Con María Moreno en la dirección, el Museo del Libro y de la Lengua ahora tiene perfil feminista
Convertido en una kermés feminista, con juegos, puestos de libros, remeras y afiches, y actividades con perspectiva de género (como un diccionario machista o una cronología sobre las luchas por los derechos de las mujeres), reabrió ayer el Museo del Libro y de la Lengua. "La idea de la kermés es demostrar alegría –dijo su nueva directora, la escritora María Moreno –. Me siento muy orgullosa de seguir en el espacio que tuvo como directora a María Pía López. Ella organizó, en mayo de 2015, una maratón contra el feminicidio. Es un legado importantísimo y como feminista considero que llegar a un lugar que ocupaba otra persona no es empezar de cero, sino todo lo contrario: tomar un legado. Vamos a mostrar no solo las lenguas menores, sino también su dimensión política", afirmó ayer en la reinauguración del espacio cultural dependiente de la Biblioteca Nacional.
Inaugurado en 2011 durante la gestión de Horacio González, el Museo del Libro y de la Lengua quedó luego desperfilado, a pesar de los intentos de Alberto Manguel por abrir allí un Centro de Documentación de los Pueblos Originarios y un Centro de Literatura Infantil y Juvenil, que tuvo que trasladar sus talleres al edificio de la BN cuando se inundó el auditorio del subsuelo donde funcionaba.
"¿Cuál es la palabra adecuada para el relanzamiento del museo? Quizá sea ‘restauración’, quizá sea ‘restitución’ de un espacio en toda su soberanía, también es ‘reparación’. Durante la gestión anterior, el museo pasó a ser una sala más de la Biblioteca Nacional. Se destruyó la colección permanente sobre la lengua americana, y esto no es un acto menor. Consultada por LA NACION, la autora de Black out amplió el panorama que encontró cuando asumió el cargo a principios de mes: "El museo seguía funcionando pero con un grave deterioro edilicio. Se había eliminado el cargo de director y el auditorio David Viñas estaba inhabilitado luego de una inundación que podría haberse evitado. Salimos a la pista con el auditorio en refacción, pero funcionando. Con imaginación se puede hacer todo y, en este caso, un presupuesto ascético no es obstáculo para los debates, el pensamiento en acción, al arte", dijo, haciendo hincapié en que la acompaña "un plantel brillante".
Para Moreno, los principales objetivos y desafíos de su gestión pasarán por ampliar los conceptos de "libro" y de "lengua" que dan nombre al museo. Por ejemplo, su proyecto es "poner en juego una lengua plurinacional, que me gusta definir como sin aduanas ni peajes". Agrega: "Va a estar muy presente el lenguaje inclusivo, un término que como ya dije me molesta, porque parece que se incluye desde una autoridad. Pensamos en una lengua ‘plurinacional’. Esta inclusión tiene que ver con las lenguas de los pueblos originarios, las sucesivas inmigraciones, de los jóvenes, de los cuales se dice que hablan con ‘términos precarios’ y en realidad es mucho más sofisticado".
La autora se sorprende, también, cuando se le pregunta por qué aceptó asumir el cargo de directora. "Me atrajo la posibilidad de participar de un proyecto político colectivo. Entiendo que suele asociárseme a la literatura del yo o a la crónica, que es un género que habilita un punto de vista personal. Pero, como todavía sigo siendo existencialista, me atrae poner mi libertad ‘en situación’, que siempre es con otros".
Como todavía no se aprobó el presupuesto nacional en el Congreso y, por lo tanto, no están definidas las partidas para cada ministerio y cada institución, Moreno no sabe con qué recursos económicos contará para llevar adelante el museo. En principio, desde ayer y hasta mayo, las salas del edificio de avenida Las Heras 2555 estarán copadas por "La kermés del día después". Los puntos fuertes de la propuesta, según Moreno, son "un diccionario machista, las profecías políticas de la líder Lohana Berkins, la posibilidad de sacarse una selfie con figuras de las movilizaciones del pasado, canilla libre de poesía, un recital de Paula Maffia y la muestra ‘Mareadas en la marea: diario de una revolución feminista’, curada por Fernanda Laguna y Cecilia Palmeiro. Toda una pedagogía de la alegría".