Clarice Lispector, ese enigma que tiene nombre de mujer
Narradora y cronista, fue sobre todo una figura fascinante y mitológica como la Esfinge; hoy, homenaje y actividades en el Museo del Libro y de la Lengua
Las guías turísticas le causaban tedio. Nada la seducía menos que pisar las huellas de esos mapas de la experiencia, manuales construidos a partir del consenso de lo que algunas voces destacan de una cultura y civilización. La ruta más transitada -el mainstream- le generó siempre náuseas y los flashes en torno a monumentos magnánimos, próceres y deidades la encandilaban. Su interés estaba depositado en lo doméstico, en los rincones de las casas y de lasvidas anónimas.
Clarice Lispector visitó Egipto, pero, sin embargo, no lo conoció. No pudo penetrar en esos recovecos de historias y sólo paseó por los paisajes que ilustran las postales. Quien recoge esta desilusión es su biógrafo Benjamin Moser en Why This World. "No logré descifrarla, pero ella tampoco a mí", escribiría sobre la gran Esfinge de Guiza quien luego, con este sustantivo convertido en epíteto, se convertiría en una figura mitológica de las letras, adorada por los mortales de las generaciones posteriores, fuente eterna de enigmas y de juventud perenne.
The New York Times consideró que la edición de sus relatos en inglés recopilados bajo el título The Complete Stories es uno de los mejores libros de 2015, y una flamante marca de indumentaria argentina bautizó algunos de sus modelos con el nombre de la escritora.
Sus feligreses le rendirán hoy un homenaje, "La hora de Clarice", con motivo de un nuevo aniversario de su nacimiento, en el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional (Las Heras 2555, con entrada libre y gratuita), un encuentro donde habrá lecturas, música, talleres, instalaciones y otra variedad de ofrendas a esta pitonisa.
La hora en la que comenzará este rito no es casual: las 14.30, aquella que, parafraseando su cuento "Amor", era considerada peligrosa por la protagonista ya que la casa quedaba vacía y "los árboles que había plantado se reían de ella".
Cinco cosas que pocos saben de ella
Claves para descifrar una vida y una obra en voz baja
La sombra de Virginia
"Luce como Marlene Dietrich pero escribe como Virginia Woolf", exhaló Gregory Rabassa, su traductor al inglés, cuando la conoció, en alusión a su belleza y a la utilización de la técnica del fluir de la conciencia. Aunque Lispector admiraba y citaba a la británica, esta comparación le generaba malestar.
Cronista popular
La gran dama de las letras no tuvo, ni siquiera luego de su consagración, un sereno pasar económico. Desde 1967 hasta 1973 publicó una crónica semanal para el popular Jornal do Brasil, un espacio que era esperado con ansias cada sábado por sus admiradores. Estas aguafuertes están reunidas en Revelación de un mundo.
Mejor que Borges
Quien se animó a realizar esta comparación entre la obra del argentino y la pluma de Cerca de corazón salvaje fue la mismísima Elizabeth Bishop, quien luego tradujo varios cuentos de Lispector. La amistad entre ambas mujeres se prolongó durante un par de años hasta que se disolvió para siempre, sin escándalo.
El infierno son los otros
Lispector abandonó Brasil para acompañar la carrera diplomática de Maury Gurgel Valente, con quien acababa de contraer matrimonio. La pareja tuvo dos hijos, pero ella solicitó, tras dos décadas de unión, el divorcio. Gurgel Valente luego se casó con una mujer más joven, a quien Lispector le hizo la vida imposible.
El existencialismo
El intelectual brasileño Silviano Santiago se refirió a Lispector como "una musa del pensamiento", una escritora que erigió una arquitectura filosófica ambientada en escenarios domésticos donde el ser humano se interroga sobre su propia naturaleza y condición.
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