Con menos obras y más espacio, ARCO inaugura una feria diferente, pero con la misma esencia
Después de un largo año marcado por la distancia, el gran encuentro de arte internacional regresa con todos los recaudos y el gran desafío de reactivar un mercado azotado por la pandemia
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MADRID.– Una mujer camina con soltura por los anchos pasillos, los más anchos de las últimas cuatro décadas, con la estructura fluorescente de un amplio miriñaque. Es imposible acercarse a ella sin guardar la distancia social propia de estos tiempos. Su mensaje es estético y claro. La Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCOmadrid celebra hasta el domingo este encuentro ineludible para coleccionistas, galeristas y amantes del arte con una edición diferente: los espacios son más grandes y el volumen de las obras expuestas, menor. Sin embargo, su esencia se conserva gracias a la complicidad, palabra clave de esta entrega, de sus visitantes y amigos. El arte latinoamericano, las artistas mujeres y un homenaje al Guernica son algunas estrellas de este año, que busca reactivar el mercado tras el duro impacto de la pandemia, que todavía continúa.
Si bien un puñado de coleccionistas, directores de museos y galerías, periodistas y personalidades accedieron al predio ferial hoy, será mañana la inauguración oficial con la habitual presencia de los Reyes de España y otras autoridades; así, recién luego el mediodía, comenzará a llegar el público general. La complicidad y el entusiasmo por el encuentro se respiran en todos los salones.
En ARCO 2021 participan 130 galerías de 26 países [209 de 30 nacionalidades estuvieron en la edición anterior], donde más de 1500 artistas expondrán sus obras en este desafiante contexto y con todos los recaudos de la pandemia: además de la toma de temperatura en el ingreso al predio, los pasillos son más amplios para evitar aglomeraciones.
Excelente anfitriona, Maribel López, directora de la feria española, recorre los pabellones respondiendo dudas y dando la bienvenida: “Queríamos explicar lo importante que es el arte latinoamericano para ARCO, abrazando las circunstancias que teníamos. No lo podíamos dejarlo renunciar. Creo que el proyecto Remitente ha quedado muy bien con un trabajo muy importante”, decía esta mañana López a LA NACION.
De las 130 galerías que acudieron a la cita, 105 integran el Programa General, 10 componen el programa llamado Opening, y 15 son parte de Remitente. Esta última, curada con la complicidad del argentino Mariano Mayer, propone un modelo híbrido donde, las tecnologías –las OVR, online viewing rooms– serán clave para tender puentes en un contexto de compleja movilidad a través de las fronteras y conectar galerías con obras de arte. Así, 19 artistas de Latinoamérica de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México integran ARCO a través de diversas galerías que estarán, a través de estas piezas, presentes en esta edición. Lolo y Lauti (Barro), Alfredo Dufour (Constitución), Mauro Guzmán (Herlitzka + Faria), Fernanda Laguna y Laura Mema (Nora Fisch), Juan Sebastián Bruno (Pasto), Jimena Croceri (Piedras) y Andrés Denegri (Rolf Art) serán los artistas y las galerías argentinas presentes en esta edición. Solo Mema, que reside en Madrid, podrá acudir personalmente a la feria y la única galería argentina con stand propio es waldengallery, que trajo la exposición Coraza de la artista mexicana Magali Lara, quien arribará a Madrid mañana.
En este mismo predio de la Institución Ferial de Madrid (IFEMA) funcionaba hace un año un hospital de campaña construido a toda velocidad para albergar a pacientes con Covid-19, ante un sistema sanitario sólido, pero que aún así colapsaba con la primera ola de la pandemia. ARCO, que se celebra tradicionalmente en el mes de febrero, y suele convocar unos 100 mil visitantes, modificó su agenda para permitir la presencia internacional y para que el escenario sanitario –la vacunación en España avanza a un ritmo acelerado y el nivel de incidencia de contagios no está en estado crítico– sea más propicio para el encuentro. Así, la edición anterior se llevó a cabo poco antes de que se decretara el estado de alarma a causa de la pandemia, pero ya con el virus rondando en el país. Aunque el protocolo permite una capacidad del 75% de visitantes, para asegurar la distancia social, los organizadores decidieron implementar solo el 50% del aforo en los dos pabellones. La directora de ARCO también adelantó a La NACION que el próximo año no habrá un país invitado, sino que será un homenaje a todas las galerías que han colaborado durante estas décadas.
El mercado del arte es uno de los más azotados por la pandemia, así como los museos y espacios culturales que a causa del confinamiento primero, y de las restricciones, después, han padecido la notable merma de visitantes. “Con el reto de ofrecer un escenario para la reactivación y el esperado reencuentro profesional, ARCOmadrid potencia su complicidad con las galerías, en un trabajo de responsabilidad por impulsar el mercado artístico, promocionar artistas, y fomentar el coleccionismo”, propone a los visitantes la invitación para acompañar este encuentro.
Además, Proyectos de Artista da mayor visibilidad y protagonismo al trabajo de veinticinco mujeres: Isabel Villar, Johanna Calle, Dominique González-Foster, Jessica Stockholder, Mari Chordá, Sophie Ristelhueber, Mar Ramón Soriano, Maja Bajevi, Elba Benítez o Fernanda Fragateiro son algunas de ellas.
La presencia europea esta representada por Juana de Aizpuru, una de las galerías españolas más reconocidas, así como Ropac, Chantal Crousel, Georg Karl Fine Arts, Nordenhake, Mor Charpentier, Lelong, Jérôme Poggi, Perrotin, Peter Kilchman, Carlier Gebauer, Nächst St. Stephan Rosemarie Schwarzwälder, Nadja Vilenne, Pedro Cera, Vera Cortês, Thaddeus Ropac, Filomena Soares, Peres Projects, Nordenhake y Krinzinger.
Una vez más, la eterna vigencia del Guernica cobra relieve. En esta ocasión es el mural de 10 metros de Agustín Ibarrola y su obra Guernica para Gernika la que desembarca en ARCOmadrid. A modo de propuesta, Ibarrola exigía en 1977 que el cuadro se expusiera en el País Vasco, donde ocurrió la masacre que retrata la célebre obra de Picasso, y no en Madrid, tras haber logrado que regresara al país luego de décadas en los Estados Unidos. Es el galerista José de la Mano quien trae esta obra de Ibarrola, casi retirado de la vida pública. Decía hoy a LA NACION que este “ícono de la barbarie de la guerra es una interpretación del Guernica realizada por un artista comprometido con la lucha social”. Ibarrola estuvo preso cinco años por su militancia en el Partido Comunista y las rayas de su obra simbolizan los barrotes de la cárcel. El mural está a la venta, pero tanto la galería como la familia del artista pusieron como condición que la obra sea únicamente vendida a una institución que pueda exponerla al público general.
De modo presencial, híbrido o virtual hasta el domingo todos miran a Madrid, capital, durante estos días, del mundo del arte.
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