Cierre de escuelas y restricciones a la cultura: opinan intelectuales y artistas
A horas de comenzar una nueva “cuarentena cultural” escritores, directores de museos, bailarines, coreógrafos, pensadores y gestores expresan sus puntos de vista sobre las nuevas medidas
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“#LaCulturaNoContagia. #LaCulturaEsSegura”, posteó Enrique Avogadro, ministro de Cultura porteño, en sus redes. Las críticas a la decisión presidencial que restringe a partir de mañana la circulación en AMBA a partir de las 20 y suspende las clases presenciales por quince días, a partir del lunes, no paran. Más allá de los cacerolazos en la mayoría de los barrios porteños, en las redes sociales se discuten las medidas del gobierno por lo intempestivas. Mientras que la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET) va a acatar la norma de cierre de salas y teatros, un grupo de artistas, productores, docentes y técnicos autoconvocados anunciaron una movilización para hoy, desde las 19, en los alrededores del Teatro Colón para protestar contra el decreto de Alberto Fernández. “¡Basta! No podemos más”, exclaman.
Esta vez, varias personalidades de la cultura prefirieron no opinar para evitar sumarse a la grieta y quedar en medio de una nueva (¿o la misma?) discusión política. Otros manifestaron su opinión enseguida y de manera pública. Hubo cruces, claro. Pero también posturas muy fundamentadas con datos y cuadros, como hizo en un hilo de Twitter el escritor Guillermo Martínez: “Tal como están las cosas me parece bien suspender la presencialidad por dos semanas y estudiar qué pasa. Eso debería dar evidencia para pensar hacia adelante”, escribió como remate.
No hay necesariamente contradicción entre decir que "las escuelas con protocolos son lugares de bajo contagio" y decir que "las clases presenciales fueron y son disparador y combustible de la curva de contagios". Las dos cosas pueden ser ciertas.Veamos el gráfico: (sigue) https://t.co/n7O9lDkFV4
— Guillermo Martínez (@leoysubrayo) April 15, 2021
En cambio, Eduardo Sacheri, que además de escritor es docente de Historia en un colegio secundario, está en contra de la suspensión de clases. Consultado por LA NACION, el autor de La pregunta de tus ojos dijo: “Me siento autorizado a hablar del cierre de escuelas porque soy profesor de secundario y doy clases hace 25 años. Creo que los protocolos que se estaban usando eran muy específicos, muy claros, y se estaban respetando a rajatabla. Por lo tanto, creo que es una actividad de muy bajo riesgo epidemiológico. Yo di clases con máscara de acrílico más barbijo a más de dos metros de mis alumnos, con el aula ventilada, y ellos siempre con barbijo y a un metro y medio uno de cada uno. Me parece que el cierre de escuelas debería haber sido lo último de lo último de lo último, no lo primero, más después de un ciclo lectivo entero sin clases presenciales y con todo lo que eso implica. Las clases virtuales son un auxilio, un apoyo, un pequeño paliativo, pero de ningún modo reemplaza la educación presencial”.
Juan José Sebreli y Marcelo Gioffré, autores de Desobediencia civil y libertad responsable, son contundentes: “La presencialidad en la educación es indispensable. Está probado que los contagios son bajísimos e, incluso, que favorece la detección y el aislamiento de la enfermedad. Los argumentos de Alberto Fernández de que los discapacitados no entienden o que los chicos intercambian barbijos son canallescos y ridículos. Ningún plan sanitario se puede apoyar en anécdotas”. En una columna de opinión analizan los alcances del decreto, que todavía no fue publicado en el Boletín Oficial.
En línea con Sebreli, Santiago Kovadloff también considera que las medidas no harán más que asfixiar al sector cultural. “Las crecientes restricciones que nos imponen quienes se muestran más proclives a la improvisación que al conocimiento también destruyen muchas de las fuentes de la cultura. Y no solo al privar de trabajo a quienes con ellas se ganan el sustento. La asfixia impuesta a la las salas de teatro, cines, salas de conciertos, centros religiosos y bibliotecas, entre otros escenarios de la cultura, priva de alimento sensible y reflexivo a miles de personas y vuelve más vulnerable nuestro organismo espiritual: lo empobrece y desalienta. Es así como la pandemia de la insensibilidad gubernamental se complementa en forma siniestra con el virus que amenaza y enferma nuestros cuerpos. Este proviene de la naturaleza. El primero, en cambio, de una imperdonable impunidad”, comentó a LA NACION.
“La escuela es crucial para la salud emocional y sentimental de los chicos”, asegura Canela. La autora y editora de libros infantiles opina que hay una voz que el gobierno no escuchó: “Falta la voz de los maestros y, desde luego, la de los padres. Pero hablando del ámbito escolar creo que falta la voz de los maestros, que no es la voz de los gremios. Ese es el problema en este país. Tengo la sospecha de que hay una zona gris que no fue explorada adecuadamente. Podría haber habido una compulsa desde el Ministerio de Educación para ver qué opinan los docentes y aumentar la vacunación. Este problema se replica en otros lugares del mundo y también hay protestas. Me pregunto, además, por qué no hay una vestimenta de protección para los maestros como usan los médicos”. Canela resalta, además, que después de una cuarentena tan prolongada como la de 2020 ahora es difícil pensar que en dos semanas volverán a abrir las escuelas. “Si el gobierno pudiese ser creíble y planteara que la experiencia sin clases es solo por quince días, pero quién lo cree ahora. Faltan estadísticas como para determinar qué pasó en cada escuela durante estos meses como para que esta decisión tenga un fundamento en números. Creo que entre los alumnos hubo poco contagio y entre los docentes, un poco más, pero alrededor del 1 por ciento. Con respecto a la noche, me parece que se podría haber puesto una hora más tarde como para que los locales tengan un margen mayor. El presidente tendría que haber tomado medidas humanamente más consideradas”.
Según el Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, las restricciones para los próximos quince días “son necesarias para el cuidado de la salud de todos y todas. El ministerio seguirá estando cerca del sector de las industrias culturales y de sus trabajadores y sus trabajadoras como el primer día”, anunció. Su par de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, ya se había manifestado preocupado por la salud de la Cultura cuando la circulación se había restringido desde la medianoche. “Sería una herida de muerte”, dijo entonces. Hoy lamentó la situación por Twitter: “No es justo que la cultura sea la primera en cerrar y la última en abrir. El diálogo y la toma de decisiones en forma consensuada, previsible y a partir de los datos y de la evidencia son valores fundamentales para que podamos superar esta crisis juntos. #LaCulturaEsSegura”, posteó.
Los museos nacionales y porteños, que venían funcionando con reserva previa y capacidad limitada, están en un terreno incierto hasta que la publicación del decreto aclare el panorama punto por punto. Desde el Moderno, su directora, Victoria Noorthoorn, dijo a este diario que la experiencia de estos seis meses de funcionamiento con protocolos demostró que los museos son espacios seguros, esenciales y necesarios. Así lo explica: “Seguros porque, al igual que las escuelas, su accionar reglamentado permitió impedir situaciones de contagio. Esenciales porque, como lo ha afirmado la Organización Mundial de la Salud, están científicamente comprobados los beneficios para la salud física y mental de todas las personas de todas las edades que entran en contacto con el arte. Y necesarios porque los museos son agentes de producción y fomento de las artes, son instituciones que no sólo dan trabajo y visibilidad a miles de artistas y trabajadores culturales, activando múltiples economías en su derredor sino que cumplen un rol crucial educativo y social fundamental. Finalmente, en tanto laboratorios creativos, los museos cumplen también la misión fundamental de adelantarse a los cambios sociales y culturales, ofrecen plataformas de investigación y accionan micropolíticas que tienen un potencial poderoso de cambio y transformación”.
Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa, coincide con su colega: “Uno entiende la gravedad del problema, pero me parece que los espacios culturales han sido desde que reabrieron lugares de absoluto cuidado. Siempre se respetaron los protocolos y no hemos tenido casos de Covid. Estoy a favor de que sigan abiertos. Se podrían adelantar los horarios de visita, pero cerrar la posibilidad de ir a un museo me parece una opción que no favorece en este contexto. Hay que confiar en el ciudadano. Tanto las instituciones como el público somos capaces de visitar una exposición con los cuidados del caso y tener un momento de remanso en medio de la pandemia”.
Teatros y otros escenarios
En el ambiente del teatro y de la danza también están preocupados. El productor Lino Patalano confirmó que los integrantes de Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales van a acatar las medidas, aunque no la comparten. ”Estuvimos reunidos toda la mañana x Zoom varios productores de todo el país. Vamos a reprogramar los espectáculos para mayo en el ámbito de CABA porque, por ejemplo, Córdoba va a seguir con la actividad teatral sin ningún problema, Mendoza y Santa Fe también. La actividad se estaba recuperando y ahora quedamos de vuelta parados. Los protocolos en los teatros funcionan de manera impecable, con mucha seguridad. Veníamos hablando con funcionarios de la Nación, provincia de Buenos Aires y Capital en muy buenos términos y por eso el anuncio fue tan sorpresivo. Estamos viendo si los fines de semana hacemos teatro a la tarde, como las funciones de matiné para chicos. Pero todavía no sabemos si eso se puede. Coincido con que la cultura no contagia”.
El coreógrafo Mauricio Wainrot estrenaba el 24 de abril una obra propia sobre Astor Piazzolla con el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Se postergó, por supuesto. Wainrot está indignado. “Alberto Fernández justificó el cierre de escuelas con la insólita frase ‘Los chicos juegan a cambiarse los barbijos’. Hasta el momento el que ha cambiado de roles en forma constante es él, que se somete a los caprichos y las órdenes de Cristina Kirchner. Tal vez por eso dijo esa desafortunada frase: si ese es el motivo por el cual no debería haber clases es patético. ¿Lo lógico no sería controlar que no lo hicieran? Tener a todos aterrados en sus casas, atrasando sus aprendizajes, con el agravante para los padres que trabajan, es descabellado”, sostiene y arremete también contra la falta de vacunas y la posibilidad de convocar a las fuerzas militares para patrullar la ciudad. “Es un acto descarado y repugnante militarizar nuestra ciudad. Con la terrible historia que hemos tenido, con la antagónica relación que hubo y aún existe entre civiles y militares, pretender llenar de uniformados nuestras calles es una violación. No pueden tomar una medida tan fuera de lugar y de tan poco sentido común. La ciudad de Buenos Aires es un territorio autónomo con su propia Constitución. Tenemos nuestro propio gobierno: un jefe de gobierno que hemos votado. Tienen que respetar nuestras decisiones, cualquier cosa fuera de esto es una ilegalidad total”.
El Ballet Estable del Teatro Colón estaba con ensayos presenciales y tenía funciones programadas. Su directora, Paloma Herrera, contó: “El ballet del teatro está trabajando súper bien en estos momentos de tanta dificultad con protocolos sanitarios súper controlados (grupos reducidos, testeos regulares) y aunque nos llena el alma poder hacer lo que nos hace feliz, entendemos perfectamente el contexto mundial y lo que estamos viviendo. La salud de todos definitivamente está primero y tenemos que seguir las directivas”.
Federico Fernández, director del grupo Buenos Aires Ballet que, como él, integran varios bailarines del Colón, da su punto de vista. “Nuestra función programada para el 25 de abril en el Teatro Astral se suspende a raíz del decreto presidencial que marca la restricción. Esta compañía llevó adelante diferentes trabajos para llegar a escena sin contacto físico y con creaciones especiales. Sin dudas el ámbito de la danza llega a un límite doloroso, donde no hay forma de recuperar el físico, el ánimo y la economía. Tenemos todos los protocolos para llevar adelante ensayos y funciones. Si se reabre todo el 30 de abril, no podremos estrenar hasta estar nuevamente entrenados. Acompaño todas las medidas de cuidado que se implementan y no creo en otra solución que no sea el aislamiento y la vacuna, pero a la vez me parece necesario un acompañamiento concreto del estado a nuestro sector que debe tener respuesta inmediata”.
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