevas sectas milenaristas, las discusiones sobre el velo islámico -y, en un sentido más general, sobre el lugar de lo religioso en el ámbito público- y la explosión fundamentalista colocaron en un primer plano la temática de la religión y la política.
En el tratamiento una vez más precursor en la materia, Miguens ha centrado su pensamiento en algunas verdades esenciales que se han visto precisamente opacadas por los vientos de ese foco modernista. Como lo ha denunciado en anteriores ocasiones, él insiste en pocas pero oportunas distinciones. Por ejemplo, el orden político no es el orden escatológico. El ámbito de la política no es el de la ciudad celeste. El Estado no puede imponer una religión, pero tampoco puede imponer una religión secular ni un pensamiento único. El orden político no es el único horizonte de sentido, viene a decir Miguens, porque si toda trascendencia es excluida del escenario social sólo queda el poder del hombre sobre el hombre.
- MODERNISMO Y SATANISMO EN LA POLÍTICA ACTUAL
Por José Enrique Miguens
Lumen