Con una entrevista al escritor mexicano Juan Villoro, comienza el BorgesPalooza
Compara al autor de “Ficciones” con el “mediocampista que da los pases”; “Borges se convirtió en una auténtica universidad para mi generación”, dice; el festival, que se extiende hasta el domingo, cierra con un recital de Lula Bertoldi
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La sexta edición del BorgesPalooza, festival literario con entrada libre y gratuita que organiza el escritor y joven “borgeólogo” Daniel Mecca, comienza este jueves con una imperdible entrevista al escritor mexicano Juan Villoro, que se transmitirá a las 17 por el canal de YouTube del encuentro. También participan la escritora Alicia Genovese, el ensayista Alejandro Horowicz, el filósofo Darío Z., el escritor Ariel Magnus, el editor Daniel Divinsky y la cantante Lula Bertoldi, a cargo del show musical de cierre el domingo a las 21 en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba, avenida San Juan 328).
“Leer a Borges es como ver jugar al Barcelona de Guardiola”, afirma Villoro en la charla con Mecca, que dura más de una hora. El premiado autor de El testigo descubrió la literatura borgeana en la adolescencia. “Al principio me costó bastante -reconoce-. En esa época leía a Julio Cortázar, un autor de cuentos fantásticos mucho más cálidos”. Comparado con el autor de Bestiario, Borges le parecía “excesivamente cerebral”. Sin embargo, pasados algunos años, “Borges se convirtió en una auténtica universidad para mi generación”, remarca.
“Es casi imposible tratar de escribir una página al estilo de Borges sin estar copiando o parodiándolo -afirma Villoro-. Es un escritor que tiene una prosa tan asentada y especial que resulta ridículo tener una influencia demasiado próxima pero, al mismo tiempo, nos señala que esa escritura tan individual es el resultado de muchos borradores previos que llevaron a ese momento provisional y que esa historia tendrá otros momentos”.
Luego de destacar la impronta de las “barriadas argentinas” en ficciones y ensayos borgeanos, compara al mexicano Juan Rulfo con Borges. “Hay la tentación en los escritores de entenderlos en una luz un tanto maniquea -señala Villoro-. Por ejemplo, en México, a Rulfo le ha pasado el fenómeno opuesto al de Borges, ya que Rulfo ha quedado como un autor tan arraigado en las costumbres del campo mexicano, en el habla coloquial, que muchas veces se pasa por alto la insólita modernidad de sus fabulaciones y de la estructura de sus cuentos y de su novela Pedro Páramo. Su parte universalista y cosmopolita se dibuja en su raigambre local. En Rulfo, Borges admiró la ejecutoria de una obra de fantasmas”.
Y se refiere al vínculo que el chileno Roberto Bolaño tuvo con la obra borgeana. “Para Bolaño la escritura era parte de la vida, no una exclusión; no le dio la espalda a la existencia, sino que vivió a través de la escritura -sostiene el autor mexicano-. Roberto admiraba mucho a Borges. La figura rectora del detective salvaje es el poeta que interroga la realidad: creo que hay un linaje ahí que nos remite a Borges porque este le dio un estatuto distinto a la novela policial. Bolaño continúa este linaje, esa investigación que hacen sus protagonistas que son poetas de la existencia. Es decir, no son necesariamente poetas que escriben y esto colinda con Borges”.
Para Villoro, Borges es precursor del ChatGPT. “Hay cosas que son profundamente actuales en Borges si piensas en un texto de los años treinta publicado originalmente en Sur que se llama ‘La Biblioteca Total’. Es un texto que prefigura el ChatGPT y que comienza hablando de la posibilidad que el azar nos brinde todas las obras del mundo”.
El autor de Dios es redondo lleva a Borges al terreno del fútbol. “Lo asociaría con el mejor club que jamás he visto jugar que es el Barça de Guardiola que es un club que realmente asocio con la estética y la capacidad de ganar en el fútbol, que es algo muy difícil. Guardiola demostró que se puede ganar por medio de la belleza: esa sinfonía con el balón es extraordinaria”. Según Villoro, Borges, “más que un jugador que remata las jugadas o tiene la vanidad de hacer los goles” es como “el mediocampista que da los pases; es el gran repartidor de juego, el gran distribuidor que puede tener la literatura […] es un jugador como Iniesta, como Xavi, esos grandes pasadores que jugaban con el espejo retrovisor”.
Por pedido de Mecca, Villoro enumera los escritos de Borges que le recomendaría a un marciano. “El ‘Poema de los dones’, porque es un resumen de lo que vale la pena de esta planeta; por razones éticas recomendaría ‘La memoria de Shakespeare’; también el cuento ‘El inmortal’: la gran lección ética de este relato es como todo mejora gracias a la precariedad de la existencia -responde Villoro-. Para que se pusieran a pensar en enigmas de difícil solución recomendaría ‘El jardín de senderos que se bifurcan’, para que vean cómo los seres humanos jugamos ajedrez y ahí tenemos infinitas posibilidades de fabulación. Y, por último, incluiría ‘El Aleph’, que tiene las dos orillas de Borges: el barrio y el universo”. Los libreros extraterrestres sabrán tomar nota.
Una programación para todos los gustos
En el festival habrá talleres gratuitos -uno virtual, este viernes de 19 a 21, a cargo de El Cuaderno Azul, y otro presencial en el Macba, “para convertirse en Funes el memorioso”, a cargo del profesor Andrés Rieznik, el sábado a las 21- y un tour borgeano por el Cementerio de la Recoleta, el sábado de 10 a 12. Para inscribirse en las actividades hay que visitar esta página web.
El sábado a las 18, en el Macba, se llevará a cabo el #PilaFest (coorganizado con la app Pila de Libros), en el que los lectores podrán intercambiar libros; no solo los escritos por Borges, sino también los que tradujo, prologó, antologó y firmó (en este último caso, el intercambio es poco probable). Se incluyen además los que le hubieran gustado al exigente autor de Otras inquisiciones.
Una hora después, Alicia Genovese hablará sobre la imagen del poeta en el autor de Los conjurados. “Voy a tomar la imagen del poeta en Borges a través de dos planos -dice la escritora a LA NACION-. Por un lado, la valoración que hace Borges del poeta como perdedor como ‘looser’, ese poeta que nadie recuerda, que solo firma parte de una línea sin destacar en una antología, mientras otros brillan. Por otro lado, el poeta capaz de observar cada cosa del mundo como si fuera infinita, como si se abriera en más y más detalles casi imposibles de abarcar. De algún modo como lo hace Funes al percibir cada cosa que luego recuerda”. A las 19, Daniel Divinsky contará sus anécdotas con Borges, que bautizó como “borgerías”.
El domingo a partir de las 18 -a la mañana se hará una actividad para chicos en la librería Naesqui (14 de Julio y Charlone)- habrá que instalarse en el museo porteño. Alejandro Horowicz hablará sobre Borges y el mercado cultural; Ariel Magnus, sobre la novela Continuidad de Emma Z. (que propone una inesperada relectura del cuento “Emma Zunz”) y Darío Z., sobre la filosofía del escritor. Lula Bertoldi le pondrá un broche rockero al BorgesPalooza.
“Esta edición está enmarcada en un contexto del país de mucha agonía económica y cultural, por lo cual el solo hecho de hacer el festival es, por su propia inercia, una búsqueda de resistencia -dice Mecca a LA NACION-. El BorgesPalooza 2024 tendrá, a diferencia de otras ediciones, diferentes escenarios, virtuales y presenciales, lo que por un lado le da una dinámica federal y, por otro, en lo presencial, permite jugar con nuevos territorios donde explorar lo borgeano”. Sábado y domingo se leerán frases de Borges en los rincones del Macba y, en un volumen titulado ‘Decile a Borges lo que quieras’, los visitantes podrán dejar mensajes.
El festival, que cuenta con el apoyo de Mecenazgo porteño, Banco Superville y el Macba, lanzó la campaña “Hacete amigo del BorgesPalooza”; los interesados pueden colaborar con un aporte equivalente al costo de un café con leche con medialunas. “La cultura también es alimento”, concluye Mecca.
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