
Confirman a Torcuato Di Tella como secretario de Cultura
Aunque la semana última había declinado el cargo, ayer aceptó el ofrecimiento
"Soy como Perón, fácil de convencer." Así explicó ayer Torcuato Di Tella su decisión de aceptar el cargo de secretario de Cultura del nuevo gobierno, un lugar que hace escasos días había declinado ocupar por no considerarse capaz.
"Sigo pensando que no es mi especialidad, pero me presionaron mucho. Me dijeron que el presidente Kirchner realmente quería que yo ocupara ese puesto", contó a LA NACION, en un diálogo telefónico.
La Secretaría de Cultura, hasta hoy a cargo del actor Rubén Stella, seguirá dependiendo de la Presidencia de la Nación. En los últimos días se había considerado su regreso a la órbita del Ministerio de Educación, una posibilidad que había despertado oposición y cuestionamientos en la comunidad artística e intelectual.
El llamado del vocero presidencial Miguel Núñez encontró anteayer a Di Tella en la localidad correntina de Virasoro, adonde había llegado para dictar una conferencia, invitado por la Fundación Domingo F. Sarmiento.
El ofrecimiento lo obligó a suspender su viaje, que pensaba continuar en Paraguay, donde tenía organizados algunos días de actividad para completar un trabajo sobre el sistema político de ese país, que está a punto de terminar. De regreso en Buenos Aires, se reunió ayer con colaboradores de Kirchner.
Primero y último
Di Tella, de 73 años, es ingeniero graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y tiene un máster en Sociología de la Universidad de Columbia. Es docente en la UBA y en la Universidad Di Tella y autor de numerosos libros y ensayos sobre temáticas de análisis político e histórico.
Irónico y verborrágico, durante la campaña electoral apoyó públicamente a Kirchner e incluso escribió un libro de conversaciones con el entonces candidato, llamado "Después del derrumbe", editado por Galerna.
El primer cargo público de Di Tella -"y probablemente el último", vaticinó- no será una gestión sencilla. Estará al frente de un área compleja y diversa, que engloba una variedad de organismos descentralizados, espacios y actividades: del Fondo Nacional de las Artes a la Biblioteca Nacional y las bibliotecas populares, de los museos al Instituto Nacional del Cine y el del Teatro, del patrimonio nacional y los monumentos a la Orquesta Sinfónica y las academias nacionales.
"Voy a tener que operar con gente que tenga experiencia en esto y voy a delegar funciones", admitió Di Tella, aunque no tiene definidos, todavía, los nombres de sus colaboradores. "Hay que empezar a ver qué gente hay y qué gente hay que cambiar", señaló.
Ya plantea, sin embargo, líneas generales: "Soy un socialista moderado que participará de un gobierno cuyo objetivo prioritario debe ser lograr la unión nacional", dijo. Para eso, en su gestión buscará "recuperar valores nacionales, integrando a todo el país y dando participación al pueblo, para que se exprese libremente".
La gestión pública, expresó, no le impedirá seguir escribiendo, "porque soy un grafómano empedernido", según se definió. De hecho, su último libro está a punto de salir al mercado. Se trata de "Perón y los sindicatos: el inicio de una relación conflictiva", un texto en el que ha estado trabajando en los últimos 20 años.
"Es una coincidencia que aparezca justo ahora. Es un estudio histórico del surgimiento de los sindicatos en los años 30 y 40. No sé si les va a gustar mucho a los peronistas, aunque no es una crítica, sino un análisis", anticipó.
Di Tella es el hermano mayor del ex canciller Guido Di Tella, fallecido el 31 de diciembre de 2001. Está casado en segundas nupcias con Tamara Chichilnisky, que fue su alumna y adoptó su apellido antes de hacerse conocida como dueña de centros de belleza. Tiene cuatro hijos.
La complejidad de la tarea que le espera desde mañana, en las oficinas de la avenida Alvear y Rodríguez Peña, no lo asusta. Y pronostica con ironía una definición para su gestión: "Me voy a hacer echar de la Secretaría de Cultura. Ponga eso".