Cine y literatura, la pareja perfecta para esperar la gran noche de los Oscar en Hollywood
Detrás de una lista de nominaciones siempre hay una biblioteca posible de armar en base a historias que inspirados o literalmente funcionaron como guion adaptado de las películas que compiten por una estatuilla
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Como pareja estelar, el próximo domingo otra vez el cine y la literatura irán de la mano a Hollywood para la entrega de los Premios Oscar. Varias películas están basadas o inspiradas en novelas, biografías y relatos de autores clásicos y contemporáneos como Leon Tolstoi (filtrado por el Nobel Kazuo Ishiguro en Living), Erich Maria Remarque, Joyce Carol Oates, Claire Keegan y Carlo Collodi, el creador del inmortal Pinocho. Hasta se podría decir que la candidata nacional al Oscar a mejor película extranjera, Argentina, 1985, se basa en un libro emblemático del retorno de la democracia: el best seller Nunca más: informe final de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, publicado en 1984.
Entre las diez candidatas a mejor película, dos son adaptaciones de libros. Ellas hablan, dirigida por la canadiense Sarah Polley (autora de un libro de “ensayos narrativos”), y protagonizada por Rooney Mara, Claire Foy, Ben Whishaw, Jessie Buckley y Frances McDormand, es la versión fílmica del libro homónimo de la canadiense Miriam Toews, publicado en español por Sexto Piso. En su novela, la autora reconstruyó hechos ocurridos en la colonia menonita de Manitoba, en Bolivia; en 2009 trascendió que más de un centenar de mujeres (adolescentes, adultas y ancianas) habían sido drogadas y luego violadas por un grupo de hombres de su propia comunidad. En una asamblea y sin la presencia de hombres, las mujeres debaten sobre qué decisión deben tomar.
La otra gran candidata al Oscar a mejor película -y que también compite con Argentina, 1985 en la categoría de mejor película extranjera- es Sin novedad en el frente, del director alemán Edward Berger que adaptó la extraordinaria novela del alemán Erich Maria Remarque. Narrada desde el punto de Paul Bäumer, joven soldado que se alista en la guerra por consejo de un profesor y con la aprobación de su padre, en la trama se evidencian los horrores de la Primera Guerra Mundial, en la que Remarque participó en su juventud. La novela se lanzó en 1929 y ese mismo año fue publicada en varios países, entre otros, la Argentina, con traducción del escritor Álvaro Yunque para el sello Claridad. En 1938 y a la manera del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, el autor fue privado de su ciudadanía alemana por las autoridades nazis; ejemplares de su novela ya habían sido quemados por ser considerados “antipatrióticos”. En 1947, Remarque obtuvo la ciudadanía estadounidense, y en 1958 se casó, en segundas nupcias, con la actriz de Hollywood Paulette Goddard, con quien vivió hasta su muerte en 1970.
Sin novedad en el frente fue llevada al cine tres veces. En 1930 por el estadounidense Lewis Milestone, que ganó dos premios Oscar: mejor director y mejor película. En 1979 fue adaptada por el estadounidense Delbert Mann. Y la tercera adaptación -con nueve nominaciones en la ceremonia del próximo domingo- se estrenó en Netflix a finales de octubre de 2022. Otras novelas del autor, como las recomendables Arco de Triunfo y Tiempo de vivir, tiempo de morir, también fueron llevadas al cine.
Otra “rival” de la película de Santiago Mitre es The Quiet Girl, película del irlandés Colm Bairéad que se basa en Foster, la primera novela de la irlandesa Claire Keegan que, en la Argentina, se publicó con traducción de Jorge Fondebrider con el título de Tres luces (Eterna Cadencia). La protagonista y narradora es Cáit, una chica de nueve años que debe pasar una temporada en casa de unos parientes lejanos hasta que su madre haya dado a luz a otro hijo de una familia ya numerosa. Con los Kinsella, la niña descubre una nueva forma de vivir y verdades ocultas en una casa donde, como le han advertido al llegar, “no hay secretos”.
Ana de Armas, la primera actriz cubana en ser nominada a un Oscar, interpreta a Marilyn Monroe en Blonde, del director Andrew Dominik, que adaptó la novela homónima de Joyce Carol Oates, que fue finalista del National Book Award en 2000. En el libro de Oates, que no se considera una biografía, se mezclan datos reales y ficticios, de manera similar a lo que había hecho Norman Mailer en su criticada biografía de la estrella de Hollywood. “Blonde es una ‘vida’ radicalmente destilada en forma de ficción y, a pesar de su longitud, el principio de apropiación es la sinécdoque”, aclara la autora en referencia al montaje de escenas agrupadas en la novela, que se publicó en español en Alfaguara, con traducción de María Eugenia Ciocchini.
Con dos nominaciones al Oscar (mejor guion adaptado y mejor actor), Living, del sudafricano Oliver Hermanus, es una adaptación de la película japonesa Vivir (Ikiru) dirigida por Akira Kurosawa, que a su vez se inspiró en el clásico relato de Tolstoi, “La muerte de Iván Illich”, que narra el declive de un hombre que ha sacrificado su vida en el altar de las obligaciones, acaso sin ninguna otra razón más que obedecer. El guion de Living tiene la firma del Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro y Bill Nighy encarna al señor Williams, el protagonista de la película.
La versión del mexicano Guillermo del Toro de Pinocho, el clásico del italiano Carlo Collodi, compite por un Oscar a la mejor película de animación. La historia, que fue publicada por entregas en diarios en 1882 y 1883, se convirtió en un clásico de la literatura infantil y juvenil, a pesar de las desventuras que debe padecer el pobre títere de madera creador por Gepetto. Del Toro ambientó la historia en el momento de auge del fascismo en Italia.
“El gato con botas”, otro relato popular europeo que se transformó en un cuento para niños, recopilado por Charles Perrault en Cuentos de antaño, podría llevarse un Oscar por El gato con botas: el último deseo, de Joel Crawford y Januel Mercado. Si bien es menos moralista que otros cuentos reunidos por Perrault, sin duda es uno de los más divertidos. En este categoría también compite Monstruo del mar, de Chris Williams, se vincula con Moby Dick, el clásico por antonomasia de la literatura estadounidense, de Herman Melville.
El niño, el topo, el zorro y el caballo, de Peter Baynton y Charlie Mackesy, es la adaptación del libro homónimo de Mackesy (publicado en español por Suma), que narra la amistad entre cuatro animales de distintas especies. Compite como mejor cortometraje animado, del mismo modo que Mi año de penes, de Sara Gunnarsdóttir, basado en el atrevido cómic de Pamela Ribon Notas a los chicos (y otras cosas que no debería compartir en público).
En muchas otras películas nominadas este año por la Academia de Hollywood los libros y la lectura desempeñan un papel sugestivo, como en el caso de Tár (donde se ve el ejemplar de Challenge, una novela en clave de Vita Sackville-West, amiga y amante de Virginia Woolf) y de Imperio de la luz (en el que la protagonista, que encarna Olivia Colman, lee poemas de Alfred Tennyson, W. H. Auden y Philip Larkin). En otros casos, cumplen un rol funcional, como pasa con Moby Dick, la de Herman Melville, en La ballena, o con Ulises, la novela de James Joyce que uno de los desventurados influencers lleva a bordo de un lujoso yate en El triángulo de la tristeza.
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