Con Cortázar por Florida, un recuerdo para toda la vida
"Con Julio Cortázar por la calle Florida", que se lee a continuación, es un fragmento de Memorias imperfectas (Sudamericana), libro de Josefina Delgado que registra los días compartidos junto con grandes escritoras y escritores, que también fueron amigos y confidentes. En este pasaje, la autora recuerda el primero de los dos encuentros que tuvo con Cortázar (se segundo sería en 1983).
"Es el mes de junio de 1973. La chica, vestida de jeans y camisa escocesa, espera nerviosa en el bar de la esquina de Córdoba y Suipacha. Mira en su reloj la hora que no pasa y se pregunta si el encuentro no va a decepcionarla. Esta vez no será ella la que pregunte, simplemente hará de acompañante porque no quiere perderse esta oportunidad que no sabe si va a repetirse. Tiene apenas treinta años y todavía no sabe si disfrutar esta nueva democracia que se inicia. Entonces entran ellos. Uno, su amigo el periodista. Otro, un hombre alto, de barba oscura, una casaca de bolsillos en los que parece posible guardar muchas cosas. Ella se levanta, saluda tímida, y los hombres se sientan. Piden los cafés, pero todavía falta alguien. Es el fotógrafo, Antonio Legarreta. El periodista pide un teléfono en el mostrador.
Ella no sabe de qué hablar, no sabe si el ídolo recibirá de buen talante sus preguntas ingenuas. ¿Cuáles? Si la Maga existió, si a él le gusta estar en Buenos Aires, qué piensa de este momento que vive la Argentina, si no tiene ganas de volver para siempre... Pero se queda callada y en cambio es él, con su erre arrastrada, el que la sorprende preguntándole qué hace, cuál es su profesión, qué piensa ella de todo esto que está sucediendo. No puede creerlo: él, el escritor que les dio un lenguaje a todos ellos, los jóvenes de hoy, se interesa, casi podría decirse con cierta ternura, en una chica a la que no conoce.
El periodista vuelve y les propone que caminen por Florida, Legarreta va a salirles al encuentro. Sí, ella también, en las fotos estará ella con su jean y su camisa escocesa. Obedece, todos miran a esta extraña pareja, reconocen a Julio y seguramente se preguntan por la identidad de su compañera.
Luego suben a un auto y recorren la ciudad hasta llegar a San Telmo, la calle Humberto I°. Allí bajan todos en una vieja casa de patios iluminados por el sol otoñal. Es una casa que debió albergar a una familia hace un siglo y que hoy se ha convertido en un restaurant de moda. Legarreta, un hombre pequeño y delgado, despliega un sin fin de tomas con su cámara evidentemente profesional. Cortázar estira sus largas piernas, se acomoda la cazadora, hurga en sus bolsillos, se ríe, hace comentarios. Se lo nota contento, satisfecho de moverse por este barrio de la ciudad vieja.
Después caminan y entran en una casa que a Julio lo inquieta. Parece deshabitada, y sin embargo, de lado a lado en el patio con piso de ladrillo cuelga la ropa recién lavada. Una mujer se asoma apenas, curiosa, y Julio la saluda.
Entonces ya la tarde se termina y la chica se prepara para guardar su recuerdo toda la vida."
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