“Cometierra” subió a escena en la voz de más de cien escritores
Esta mañana se realizó una lectura colectiva de la novela de Dolores Reyes en medio de la polémica por su incorporación en un programa de escuelas bonaerenses; fue a sala llena en el teatro Picadero
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Hoy, antes de la diez de la mañana, ya había una larga fila de lectores -muchos de ellos docentes y jóvenes- en el pasaje Discépolo; todos esperaban que se abrieran las puertas del Teatro Picadero para asistir a la lectura colectiva de Cometierra, primera novela de Dolores Reyes y objeto de una polémica por la inclusión de ese y otros libros -todos escritos por mujeres- en un plan de lecturas de la provincia de Buenos Aires destinado a estudiantes secundarios. Participaron 108 autores y hubo familias con niños entre el público.
A medida que escritoras como Claudia Piñeiro, Gabriela Cabezón Cámara e Inés Garland llegaban al teatro, se escuchaban ovaciones. Reyes posó con jóvenes que habían hecho pósteres con la portada de Cometierra (obra de Jazmín Varela). El acto duró más de dos horas.
La lectura, organizada por Piñeiro, Cynthia Edul, Lucía de Leone, Ana Laura Pérez y María Laura Pérez Gras, contó con el apoyo del productor teatral Sebastián Blutrach, que prestó la sala con capacidad para 250 personas. Hubo más de 300. “Es un orgullo para mí que el teatro sea sede de un evento apartidario y en defensa de la cultura”, dijo Blutrach a este diario. En vez de actores, al escenario subieron más de cien reconocidos escritores como Juan Sasturain, Luisa Valenzuela, Alejandra Kamiya, Carlos Gamerro, Liliana Heker, Martín Kohan, Mariana Travacio, Gloria Peirano, Marcelo Figueras, Osvaldo Aguirre, Liliana Heer, Jorge Consiglio, Ana Ojeda, Lloyds y Gabriela Franco, entre muchos otros, que leyeron desde el comienzo la novela, incluida la dedicatoria: “A la memoria de Melina Romero y Araceli Ramos. A las víctimas de femicidio, a sus sobrevivientes”.
La pianista Guillermina Etkin acompasó la lectura con una cadencia que fue “contagiando” la performance literaria grupal. Silvina Gruppo, Gabriela Borrelli Azara y Silvia Hopenhayn sorprendieron por sus interpretaciones de la historia de la joven detective apodada Cometierra.
“Fue un acto muy significativo, hoy en el Día Internacional de la Palabra; hicimos lo que no hizo mucha gente que atacó los libros, que fue frenar y leer -dijo Reyes a LA NACION-. Desde la vicepresidenta en adelante, me han adjudicado un fragmento de Las aventuras de la China Iron [novela de Gabriela Cabezón Cámara], es decir que nadie había leído nada. Lo que hicimos fue juntarnos y hacer lo que nos apasiona y queremos que sea un derecho para todos: leer”.
“Nunca vi a tantos escritores juntos en un mismo acto”, bromeó Juan Diego Incardona, que leyó un fragmento de la novela de Reyes. “Fue todo muy armónico”, agregó Sasturain, que tampoco recordaba un evento literario semejante al de esta mañana. “Como estoy en X y me ‘cancelan’ día por medio, estoy acostumbrada a los ataques”, dijo Tamara Tenenbaum.
También participaron periodistas y escritores de no ficción, como María O’Donnell, Noelia Barral Grigera, Patricia Kolesnicov, Facundo Pastor (que aludió a la “coherencia tenebrosa” de un sector del oficialismo) y Marina Abiuso. “Me aterra el contexto -afirmó la guionista y humorista Flor Alkorta-. Me siento en 1984, no en la fecha sino en el libro”. Editores como Juan Boido y Julieta Obedman, de Penguin Random House; Adriana Fernández y Mercedes Güiraldes, del Grupo Planeta; Marcos Almada, de Alto Pogo; Paula Brecciaroli, de Conejos; Leonora Djament, de Eterna Cadencia, y Maximiliano Papandrea, de Sigilo (sello que lanzó Cometierra en 2019), estuvieron en el Picadero. Impulsada por la polémica, la novela volvió a las listas de best sellers.
El momento más emotivo del acto fue cuando Reyes leyó uno de los fragmentos finales de Cometierra, en el que la protagonista recuerda a su maestra, la “seño Ana”, víctima de un femicidio. Tras un aplauso cerrado, Reyes tomó nuevamente el micrófono, agradeció y dijo: “¡Aguanten los libros, siempre!”, lo que provocó que todos se pusieran de pie.
A continuación, otra de las autoras involucradas en la polémica, la docente Sol Fantin, leyó un fragmento de su libro de no ficción Si no fueras tan niña. Memorias de la violencia. “La política del Gobierno no es mi campo -dijo a LA NACION-. Más que un ataque a los libros, esto fue un ataque a la educación y al rol de los docentes”. Cuando Fantin leyó, varias personas en la sala lloraron de emoción.
Piñeiro leyó las primeras páginas de Las primas, de Aurora Venturini, y Gabriela Cabezón Cámara, fragmentos de su novela Las aventuras de la China Iron, donde figura uno de los párrafos que cuestionó Villarruel.
Para la escritora Cecilia Szperling, Reyes es la “Lali Espósito de las letras” y la agresión libertaria estuvo dirigida contra todo lo que la escritora representa. “Es del conurbano, es maestra, es feminista y estuvo a favor de la ley del aborto, es ambientalista. Se la ataca por lo que representa, como cuando mandaron a Borges al gallinero”, comparó.
Al final del evento, el escritor y profesor Julián López leyó el comunicado que firmaron más de 2400 escritores, editores, periodistas, traductores y libreros de Hispanoamérica, entre ellos, el Premio Cervantes Sergio Ramírez y su compatriota Gioconda Belli, Irene Vallejo, Alejandro Zambra, Rosa Montero, Mónica Ojeda, Carlos Zanón y Fernanda Trías. “Escritoras y escritores argentinos y de diversos lugares de Latinoamérica y España llamamos a una defensa irrestricta de los libros, de los planes de lectura y de las bibliotecas -concluyó López-. Las escritoras y escritores no somos rehenes de ningún régimen ni de ninguna campaña electoralista. No se pueden permitir ni la ridícula ofensiva oscurantista ni la violenta personalización sobre ninguna escritora o escritor para contiendas que no tienen nada que ver con las razones y los objetivos de nuestro trabajo”.
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