Cincuenta años de compromiso con la poesía
SUMMA Por Ana Emilia Lahitte (Municipalidad de La Plata) - 321 páginas
ESTE volumen de homenaje reúne y celebra medio siglo dedicado por la poeta platense a la escritura y a la difusión asidua, nacional e internacional, de la poesía argentina contemporánea. Como afortunadamente se trata de un homenaje en vida, que se agrega a los muchos premios y reconocimientos ya recibidos por la autora, ésta ha podido intervenir con acierto en la compilación y la selección de su vasta obra . Ha preferido, al mero orden cronológico, otro ordenamiento más sutil, que abre el libro con un texto clave de madurez (Los abismos, 1978) y lo cierra con una antología de poemas de sus primeras obras, significativos, sin duda, pero más alejados de ese momento clave en que cada poética encuentra la plenitud de la propia voz.
Los abismos nos introduce en una estética despojada, fundada sobre la gravitación de los sustantivos y de lo sustancial, lanzada a un tenso y dramático juego conceptual de fuertes contrastes. Vida y muerte, tiempo y eternidad, debaten en una subjetividad que problematiza su instalación en el cuerpo (morada/prisión) y gira, fascinada, en torno a un núcleo cerrado de misterio que alucina peligrosamente ("tratando de mirar lo que me ciega,/lo que me abisma, lo que me destruye").
En Los dioses oscuros (1980) el lenguaje se vuelve aún más elíptico y elusivo, con una tendencia a lo aforístico que produce verdaderos impactos poéticos ("El hombre es la distancia entre Dios y el silencio"). Se intensifica la tendencia a la conjunción metafórica de lo aparentemente incompatible, así como la violencia de las imágenes, que late aún bajo la superficie más pulida de los tropos. Los animales de presa (halcón, tigre, hiena) y los avatares del cuerpo (que devora y es devorado, que fluye en sangre) marcan intensamente la textualidad.
Luego de un poemario intermedio, reunido en la sección "El padre muere" (de emotividad íntima y reconcentrada), aparece un libro de gran envergadura: El tiempo, ese desierto demasiado extendido. Se desarrolla en él -renovada- una musicalidad presente en los primeros textos de la autora. Es el momento de los balances, de la aquilatación de lo vivido desde múltiples ángulos.
La historia familiar y cultural, el erotismo, la plegaria, se entretejen en poemas de notable decantación, donde a la concisión aforística suele unirse la densidad plástica y simbólica de la imagen ("La duda es un extraño paraíso/ donde Dios puede al fin dejar de ser eterno"), y también en piezas de largo aliento e impronta nostálgica ("Barrault", "Altri Tempi").
El oxímoron, la paradoja, transforman las carencias humanas (ceguera y sed) y las inscripciones del tiempo y del conflictivo amor (heridas, tatuajes, marcas) en un trabajo de incesante riqueza.
La sección titulada "Poemas anteriores", por fin, recopila la primera etapa de la obra de Lahitte, desde los sonetos (elogiados por Juan Ramón Jiménez) hasta -entre otros- los textos de "El muro de cristal" o "La noche y otros poemas", atravesados siempre por la interrogación metafísica, por "los dioses de la sed" que rigen una continua y fecunda preocupación existencial.
Por María Rosa Lojo