Con cantito cordobés: se presenta un atlas de las hablas regionales
¿Cómo designan los habitantes de la ciudad de Córdoba un estado de fascinación? ¿Y a una persona astuta? ¿Qué quiere decir "alzarse al ocote"? ¿Cuántos tipos de "cantito" o tonada se registran en la provincia? ¿Cuáles son las palabras más pronunciadas en Cura Brochero, Huinca Renancó y Marcos Juárez? ¿Qué significa el dicho "ser un tiro a la taba" en Villa de Tulumba? ¿Es "si el poncho te cabe" una traducción del habla cordobesa del famoso refrán "al que le quepa el sayo, que se lo ponga"? ¿Es verdad que los cordobeses tienen diez modos de nombrar a los criollitos que sirven para acompañar los mates a cualquier hora del día? ¿Cuál es legado de corrientes colonizadoras prehispánicas a la lengua que se habla en Córdoba? (Para este último interrogante, no hace falta más que leer los topónimos de varias localidades en un mapa de la provincia.)
Esas y muchas otras incógnitas ya se pueden develar en la primera entrega del entretenido informe "Las hablas de Córdoba. Registro, conflicto y proyecciones", que se subió hoy temprano a la web. Formalmente, el completo estudio etnolingüístico se presentará el viernes a la mañana en el teatro San Martín, en el marco del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), en la capital de la provincia. Dirigido por la prestigiosa sociolingüista y dialectóloga María Teresa Toniolo, el proyecto contó con un subsidio del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba, en el que trabajaron un centenar de investigadores de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
En una primera etapa y a modo de prueba piloto, se recolectaron y estudiaron materiales etnolingüisticos en seis departamentos de la provincia: ciudad de Córdoba, Villa de Tulumba, Huinca Renancó, Cura Brochero, Villa del Rosario y Marcos Juárez. En las distintas localidades cordobesas, se realizaron 72 entrevistas a pobladores, hombres y mujeres, de tres generaciones: la "entrante" (personas de 20 a 34 años), la "actuante" (de 35 a 54) y la "saliente" (de 55 años en adelante). Varios investigadores destacaron que este tercer grupo fue el más rico e interesante a la hora de estudiar las performances verbales. También se tuvo en cuenta el nivel de escolarización de los denominados "informantes".
La hipótesis de la investigación es que el habla de Córdoba muestra un escenario diverso en el que se pueden identificar signos de remanencia, vigencia y emergencia (estos últimos gracias a los aportes de la generación entrante, entre los que se destaca el neologismo "ahre"). Los diferentes modos de hablar establecen cruces, tensiones, préstamos y contrastes. La doctora Alejandra Menti, coordinadora del área léxica del informe, considera que hay mucha creatividad verbal en las regiones estudiadas. En Huinca Renancó, la cabeza de una persona puede ser nombrada como "mate, testa, maceta, casco y capocha". Una palabra muy usada en las seis zonas es "cachilero", que designa algo de baja calidad. ¿Cuánto falta para que ese término desemboque, primero, en el Río de la Plata y, luego, en el diccionario de la Real Academia Española?
El corpus textual del trabajo, que opera como la base de datos de aquello que se puede consultar online, supera las cuatro mil páginas y, además, se grabaron más de sesenta horas de video con los informantes. Varios fragmentos de las entrevistas se pueden ver en la página web "Las hablas de Córdoba". Ramón Bustamante, de Villa de Tulumba, cuenta qué es y cómo se prepara el charque en menos de dos minutos; María Teresa Pinotti, de Villa del Rosario, deja oír la tonada propia de su zona, marcada por la influencia de las etnias que vivían en los alrededores: los comechingones y los sanavirones. Y Sergio Rey, de la ciudad de Córdoba, explica a cámara un juego de su infancia para el que se usaban "etiquetas" de cigarrillos, un ladrillo y piedras.
Atlas, no diccionario
"Esto no es un diccionario", remarca la doctora María Cristina Dalmagro, directora general del proyecto desarrollado en la Facultad de Lenguas de la universidad pública cordobesa. "No se definen palabras, sino que se hizo un relevamiento de tonadas, léxicos, usos de tiempos verbales, frases y refranes", detalla. Los resultados estadísticos del informe constituyen una etapa clave en vista de la elaboración de un atlas lingüístico regional, que abarque todas las zonas de la provincia. Se prevé la publicación de un libro con los resultados finales de la pesquisa verbal.
Dalmagro indica que la palabra "hablas", que aparece en plural en el título del proyecto, resulta fundamental para entender que se trata de un estudio sobre el modo en que hablan los cordobeses. Ese concepto se diferencia del de "lengua": un habla es un modo de realización de una lengua. Las hablas son, por definición, múltiples.
El trabajo se inició en marzo de 2017, durante la gestión de la decana de la Facultad de Lenguas de la UNC, la doctora Elena Pérez. "Es un registro audiovisual de cómo hablamos los cordobeses –dice Pérez a LA NACION–. Los lingüistas de la UNC han recorrido aproximadamente dos mil quinientos kilómetros por todo el interior de la provincia, registrando los nombres de las cosas, los giros lingüísticos particulares, tomando nota de refranes que desconocíamos y que están muy apegados a la actividad rural".
Por ejemplo, el dicho "no agarre más ancha la melga de lo que da el cuerpo" era desconocido en la capital y se vincula con la unidad de medida de la siembra (la melga). Según el informante de Cura Brochero, el dicho prescribe que hay que sembrar de acuerdo al largo del brazo pero, en sentido metafórico, se aplica también para recomendar prudencia a la hora de pedir fiado o endeudarse. En la zona pampeana cordobesa, los dichos y refranes revelan la ascendencia hispana. Y ofrecen variantes simplificadas. En vez de "ladran, Sancho, señal que cabalgamos", los pobladores de Marcos Juárez dicen: "Están toreando los perros". Allí también de una mujer hermosa se dice que "está rebuena o refuerte" y que es una "mamacita, una mina, un minón y una pinturita". Un hombre atractivo, en cambio, es "un muñeco, un papito, un potro, un refachero" y que "ta' pa' matarlo".
"Entre los jóvenes o la generación entrante, probablemente debido a la influencia de los medios de comunicación y a la mayor cantidad de visitas a la capital, se están perdiendo las tonadas regionales", agrega Pérez. Desde el punto de vista morfológico, en Córdoba, a diferencia de otras provincias, se usa el doble aumentativo. Cuando el frío es muy extremo, se suele decir que hace un "friasononón". Si hace mucho calor, en cambio, se dirá: "¡Qué calorononón!". Otras características, de tipo fonético, son la transformación del sonido "ye" en "i" (se escucha "poio" en vez de "pollo") y la aspiración de la eses finales. "Este es un trabajo con gran respaldo científico", concluye la investigadora cordobesa.
En el informe se traslucen además los modos de coexistencia e interacciones entre las diferentes hablas, y las relaciones de dominio y poder que se manifiestan en la palabra dicha. Más resultados, curiosidades y estadísticas se pueden seguir en Instagram (lashablasdecba) y en la página de Facebook Las hablas de Córdoba.
Para agendar
Hasta el 30 de este mes, en la plazoleta Vélez Sarsfield, situada en el centro de la capital cordobesa, la UNC presenta "El Domo de las hablas de Córdoba", un espacio interactivo en el que se dará a conocer las formas que adopta la lengua española entre los habitantes de la provincia. Los paseantes podrán indagar la manera en que hablan los cordobeses. La UNC también lanzará una aplicación con los resultados del informe para uso de docentes y estudiantes de escuelas secundarias.
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