Cinco murales revelan sus secretos
Berni, Castagnino, Spilimbergo, Urruchúa y Colmeiro los pintaron en 1945 para unir el arte y la arquitectura en la ciudad
Para todos los que quieran escuchar, la guía Mariel Altobello toma decidida el micrófono y anuncia en español, inglés y portugués que está a punto de comenzar la visita guiada gratuita a los murales de Galerías Pacífico, pintados el siglo pasado en la cúpula central del paseo de compras porteño.
La propuesta de los responsables del centro comercial es que los miles de visitantes que lo recorren a diario levanten la vista por unos minutos para deleitarse con la obra de grandes artistas de la pintura.
Son las 11.30 en el shopping y los más curiosos se acercan tímidamente a la fuente ubicada en la planta baja de la galería. El agua, que hace mucho ruido mientras fluye, de pronto se detiene para no opacar el relato. La guía, una joven licenciada en Bellas Artes, espera a los más rezagados. Otros, que prefieren no permanecer de pie, participarán de la visita guiada desde las mesas de los cafés más cercanos.
"Vienen muchos turistas, pero los más interesados en conocer la historia de los murales son los de habla hispana y los brasileños", advierte Altobello. Los recorridos comenzaron el 14 de este mes y se realizan todos los días, hasta fines de febrero, a las 11.30 y a las 16.30.
En treinta minutos, el público conoce los detalles y los secretos que atesoran las pinturas que, con la temática del hombre y los elementos -agua, tierra, viento y fuego-, pasan inadvertidos para la mayor parte de los visitantes. También se proponen juegos con los colores y los trazos de los murales para despertar los sentidos en el público.
"Es muy lindo que la gente mire hacia arriba, valore más los murales a los que les fueron indiferentes y entienda de qué se trata", agregó Altobello.
Declarada patrimonio cultural de la ciudad en 1989, la cúpula central fue pintada en 1945, cuando se remodeló el edificio usado por el Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico, que le dio su nombre al paseo comercial.
Los argentinos Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino, Lino Spilimbergo, Demetrio Urruchúa y el español Manuel Colmeiro tardaron un año en dibujar con carbonilla y pintar los 450 metros cuadrados del techo, trabajo que acordaron realizar en dos meses. Fue la altura de los andamios lo que motivó la demora: los armaban para pintar y los desarmaban para controlar desde el piso -lugar desde el que se verían las obras- las proporciones de los cuerpos y de los paisajes.
Los murales fueron restaurados dos veces desde su creación. La primera, en 1968, bajo la dirección de Berni. En 1991, un equipo argentino-mexicano realizó un verdadero "operativo de rescate y reparación" después de una exhaustiva investigación histórica para proteger los colores y los materiales originales.
Recorrido visual
Ahora, la guía propone un recorrido visual de los murales en sentido de las agujas del reloj. El primero es el de Spilimbergo, "El dominio de las fuerzas naturales", en el que pescadores y trabajadores urbanos se mezclan entre inmensas montañas que denotan el silencio y la soledad en la lucha por vencer a la muerte.
A la derecha se encuentra la obra de Berni, con colores más intensos a simple vista. En "El amor" están presentes los sonidos típicos del campo compartidos por una pareja enamorada, el sol hecho hombre y una mujer que por su blancura remite a una Venus.
El siguiente es el mural "La pareja humana", de Colmeiro. Las figuras desnudas en colores pasteles se cruzan en el espacio. Las expresiones de los rostros demuestran el temperamento de los protagonistas de la pintura.
Al girar un poco hacia la derecha, Castagnino profundiza el intimismo de Berni en "La vida doméstica". Los personajes son típicamente argentinos acompañados por infaltables caballos. La figura de la maternidad asegura el toque poético que el grupo de maestros quiso imprimir en la cúpula.
El recorrido visual finaliza en la obra de Urruchúa. "La fraternidad" describe la tolerancia entre las razas y los sexos, con figuras humanas dinámicas en medio de una naturaleza estática que las contiene.
Los murales están separados por pinturas más pequeñas que combinan los trazos de los cinco maestros. Urruchúa y Spilimbergo, por ejemplo, eligieron figuras humanas con manos alargadas para representar el esfuerzo del trabajo.
La consigna final que propone la guía es admirar y sacar conclusiones propias.
Es entonces cuando algunos eligen sentarse en el borde de la fuente, debajo de la cúpula, para contemplar las obras. Otros se acercan a la guía para hacerle preguntas o ver las fotografías antiguas de los artistas trabajando en los andamios.
"Este shopping es muy distinto de los demás justamente por los murales. Son una belleza y es muy importante que se los mantenga en buen estado", opinó Mariana Alvarez, de 25 años, mientras se fotografiaba con Daniela y Giovanni, que pronto partirán a la isla canaria de Tenerife.
Manos a la obra
- Berni, Castagnino, Spilimbergo, Colmeiro y Urruchúa formaron el Grupo de Pintores Muralistas de Buenos Aires para llevar el arte a los grandes edificios. Berni explicó, en 1980, cómo se trabajó en las Galerías Pacífico: "Sobre una maqueta en yeso de casi un metro y medio de diámetro, colgada del techo en el viejo estudio de Urruchúa de la calle Carlos Calvo, usando reglas flexibles, hicimos en su concavidad un trazado geométrico general". Sobre este esquema se trazó una línea que unió los dibujos de los pintores. En la cúpula se repitió el esquema de la maqueta sobre el revoque seco y cada artista trazó su dibujo con carbonilla.