Cómo mirar un cuadro de Caravaggio según la lección magistral del Papa Francisco
En La vocación de Mateo, una de las obras maestras de Caravaggio, ¿quién de los hombres que componen la escena es el apóstol que le da título a la pintura? Para algunos es el que mira a los ojos a quien señala con el dedo, pero para Jorge Mario Bergoglio es el otro joven, aquel que en el extremo de la mesa mantiene la cabeza gacha. El Papa Francisco explicó esta lectura del cuadro a la periodista española Eva Fernández, interpretación que se cuenta en el libro El papa de la ternura, que acaba de publicar Planeta.
"Fíjese bien porque, aunque se trata de una discusión vieja y sobre el tema hay muchas teorías, el dedo de Jesús señala realmente al pibe que no le hace mucho caso, que ni siquiera le mira y sigue recogiendo las monedas…", le sugirió Francisco a la periodista que sorprendió con un llamado telefónico en julio del año pasado.
En ese momento, cuenta Fernández, "ambos estábamos mirando lo mismo". Es que, cuando corroboró que era el mismísimo Santo Padre quien estaba del otro lado de la línea, atinó a contarle que justo estaba escribiendo sobre la relación entre él y La vocación de Mateo, imagen que tenía en la pantalla de su computadora. "A Francisco le hizo gracia y rápidamente me preguntó: ¿Y quién de los personajes piensa que es Mateo?", reconstruye Fernández, y agrega que Bergoglio le dijo entonces que él también tenía muy cerca ese cuadro porque le habían regalado una copia. Se refería –añade la escritora– a una pintura hecha con las mismas técnicas y colores que el original por personal de un taller de pintura de Perugia.
"Le contesté sin dudar que Mateo era el señor mayor que se señalaba a sí mismo con el dedo", afirma la autora. Él replicó que "el dedo del señor mayor señala realmente al pibe, y la luz que entra en la habitación termina precisamente en él". Y ella respondió que siempre había pensado que Mateo era el otro. "En ese instante, volvió a recordarme que se trataba de una teoría. Creo que en el fondo, en un gesto de delicadeza, me dejaba un margen de libertad para que lo interpretara según me pareciera mejor", cuenta la periodista. Y agrega que volvió a observar el cuadro de Cravaggio "para mirarlo con los ojos de Francisco". Describe: "Mateo estaba absorto contando monedas y era como si todos los demás intuyeran que muy pronto respondería a la llamada del Maestro. El poder de una mirada, capaz de cambiar la vida. Una mirada llena de ternura que cura heridas y genera esperanza. Me doy cuenta de que la mano del que yo presumía que era Mateo no se dirige hacia sí mismo, sino hacia el joven con la cabeza inclinada. A partir de ahora, cada vez que mire este cuadro, será inevitable que me acuerde del papa Francisco".
Fernández es filóloga y periodista, corresponsal en Italia y el Vaticano para la cadena española COPE desde hace dos décadas. En el primer capítulo de su libro, que por estos días está presentando en Italia y España, y llegaría en breve a la Argentina en formato ebook, Fernández cuenta que durante el vuelo papal hacia Ginebra para un encuentro con el Consejo Ecuménico de las Iglesias, en junio del año pasado, se armó de valor y entregó al secretario de Francisco una "simple misiva". En ella, entre otras cosas, le contaba que "con todo lo que no entraba en las crónicas" diarias escribiría un libro sobre lo que ella llama una "revolución de la ternura" y lo invitaba a escribir algo de su puño y letra. Pero de esto ya se había olvidado cuando algunas semanas después recibió el llamado en el Papa le propuso enviarle una carta que podía incluir en el libro.
En relación con la obra de Caravaggio la periodista también recuerda que cada vez que, siendo cardenal, Bergoglio viajaba a Roma hacía "visitas furtivas" a la iglesia San Luis de los Franceses, vecina a la populosa plaza Navona de Roma, donde se encuentra la obra que recrea el momento en el que Jesús entra en un lugar donde hay recaudadores de impuestos, "uno de los oficios más detestados por el pueblo de Israel", acota Fernández, e invita a Mateo a ser su discípulo. "Me impresiona el gesto de Mateo. Se aferra a su dinero como diciendo: «¡No, no a mí! No, ¡este dinero es mío!", ha dicho Bergoglio quien también vincula a San Mateo con su propia vocación sacerdotal, pues el día que decidió tomar ese camino coincidió con la fecha en que la Iglesia celebra a ese apóstol. En La vocación de san Mateo Bergoglio también se inspiró para su lema papal: Miserando atque eligendo, que podría traducirse como amándolo lo eligió.
"Francisco, Mateo y Caravaggio unidos por el dedo de Dios. Gestos como las llamadas de teléfono o las historias que he recopilado en estas páginas son muestras de ternura que configuran el retrato que mejor describe a Francisco: un hombre que ha sabido encontrar en la misericordia de Dios su llave maestra para renovar la Iglesia y a las personas", escribe la periodista en su libro y admite que mientras transcurría aquella conversación telefónica con el Papa ella no salía de su asombro. "El papa Francisco me había llamado por teléfono y estaba dedicándome una clase magistral sobre el cuadro de Caravaggio" y una "lección de ternura en forma de llamada de teléfono".
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