Con Berni como plato fuerte, el Museo Fortabat cambia y celebra sus diez años
El Museo Fortabat ultima detalles para celebrar su décimo aniversario con cambios contundentes, que se verán desde el viernes, e incluyen obras de la colección que antes no estaban expuestas. El nuevo guion curatorial, a cargo del reconocido historiador del arte Marcelo Pacheco, resulta de un análisis exhaustivo de las donaciones de Amalia Lacroze de Fortabat a la Fundación. Sobre ese inventario Pacheco desarrolló una nueva mirada: reestructuró y creó salas, incluyó nuevas piezas y quitó otras. En suma, unas 180 obras –30 más que antes– ahora se dividen en dos sectores. El primer subsuelo está dedicado al arte internacional y a la nueva sala Alejandro Bengolea; la nave central (de 80 metros de largo) del segundo subsuelo y una sala lateral grande, al arte argentino.
De cada artista, Pacheco eligió obras de períodos relevantes que no integran el patrimonio de otros museos, que se encontraban en depósitos en la Argentina y una de ellas en el exterior. LA NACION pudo saber que Ramona espera (1962) , una de las obras más importantes de Antonio Berni y con la que inició su reconocida serie sobre el personaje femenino emblema, es la gran novedad de la nueva colgada. Chapas con herrumbre, terciopelo, telas, encajes, plásticos, botones y material de rezagos industriales dan vida a esta Ramona niña prostituta: una imagen singular. Es que Berni suele representar a Ramona ya como una mujer; en ocasiones, sí, en su infancia, pero de forma inocente: en su comunión o cuando era bebé. Es, además, uno de los pocos ensamblados en los que la incluyó.
"Ramona espera sin duda es una de las mejores obras de Berni: es una de las más elaboradas, de mejores materiales, más audaz, personal y original", señala el curador, quien destaca el sello paródico y grotesco de la escena. Con el tiempo, Ramona, que condensa la desigualdad social como Juanito, sumará características propias que el artista rosarino definió como "desequilibrios neuróticos propios de una mujer de su condición social, atrapada por la telaraña de la sociedad de consumo".
La obra perteneció al gran coleccionista Lord Palumbo, que visitó la Argentina en los años 90. La compró, junto con otras obras del autor, en la galería Ruth Benzacar, y la colgó en su penthouse de Nueva York. Tras su divorcio, la colección salió a remate en Sotheby's a fines de 1997, cuando Amalia Lacroze de Fortabat compró la obra que marcó el récord como el cuadro argentino más caro vendido en subastas hasta ese momento. Eduardo Costantini compró Juanito dormido (1978), también proveniente del lote de obras de Lord Palumbo.
Entre las modificaciones del nuevo guion, se eliminó la sala familiar, con un piano y una serie de banquetas francesas, donde había retratos de Lacroze de Fortabat pintados por Alejo Vidal - Quadras y Carlos Alonso, y otros de sus nietos, realizados en pastel por Berni. Pacheco solo conservó de este corpus de obras el retrato que Andy Warhol le hizo a la coleccionista: ahora preside el sector de arte internacional.
En esa sala donde estaban las obras del círculo familiar íntimo, ahora se exhiben la deslumbrante Juliet and her Nurse(Julieta y su niñera), de William Turner, y El censo de Belén, de Pieter Brueghel II, junto con Flores en un vaso Wan-Li, de Jan Brueghel I, y La Torre de Babel, de Maarten van Heemskerck. Estas pinturas, que antes compartían espacio con obras de artistas argentinos, ahora se vinculan en función de los contrapuntos entre el manierismo holandés y el flamenco.
Protegidas con un cristal antivandálico, Julieta y su niñera, que en el nuevo montaje se exhibe sola en una pared, y El censo de Belén, ahora tienen un diseño especial de cajas de cristal empotradas entre columnas. En lugar de colgarlas sobre la pared, se construyó una caja utilizando las columnas para que se vea como una pared completa. Por seguridad, ambas obras se ubicarán en sala al final del montaje.
Se sumaron a la nueva lectura curatorial dibujos de Rodin y un paisaje de la llanura Juan Pedro León Pallière que, si bien se expusieron en la inauguración, luego, desde 2012, se guardaron por razones de conservación.
Por decisión de la familia Fortabat, en el piso de arte internacional se inauguró la nueva sala Alejandro Bengolea, el primer nieto de Lacroze de Fortabat, fallecido en 2015. La sala incluye una selección de 30 obras de arte argentino de la colección que comenzó a conformar en 2014, con el asesoramiento de Pacheco. "Ya muy enfermo, pero con posibilidades de moverse y viajar, me llamó: quería armar una colección de arte argentino. Acordamos centrarla entre los años 60 y 90", señala el curador. En esta sala, se exhiben obras de Alberto Greco, Jorge de la Vega, Luis Felipe Yuyo Noé; Oscar Bony; Marcelo Pombo; Jorge Gumier Maier; Omar Schirilo, Mónica Giron, Sebastián Gordin, Marcia Schvartz, Elba Bairón, Guillermo Kuitca y Roberto Aizenberg, entre otros.
La Difunta Correa como la creó Berni
La magnífica instalación La Difunta Correa, de Berni, ahora tiene nuevo montaje. Tras investigar el material fotográfico disponible y los documentos de época, Pacheco se propuso reconstruir la instalación con su potencia original, tal como la montó Berni en los años setenta. Sobre un fondo cubierto con una gran bolsa de plástico color negro, se ubica el lienzo con la figura de la Difunta. Entre las ofrendas se incluyen más yesos, botellas, velas y flores artificiales, de la instalación original. "Es absurdo mantenerla tan despojada y falseada: había elementos documentales para darle una vuelta de tuerca y que sea más atractiva", explica Pacheco, quien es especialista en la obra de Berni.
El sector dedicado al arte argentino comienza el recorrido con un relato centrado en los pintores viajeros y criollos del siglo XIX. Las tensiones entre pintores conservadores y modernos –y las posteriores confrontaciones al interior de los modernos– son centrales en el nuevo planteo curatorial. Obras que ya estaban exhibidas ahora se ven en contrapunto con otras: por dar un ejemplo, Cesáreo Bernaldo de Quirós está al lado de Emilio Pettoruti. Se restauró y se exhibe por primera vez un autorretrato de Fray Guillermo Butler, realizado en 1918.
Del siglo XX hay piezas que van de 1900 a 1990. En la fachada se exhibe por primera vez David fragmentándose (desde Grecia hasta el Renacimiento y hasta hoy con amor). La escultura realizada por Marta Minujín en 1984 da la bienvenida a la fiesta del museo.
LA HISTORIA DETRÁS DE UNA JOYA DE TURNER
A fines de mayo de 1980, en Sotheby’s, Amalia Lacroze de Fortabat batió el récord del mercado al comprar la pintura Juliet and her Nurse (Julieta y su niñera), de William Turner, por siete millones de dólares. La noticia la llevó directo hasta la tapa de The New York Times. Si bien la coleccionista argentina era asesorada por un especialista en piezas del siglo XIX francés que trabajaba en la conocida casa de subastas, la compra sorprendió a todos, se dice, porque fue una decisión propia.
Julieta y su niñera es la primera obra de Turner que ingresó a un museo en la Argentina y, todavía hoy, ninguna otra institución local tiene en su patrimonio al artista inglés. El curador Marcelo Pacheco señala que si bien a fines del siglo XIX y principios del XX algunos coleccionistas locales tenían Turner, ninguno llegó nunca al espacio público.
Moderno por sus logros pictóricos en el tratamiento de los efectos atmosféricos, Turner fue también, por los temas literarios en los que abrevó –en este caso, Romeo y Julieta–, un creador romántico. Con imágenes brumosas y figuras difusas, el pintor de la luz se adelantó al impresionismo y a la abstracción: trascendió el realismo para sumergir al espectador en un universo singular.
Julieta y su niñera, una pintura de la madurez del artista, se exhibió por primera vez en 1836 en la Royal Academy, en Trafalgar Square. Es una imagen de la piazza central y la zona oeste del Procuratti Nuove, lindante con los techos del Hotel Europa, donde estuvo alojado el artista. Julieta y su niñera están de pie en un balcón, en la parte inferior derecha de la pintura; ven el carnaval veneciano. A la derecha, el Palazzo Ducale; a un costado, la Riva degli Schiavoni. Es posible que Turner haya decidido colocar a la heroína de Shakespeare en Venecia –sitio al que viajó varias veces– en lugar de Verona debido al ambiente onírico de la ciudad.
Desde Puerto Madero, esta pieza dialoga con las 85 acuarelas expuestas en
J.M.W. Turner. Acuarelas, la muestra que se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), proveniente de la Tate Collection.
PARA AGENDAR
- Amalita, una coleccionista de amplio espectro
Apasionada del arte, Amalia Lacroze de Fortabat conformó una de las colecciones más importantes de arte argentino y la abrió al público. El suyo es un estilo de coleccionismo muy ligado a un gusto ecléctico y a la compra en cantidad, en el que el número de lo que se compra es relevante: "No es un modelo nuevo, sí es diferente para la época. Amalita se movía en un espectro amplio y las obras expuestas son solamente una parte de lo que ella seleccionó de su colección personal para donar a la fundación", cuenta el curador de esta nueva mirada a la Colección Fortabat, Marcelo Pacheco.
- 26/10
Abre la nueva exposición de la Colección Fortabat. Con entrada gratis desde las 12; a las 19 se ofrecerá una copa por la inauguración. También se presentará el catálogo del nuevo guion curatorial.
- Además
En el marco de los festejos por los 10 años, se exhibirá también una muestra dedicada a los Premios Fortabat, con curaduría de Rodrigo Alonso, con las obras ganadoras de los años 80 y 90.