Consumos culturales: Internet impacta en hábitos y formatos tradicionales
A medida que aumenta la conexión a Internet, sobre todo por medio del celular, la dieta cultural de los argentinos se vuelve más intangible. La expansión de Internet móvil no sólo cambia la forma de acceso a los contenidos, sino que además permite el desarrollo de prácticas culturales que se pueden hacer en simultáneo con otras actividades. Según revela la segunda Encuesta Nacional de Consumos Culturales, prestar atención exclusiva a una sola práctica (al leer un libro, visitar un museo o asistir a una obra de teatro) es cada vez menos usual. "La digitalización y la portabilidad favorecieron una modalidad de consumo ágil y con prevalencia de contenidos breves: cae la lectura de libros, pero proliferan varias actividades realizadas en Internet que implican lectura; cae la asistencia al cine, pero aumenta el consumo de contenidos audiovisuales a través de plataformas on-demand o sitios online; cae la compra de discos físicos, pero cada vez se escucha más música en Internet". Pese al estilo concesivo del informe que acompaña la encuesta del Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca), la variable económica no está ausente a la hora de evaluar el derrotero de nuestros consumos culturales.
"Este encuentro abre un espacio para dialogar con quienes son los protagonistas de la producción cultural de los diferentes sectores y analizar con ellos los cambios que atravesamos en materia de nuevos formatos de producción, circulación y consumo de contenidos culturales", declaró hace unos días el secretario de Cultura y Creatividad, Andrés Gribnicow, ante el auditorio casi colmado de una de las salas del Centro Cultural de la Ciencia (C3). El encuentro al que Gribnicow hacía alusión tenía por objetivo debatir los resultados de la encuesta del Sinca. Esa investigación, que los interesados pueden consultar aquí, busca detectar hábitos, comportamientos y frecuencias en la relación de los ciudadanos con la cultura.
Además de indagar el equipamiento cultural y el tiempo que destinamos a leer, ver series o películas, escuchar música y visitar museos, la muestra evidencia el grado de digitalización que tienen nuestras búsquedas culturales. En la encuesta anterior, de 2013, solo el 9% de los argentinos se conectaba a Internet por medio de su teléfono celular (o, como dice Ariel Torres, su computadora portátil). En la encuesta de 2017, el porcentaje subió al 70%. "Eso transforma e impacta en los hábitos de consumo", remarcó Gribnicow.
Tanto él como el secretario de Gobierno de Cultura, Pablo Avelluto valoraron la encuesta como una herramienta fundamental para el diseño de políticas públicas y el desarrollo de la economía creativa, "entendiendo a la cultura como generadora de identidad y ciudadanía". No obstante, para alcanzar esa meta, el rol del Estado es decisivo. El entusiasmo que despierta la economía creativa no puede suplir el severo ajuste presupuestario que sufre el área de Cultura. La encuesta revela que la población con mayor nivel educativo y económico es la que accede a mayor variedad de consumos culturales. Así como hay desigualdad económica, existe la desigualdad en el acceso a la cultura. Achicar esa "grieta" debería ser la meta de las políticas públicas.
Los contenidos mandan
Según datos del Sinca, los contenidos audiovisuales (en gran parte gratuitos) se impusieron a la lectura de libros, la asistencia a cines y teatros y la concurrencia a museos. "La asistencia presencial a cines, teatros o museos se ve claramente afectada, tal como lo demuestra la disminución de público entre 2013 y 2017. Los motivos varían, pero el hecho de demandar un gasto adicional de dinero y un tiempo determinado de atención exclusiva, además del tiempo y costo de los traslados, parecen ser algunas de las causas principales de abandono de esas prácticas", se observa en el informe del Sinca.
Más de 500 personas, entre ellas funcionarios de organismos del Estado y jóvenes profesionales del sector privado, se inscribieron para participar del debate en el C3. También se convocó a representantes del sector académico, las industrias creativas y los medios de comunicación. El programa de la jornada se desdobló: en la primera charla, coordinada por Néstor Sclauzero, gerente de Noticias de la TV Pública, se abordaron casos exitosos de productos culturales, como radios online, canales de YouTube para niños, nuevos formatos teatrales y series web. Allí tuvo lugar un divertido contrapunto entre Sclauzero y el actor y director Martín Piroyansky, que relativizó las expectativas sobre el tiempo que los usuarios de Internet dedican a la cultura.
El rendimiento económico también se puso en cuestión. Si bien algunas propuestas daban ganancias, como el proyecto de Roberto Pomar (fundador de Leader Entertainment y creador del canal de YouTube El Reino Infantil), otras, como las series dirigidas por Piroyansky para UN3 (el canal de la Universidad Nacional de Tres de Febrero), no tanto. "El contenido es rey", dijo Pomar, luego de indicar el crecimiento exponencial de El Reino Infantil, que asocia las canciones para chicos con la animación. La principal vía de consumo de películas y series son los canales de TV por aire y cable (58% y 74%, respectivamente); la segunda opción más elegida es la modalidad online, mientras los sitios gratuitos como YouTube y las aplicaciones pagas como Netflix representan un 32% y un 25% cada una.
Se sumaron al debate Guido Corallo (director de la radio online Congo) y María Figueras, una de las confundadoras de Microteatro Buenos Aires, que ofrece un menú de piezas teatrales de quince minutos de duración en Serrano 1139. La encuesta del Sinca señala que entre 2013 y 2017 se registró un crecimiento de la escucha de música online (pasó del 16% al 44%) y, respecto del teatro, que el grado de concurrencia aumenta con el nivel educativo y económico.
Piroyansky acotó que no sabía si le recomendaría a las empresas privadas el auspicio de series web. "Para eso tienen sus comerciales. Aunque tal vez Eco de los Andes o Quilmes podrían auspiciar una serie en la que nadie nunca tome una Quilmes o una Eco de los Andes", ironizó. Quizás por su rol de coordinador del debate, Sclauzero no hizo referencia a la producción y consumo de las series que emite la TV Pública. Pese al escepticismo del director de Voley, el consumo online de películas y series creció del 16,7% al 19,6% en cuatro años. Ver películas y series por medio de plataformas y aplicaciones pagas casi siempre supera en la encuesta los índices de consumo gratuito.
Los resultados de la encuesta evidenciaron que el mayor gasto de la "canasta cultural" corresponde a consumos digitales. En 2013 ese gasto representaba el 33%, y en 2017, al 50%. Los consumos con menor gasto promedio por mes son el teatro, los libros y revistas y el cine. El aumento de los servicios de telefonía móvil acumula en 2018 un alza del 20% al 29%, según la compañía y el tipo de abono.
¿Hacia dónde van los consumos culturales?
La segunda mesa estuvo coordinada por el sociólogo e investigador Luis Alberto Quevedo, que felicitó a la coordinadora del Sinca, Alejandrina D'Elia, por continuar y perfeccionar la encuesta, que fue hecha por la consultora Ibarómetro durante el primer semestre de 2017. La muestra se dividió en siete regiones (ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, NOA, NEA, Centro, Cuyo y Patagonia) y abarcó 2800 casos. "Sin datos no se pueden pensar políticas públicas", destacó Quevedo. A continuación, relativizó las a menudo anunciadas "muertes" de formatos culturales, como la televisión, el libro en papel y el cine. "Habría que hablar de mutaciones", dijo.
Martina Rua, periodista especializada en tecnología e innovación y coautora con Pablo Fernández de La fábrica de tiempo, se refirió a la tarea de los periodistas: "Tenemos que reinventarnos constantemente. No podemos no pensarnos como medio nuevo, tenemos mucho que aprender. Los consumos culturales y las decisiones de compra están movidas de los medios tradicionales", señaló. Según Rua, la "cocina digital" de los diarios no está aún lo suficientemente abastecida.
La doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, Carolina Duek, indicó que existen prejuicios con las nuevas formas de consumo cultural de los jóvenes. "A veces les decimos que vayan a leer un libro y ellos lo están leyendo desde el celular. Los adultos tenemos la obligación de informarnos, saber de qué están hablando los chicos, tenemos que ver las cosas que consumen. Es necesario ampliar los accesos al contenido". Duek estableció una diferencia entre el éxito que puede tener un producto cultural y la calidad de la propuesta; para ello, dio como ejemplo los videos del youtuber El Demente. Trini Vergara, directora de Entre Editores (espacio de actualización para profesionales de la edición) y responsable del sello V&R, resaltó las transformaciones que conllevan la revolución digital en el plano de la lectura y mencionó el caso de Wattpad, la plataforma de nuevas narraciones que tiene mucha repercusión entre adolescentes y jóvenes. Deslizó, además, una crítica a los libreros que no saldan sus deudas con las editoriales.
Entre 2013 y 2017 la lectura de libros experimentó una caída notable. En 2013, un 57% de la población había leído al menos un libro; en 2017, ese porcentaje bajó al 44%. La falta de interés fue el motivo más mencionado por los consultados de todas las edades, géneros y sectores socioeconómicos. De los que leen, el 43% prefiere el papel y solo un 10% lee libros en formato digital. Casi cinco de cada diez libros leídos correspondieron a autores argentinos y los géneros favoritos de los lectores fueron la historia, los cuentos, las novelas y las biografías. La política ocupó el último lugar de interés, detrás de la poesía y los temas de salud.
Roberto Mayo, gerente de noticias de Telefé, indicó que no había que pensar en la muerte de los medios, sino en la muerte de ciertos modelos de negocios. "El tiempo es uno de los valores más importantes que tenemos. La variedad de oportunidades y la variedad de consumos se potenciaron". Según la encuesta, todos los argentinos miran televisión y lo hacen a través del televisor como soporte principal (95%). Apenas un 5% de la población consume contenidos televisivos por celular u otros dispositivos.
"La Encuesta Nacional de Consumos Culturales es una herramienta clave porque genera debates y conversaciones entre los actores de las industrias creativas. Permite que el diálogo surja de datos duros y no de prejuicios o posiciones preestablecidas. Logra poner en cuestión certezas y avanzar en consensos innovadores para la formulación de políticas públicas para cada sector", dijo el secretario de Cultura, Pablo Avelluto, en el cierre del encuentro.
Material indispensable para funcionarios públicos, gestores culturales, investigadores y periodistas, la segunda Encuesta Nacional de Consumos Culturales acerca información útil para que la Argentina vuelva a destacarse en un área fundamental para el desarrollo y la inclusión social.