Con ayuda de la genética intentarán localizar los restos de Cristóbal Colón
Sevilla y Santo Domingo se disputan poseer la tumba auténtica del almirante
MADRID.- El misterio que hace 125 años oculta la tumba de Cristóbal Colón -quién era, dónde nació y dónde está realmente enterrado- podría empezar a develarse el próximo martes. Ese día, un grupo de científicos apelará a las mejores técnicas de identificación con ADN para intentar "descubrir" el máximo secreto que aún hoy envuelve a la figura del descubridor.
No son pocos los enigmas por resolver. Para empezar, el más obvio: ¿cuál de las dos tumbas que hoy se atribuyen al almirante es la verdadera?
Desde hace más de un siglo tal condición es causa de disputa entre quienes defienden el sepulcro con figura yaciente en la Catedral de Sevilla -que fotografían los turistas y reproducen las postales- y el ubicado al otro lado del Atlántico, al pie del Faro de Colón, en Santo Domingo, del que aquí mucho no se habla.
Décadas de investigación y sucesivas exhumaciones no fueron capaces de traer la palabra definitiva. Y, en la confusión, la industria del turismo no incursiona en honduras y cuenta su propia versión para provecho del visitante extranjero que se va convencido de haber visitado la verdadera.
Pero la tumba es sólo el comienzo. El experimento también apunta a intentar esclarecer dudas sobre la identidad de Colón, a saber: ¿era oriundo de Génova o de Mallorca? ¿Hijo del comerciante en lanas Doménico Colombo o bastardo del Marqués de Viana, y en ese caso, de sangre noble y nieto del rey Juan II de Aragón?
Antes de empezar, el asunto ya desata fervores, como el entusiasmo que "tal vez por puro deseo" -admite- despierta la "tesis mallorquina" en José Antonio Lorente, el genetista que sondeará los huesos centenarios. Miembro de la Universidad de Granada, el experto es conocido por su identificación de españoles fusilados durante la Guerra Civil, tarea que lo llevó a buscar muestras de sus descendientes en la Argentina.
El hermano menor
Más allá de pasiones, la tarea se prevé larga y delicada. Lorente trabajará con su hermano -Miguel, experto forense- y con dos catedráticos, uno en historia y genealogía y otro en biología, en la coordinación del grueso de la tarea. A su lado, un equipo de documentalistas dejará constancia de la investigación y de sus conclusiones.
El primer paso, el martes, será en la sevillana Isla de la Cartuja, donde serán exhumados los restos de Diego Colón, el hermano menor del almirante, muerto en 1515. Sacerdote, acompañó al navegante en su segundo viaje y fue nombrado gobernador de La Española -hoy, Santo Domingo-, pero luego tuvo que ceder el cargo en Bartolomé, el mayor de los Colón.
Si todo sale bien los huesos del cura Diego serán la llave para abrir los otros misterios. La intención es cruzar su ADN con el de los restos existentes en las dos tumbas -la sevillana y la dominicana- que hoy aseguran alojar los restos de Colón. Y a partir de allí tirar del ovillo todo lo que se pueda.
Pero antes de que el misterio caiga, ¿cómo es que pudo convertirse en tan complejo? La respuesta -dicen los investigadores- está en el largo viaje que tuvieron los restos de Colón y en el devenir de la historia española. Por ejemplo: sólo en los 31 años transcurridos entre su muerte, en 1506, y su traslado a América, en 1537, el cadáver pasó por tres tumbas sucesivas, en Valladolid, Sevilla y Santo Domingo. Quizás haya sido demasiado ajetreo.
Las mudanzas siguieron. Cuando España perdió Santo Domingo en manos de Francia, en 1795, el cuerpo se trasladó a La Habana. Un siglo después, en 1898, cuando perdió la colonia, Madrid embarcó nuevamente los restos hacia Sevilla. Para entonces, los huesos del almirante habían recorrido tantas millas como en uno de sus viajes de exploración.
Si por entonces ya había bruma digna de puerto en la historia colombina, en 1877 se convirtió en niebla espesa. Ese año se descubrió en la Catedral de Santo Domingo una urna con supuestos restos de Colón que, por entonces, estaba enterrado "oficialmente" en La Habana. ¿Los españoles se habían llevado a Cuba la caja equivocada?
Nadie dio una respuesta capaz de disipar la duda por completo, y por estos días la doble tumba cumple 125 años. Hora ya, dicen, de empezar a desentrañar el misterio.
Si el ADN lo permite y el misterio del descubridor puede ser descubierto.