Coincidencia
Las alturas siempre tienen algo de inquietante. Para algunos pueden ser hasta magnéticas. Otros, de solo pensarlo son invadidos por un insoportable vértigo. Si a estar en un lugar elevado le agregamos además el estar suspendido en el aire, solo sostenido por un arnés, la sensación puede ser cautivante o desesperante. Peor aún cuando no hay demasiada opción, porque no se trata de una aventura, sino de una obligación. Estos hombres están trabajando. Como todo es cuestión de costumbre, suponemos que para ellos estar allí es tan natural como estar sobre el piso. En distintas posiciones, están abocados a remover la imagen de un muñeco de una publicidad en un centro comercial en Pekín. Esa carita feliz ni se imagina que pronto le van a arrancar la sonrisa de esos labios rojos carnosos. Como en el caso de los hombres, lo de ella también ha sido un trabajo: vender…, también en las alturas.