Cómo es la muestra más esperada de la temporada, en el nuevo museo MACA de Punta del Este
Pablo Atchugarry inaugurará mañana su última obra: un gran centro de arte contemporáneo que recibe la muestra antológica “Christo & Jeanne Claude en Uruguay”; LA NACION recorrió el lugar en exclusiva antes de la apertura
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PUNTA DEL ESTE.- A contrarreloj y desafiando los avances de una pandemia que comienza a complicar la temporada, el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA) ultima los detalles para inaugurarse mañana, a las 17, con la exposición Christo & Jeanne Claude en Uruguay, una muestra antológica con más de 50 obras realizadas por el reconocido artista búlgaro y su mujer, inédita en Latinoamérica.
La unión entre naturaleza y arquitectura caracterizan las 40 hectáreas en las que se sitúa la Fundación Atchugarry, que en 2007 creó el escultor uruguayo Pablo Atchugarry, y que con este proyecto lleva a cabo su sueño mayor: generar un espacio de encuentro entre el arte y el público de su país. En ese territorio que es su lugar en el mundo, donde se encuentran su casa, su taller y el Parque de Esculturas, se incorpora ahora la última gran obra, el MACA.
El museo, diseñado por el arquitecto Carlos Ott, resalta por sus líneas orgánicas de Eucaliptus Red Grandis que fue elaborada y cortada en vigas en Francia, y luego ensamblada por técnicos franceses in situ, siguiendo las líneas curvas del terreno. La construcción demandó tres años y el resultado es una obra que se inserta en el terreno de una forma orgánica, en diálogo con el paisaje de Manantiales, y que se conjuga perfectamente con la línea conceptual de muchos de los trabajos de Christo.
“Para mí la obra de Christo es la obra de un soñador”, afirma Atchugarry sobre el trabajo del búlgaro, que murió en su casa de Nueva York en mayo 2020, y quien junto con su mujer, Jeanne Claude, concretó durante muchos años grandes sueños que fueron “envolviendo” alrededor del mundo. La pareja fue icónica por generar intervenciones monumentales en paisajes naturales y urbanos, enmarcando su arte dentro del Enviromental Art. Desde el Reichstag en Alemania hasta el Arco de Triunfo en París (la hazaña póstuma) o una isla en Australia, la dupla “empaquetaba” con miles de metros de tela y soga estos sitios emblemáticos, alterando el entorno y creando experiencias únicas por 14 días; luego se destruían para nunca más replicarse. Ese carácter efímero fue una de las características fundamentales de su obra y estaba ligado a otro concepto clave en la vida del artista: la libertad.
En palabras de Christo: “Nadie puede comprar nuestros proyectos. Nadie puede vender un ticket para experimentar nuestros proyectos. La libertad es enemiga de las posesiones, y el poseer es igual a la permanencia. Es por eso que nuestros proyectos no pueden permanecer y deben destruirse para siempre. Nuestros proyectos son una vez en la vida, y nunca jamás en la vida.”
La decisión de inaugurar el MACA de Punta del Este con la obra de Christo surge de la admiración del propio Atchugarry, que convocó al coleccionista Jorge Helft para formar parte de la junta directiva del museo: justamente fue el argentino quien hizo la gestión para el desembarco de Christo & Jeanne Claude en Uruguay. La muestra incluye más de 50 obras provenientes de su colección privada y del Christo and Jeanne Claude Studio en Nueva York, con curaduría de la directora del Studio, la italiana Lorenza Giovanelli, que acompañó a Christo en sus últimos trabajos. El criterio de la selección fue la amplitud para poder reflejar las distintas etapas de la vida artística del hombre iba por el mundo envolviendo sueños: desde sus comienzos en 1958 hasta la última obra antes de su muerte en 2020.
“Él lograba hacer algo intemporal, que tuviera un tiempo muy acotado y efímero, y lo conjugaba con la otra parte del trabajo que era documentar esos proyectos, para generar algo como cualquier otra obra de arte que permanece en el tiempo. Me gustó mucho esa dialéctica: el sueño que desaparece y el sueño que queda materializado”, reflexiona Atchugarry durante una visita exclusiva con LA NACION, antes de la apertura del museo.
El inicio del recorrido por la muestra coincide con la primera etapa de la creación de Christo. Allí, por ejemplo, está Barrels (1958) que consiste en tres barriles de distintas alturas forrados con tela, una de los primeras obras del artista con esta técnica, de efecto escultórico y bajo costo, que pronto se convertiría en un denominador común de su producción. “Sus primeros trabajos son importantes para entender el futuro de su obra y cómo comenzó a trabajar las escalas”, señala Giovanelli.
En un área destinada a los “paquetes” están los objetos envueltos con tela, o polietileno transparente, y soga. Si bien el artista nunca quiso dotar de sentido sus piezas, una de las visiones que tenía al realizar este procedimiento era devolver a los objetos la noción de ser cosas físicas, y no portadoras de significado. Le preocupaba la textura, la forma, más que el contenido. “Christo estaba fascinado con el uso de la tela como materia prima, con la forma de revelar y esconder que podía generarse a través de los distintos géneros. Además, la tela tiene una cualidad nómade y su vida también estuvo marcada por esta condición. Viajó mucho, nunca sintió que pertenecía a un lugar y no tenía miedo de moverse. Siempre estaba con la mente abierta”, afirma la curadora.
La experta cuenta que la pareja solía comparar sus proyectos con esas comunidades que construían sus casas con telas y después de un tiempo se iban. Desde los inicios, su obra está ligada a un sentimiento de libertad y conectada con la condición propia del ser humano, que vive mutando y en constante transformación.
“Christo es indudablemente un gran artista, luchó por expresarse con libertad desde que era un niño y pasó toda su vida intentando lograrlo, algo que no pudo donde nació, en Bulgaria, por el régimen comunista que gobernaba mientras el era un estudiante de arte. Esto marcó su vida, con su elección de abandonar su país y viajar continuamente hasta encontrar un lugar al que llamar su casa, que fue Nueva York”, sigue la italiana.
Continuando con la visita aparece The Floating Piers, Lago Iseo, Italia 2014-16, parte de las famosas series de obras monumentales: instalaciones a gran escala en íconos arquitectónicos urbanos o paisajes. En este caso, envolvieron una isla con 100.000 metros cuadrados de tela amarilla brillante que, a través de superficies flotantes, creaban un camino de tres kilómetros que conectaba una isla con la tierra firme. La intervención atrajo más de 1.6 millones de personas de todas partes del mundo, en un hecho que solo ocurriría por 14 días, una sola vez en la vida.
Si bien muchas veces le pidieron replicar estas experiencias, Christo nunca aceptó. ”El Enviromental art es imposible de replicar ya que las circunstancias geográficas, las condiciones climáticas, las personas que se involucraban, todo era parte de la obra en sí, y nunca podría reproducirse de la misma manera. Por eso son experiencias hechas para vivir solo una vez y nunca más.” sentencia Giovanelli.
Al final del recorrido se ve apartada una obra llamada Matsaba. “Antes de morir, Christo nos dejó instrucciones detalladas para que completemos los únicos dos proyectos que dejó sin realizarse. Uno fue envolver el Arco de Triunfo en París, que realizamos en Septiembre del 2021, y el otro es el Matsaba, que está intentando realizarse desde 1977.” La idea del Matsaba comenzó antes de 1977, el artista quiso construirlas en varias locaciones pero nunca tuvo éxito. Esta obra será la escultura más grande realizada en la historia del arte, estará hecha por más de 400 mil barriles y será la única obra permanente.
Christo legó al equipo el detalle y la guía de cómo llevar a cabo el proyecto, lo único que falta es el permiso para realizarlo, situado en ese específico rincón del desierto de Abu Dabi. “Nos dejó en claro que continuemos con su proyecto hasta que lo cumplamos. Esta es nuestra misión. Es un honor para nosotros tener la chance de llevar a cabo su sueño final y hacerlo realidad,” afirma Lorenza Giovanelli.
Para la inauguración de mañana, el anfiteatro del MACA recibirá al Ballet Nacional del SODRE y a un embajador de la canción de Brasil, Toquinho, que promete un show en vivo al aire libre -también el guitarrista Matías Atchugarry dará un concierto-. Desde las 17, horario de la apertura, esperan recibir en el parque a unas diez mil personas, que en grupos reducidos, de a 300, podrán ir recorriendo el museo. Además de Christo & Jean Claude en Uruguay, en las otras salas se pueden ver Gráfica encapsulada, con las reconocidas heliografías que León Ferrari realizó durante sus días de exilio en Brasil, y una muestra permanente con esculturas de Pablo Atchugarry que ve aquí y ahora un sueño cumplido. “El museo, en definitiva, es un contenedor de sueños -dice-. Y la idea es que el espectador pueda encontrarse con un panorama de grandes referentes del arte mundial contemporáneo. Me gusta la idea de ser como un arqueólogo, que encuentra obras y transmite a otros esa sensación que percibo cuando las veo”.
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