Con la muerte de Elvio Vitali, se va un librero de alma
Fue director de la Biblioteca Nacional
Con hondo pesar fue recibida ayer en el mundo político y cultural la noticia de la muerte, a los 53 años, de Elvio Vitali, librero de alma y legislador porteño por el oficialismo, con mandato hasta 2009. Sus restos son velados en la sede de la Biblioteca Nacional, que dirigió durante dos años, hasta 2005.
Vitali fue fundador de la Librería Foro Gandhi, clave en la cultura de los años 80, y de la Librería Losada.
Había sido director nacional de Acción Federal e Industrias Culturales durante la gestión de Torcuato Di Tella en la Secretaría de Cultura de la Nación, y su irrupción en la gestión pública fue de la mano del ex presidente Néstor Kirchner y de su jefe de gabinete, Alberto Fernández.
Padre de tres hijos -Franco, Julia y Elvio- y dos veces divorciado, Vitali se exilió en México durante la última dictadura militar y, al regresar, en 1984, fundó Librería Foro Gandhi, sobre la avenida Corrientes, junto con su ex esposa Elsa Amado y su socio, Mauricio Achar, fallecido en 2005.
Con el florecimiento democrático de los años 80, Gandhi fue el centro del debate intelectual y cultural, hasta convertirse en uno de los espacios especializados en ciencias políticas y sociales. Gandhi en Buenos Aires estuvo hermanada con Gandhi, de Ciudad de México, fundada por Achar.
Elvio Vitali fue militante de la Juventud Peronista en la Facultad de Derecho hasta mediados de los años 70, cuando sobrevino la dictadura militar.
Tanto en Buenos Aires como posteriormente en México, conservó a antiguos compañeros de militancia, como Miguel Talento, que fue vicepresidente de la Legislatura hasta su asunción como presidente de la Coneau, y su esposa, María del Carmen Bianchi, actual presidenta de la Conabip.
Cuando la recesión económica en la Argentina comenzó a golpear a la clase media, Vitali vendió a Editorial Galerna, de Levin, la mayor parte del negocio librero.
Cuando Kirchner comenzó a perfilarse en el panorama político nacional, Vitali se enroló en el Grupo Calafate, junto a otros militantes que se convirtieron en el círculo áulico de mayor confianza de los Kirchner.
Al frente de la Biblioteca Nacional, prohijó el inventario del acervo bibliográfico que se convirtió en una iniciativa clave de su gestión, y sostuvo una componedora relación con los gremios de esa institución.
Un poco antes, al frente de la Dirección de Industrias Culturales propuso uno de los proyectos más discutidos en el mercado editorial: el Instituto Nacional del Libro, rechazado por las grandes compañías editoriales asentadas en el país. También generó, junto con Hugo Levin, ex presidente de la Cámara Argentina del Libro, el proyecto de Polo Industrial del Libro.
Vasto conocededor del tango, vivió siempre con el corazón mirando al Sur, en cuyos barrios vivió toda su vida. Nacido en Lanús, Vitali consideraba que Buenos Aires tenía dos industrias culturales clave para exhibir al mundo: el tango y el libro, que debían consolidarse con la intervención del Estado.
Pocos saben que el hoy célebre Festival Internacional de Tango porteño, que se convirtió en un hito destacado de la gestión de Jorge Telerman en el área cultural porteña, fue una idea de Vitali, que disfrutaba de la música ciudadana con su última pareja, la coreógrafa y profesora de tango Silvana Grill.
Vitali impulsó en la Legislatura porteña la aprobación de la normativa específica para la habilitación de milongas.
Sus restos serán inhumados hoy en el cementerio El Campanario Jardín de Paz, en el parque Pereyra Iraola.
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